miércoles, 30 de diciembre de 2020

Ella es Abril, tiene cinco años y es lo más espontánea que hay.

 




Ella es Abril, tiene cinco años y es lo más espontánea que hay. Tremenda en todo sentido. Mandona. Intensa. Cuando se ríe lo hace a mandíbula batiente. Si algo no le parece correcto lo dice y no se calla nada. En todas partes es igual, sin filtro, en la casa, en el colegio, en la calle. Hace un rato veníamos camino a la casa cuando escuchamos a un niño gritar, estaba varios metros más adelante que nosotros con un grupo de adultos.
Los adultos, "muy simpáticos" ellos, esos típicos que creen que molestando y burlándose de los niños son tíos más "cool", tiraban al niño (de unos 5 años, como mi hija Abril) de brazos en brazos por los aires mientras el niño pedía a gritos casi llorando que lo dejaran en el suelo.
Abril apuró el paso, nosotros, mi marido e hijos, vimos desde atrás cómo se paró al lado del grupo de adultos (unos ocho o nueve, entre mujeres y hombres) y les preguntó que por qué hacían eso, que cómo no se daban cuenta que al niño no le gustaba. El hombre que tenía al pequeño en brazos al parecer no escuchó a Abril y le dijo al niño: "¡Eh, mira, una niña. Tú eres un niño y estás lloriqueando. La niña se reirá de ti!”.
Abril muy segura le respondió enseguida :" ¡NOOO! no me reiré." Y agregó: "Adultos, no sean malos con los niños. A los niños hay que cuidarlos y tratarlos bien".
Se les quedó una cara de sorpresa e incredulidad a todos los presente, imagino que no esperaban que una niña de sólo 5 años tuviera más criterio que ellos.
Nosotros no opinamos nada, sólo miramos y sonreímos.
La conocemos muy bien y sabemos que siempre salta al ver situaciones de este tipo, es la que interviene y pone la cara cuando cree que alguien lo está pasando mal. Lo hace en el parque, en el colegio, de hecho más de alguna vez ha hablado con los profesores cuando ha sentido que han sido injustos con algún compañero. “Todos nos equivocamos, incluso los adultos”, así se los dice.
Ella siempre habla con la verdad, es directa, sin miedo y nunca miente.

 


 

Niños maltratados = Psiques debilitadas = Daño emocional.





Irene es delgada y menuda, está cansada y lleva mucho rato llorando. Está tan agotada que no tiene ganas de comer. Juan la toma fuertemente de un brazo y la tira al suelo. Luego, la arrastra hasta el baño y la mete a la ducha y le deja caer el chorro de agua fría por aproximadamente un minuto.
Irene se calla (que no es lo mismo que calmarse), tiene miedo y mantiene ese llanto a saltos, pero muy en silencio. Finalmente, Irene se duerme agotada de tanto llorar. Estresada, angustiada, con desesperanza total.
Irene tiene 35 y Juan 40, son marido y mujer.
Esto que acabo de describir sería un abuso y un horror para casi todo el mundo, pero si Irene fuese una niña la práctica estaría absolutamente justificada. En ese caso la gran mayoría diría que se está “educando". Tiene que obedecer y saber quién manda. No le pasará nada por unos golpes y unas duchas frías, a todos nos pegaron y estamos súper bien. No hay que exagerar, dicen.
La crianza y la educación habitual es ya de por sí neurótica, carente, autoritaria y abusiva y si a eso le sumamos familias desestructuradas, ausentes, carentes de recursos intelectuales y/o emocionales, pues ya es el desastre.
Cultura de la dominación y de la represión, más flagrante aún frente a los niños, sobre quienes se vierte toda la mierda emocional, reproduciendo así el desamparo y la neurosis generación tras generación.
Familias y escuelas basadas en la represión, el abandono y el miedo.
Ahí está todo. O nada. Como prefieran.

Niños maltratados = Psiques debilitadas = Daño emocional.

 


 

Según los datos oficiales una de cada cuatro niñas sufrirá abuso sexual en la infancia

 

Según los datos oficiales una de cada cuatro niñas sufrirá abuso sexual en la infancia. ¡Y ojo! en la inmensa mayoría de los casos vendrán esos abusos por familiares o amigos. Es aterrador, lo sé, pero es importante saberlo. Por ejemplo, la alegría con la que algunos padres dejan a sus hijos pequeños a dormir en casa de amigos puede ser una imprudencia si no se toman las medidas adecuadas; la primera, saber qué padres son. Obviamente los pederastas no llevan un cartel en la cara y los padres no pueden adivinar quiénes son, por lo que es muy necesario hablar con nuestros hijos sobre su privacidad. Explicarles que sus partes íntimas nadie puede tocarlas.
Desde muy pequeños podemos enseñarles a conocer sus límites físicos y emocionales y que sientan que tienen derecho a defenderlos y a decir que no. Motivo suficiente para no obligar a los niños a dar besos a los adultos si no lo desean. Por ejemplo, ¿cómo se le explica a un niño qué es el consentimiento si lo fuerzan a saludar de besos en estas fechas o cada vez que ve a un adulto?
En mi caso, una norma que llevo a rajatabla con mis hijas y que usé con mi hijo mayor durante su infancia, es que no duermen en casa de nadie. Al pederasta no se le reconoce por la cara, ni por sus miradas ni por sus actos cotidianos y como no se puede detectar a simple vista quiénes son, yo como madre tomo mis precauciones. Que soy una exagerada. Quizás, puede ser, pero no me perdonaría en la vida que una de mis hijas fuese abusada por alguien a quien yo le he facilitado de alguna manera dicho abuso por desconocimiento. Las protejo de esa manera, al menos mientras sean pequeñas. Además, ya están aprendiendo defensa personal. Nunca estará de más.
Como cada vez es más frecuente ver noticias sobre abusos infantiles por parte de adultos, y más en niñas que en niños, lo digo siempre: nunca dejen a sus hijos con adultos solos, a menos que los conozcan muy bien y confíen en ellos plenamente.
Los pederastas casi siempre están en el entorno cercano, pueden ser abuelos, padrastros, tíos, vecinos, amigos de la familia, profesores, curas o entrenadores, y a veces, sólo a veces, desconocidos.
Podría ser cualquier adulto que por alguna circunstancia se las arregla para quedar a solas (a veces incluso sin quererlo, con nuestro consentimiento).
Los hay en todas las profesiones y cargos. Son cientos de miles, no son cuatro pelagatos. Y la mayoría de las veces no se sabe quiénes son hasta que ya es tarde.
A lo largo de los años han llegado a mí innumerables historias de víctimas de abuso sexual infantil. Adultos que de niños fueron abusados por algún familiar o persona muy cercana.
Historias terribles, niñas abusadas desde muy pequeñas por tíos, hermanos, abuelos borrachos que se metían en sus camas de noche.
Niña violada desde los 8 años de manera sostenida que a los 13 parió una hija enferma, hija con daños neurológicos tan graves que nunca podrá caminar ni hablar. Y no siendo suficiente con todo este horror es obligada por sus propios padres a irse a vivir con su violador (hermano de la madre) y dos años después tiene otro hijo.
Madres que me han contactado desesperadas porque descubren señales de que sus pequeños han sido abusados por alguien cercano. Lamentablemente el abuso sexual infantil es mucho más frecuente de lo que creemos y no discrimina clases sociales ni religiones (peligrosísima mezcla esta última).
Y se esconde muy bien tras el silencio, la culpa, los secretos, las mentiras, la negación, la vergüenza y la enferma lealtad familiar.

 


Ojo con las peleas que se orquestan justo para las fechas importantes



¿Cómo van esas reconciliaciones de fin de año? Ojo con las peleas que se orquestan justo para aniversarios, cumpleaños, días especiales. Típico que para las fechas importantes los narcisos manipuladores se enojan. Así se van y vuelven cuando quieren. Les gusta pelear, sabotear las relaciones y se inventan cualquier excusa para hacerlo.
Son relaciones abusivas. Personas tóxicas que dañan a quienes los quieren porque cuando alguien de verdad quiere, lo demuestra con hechos.
No sólo es importante alejarse y poner límites a la gente tóxica, también es necesario analizar las “inmunodeficiencias” emocionales de quienes no logran detectar o defenderse de las conductas manipuladoras.

Pd: en la foto tomando sol de invierno. Aunque 26 grados no es tan invierno, no? 


Los que no se la pongan la vacuna contra el coronavirus deberían estar vetados en determinados sitios



Las previsiones en Alemania dicen que el 50% de la población no se quiere poner la vacuna del coronavirus. Y por lo visto en muchos otros países el tema anda igual o incluso peor.
Si no se la va a poner la mayoría de la gente no vamos a estar protegidos. ¿Les suena la inmunidad de rebaño? Pues eso. Las vacunas tienen mayor eficacia cuanta mayor población se vacune. Por ejemplo, ha habido enfermedades en niños que ya estaban erradicadas y que, gracias a los anti vacunas, han vuelto. De todas maneras, el que no se quiera vacunar allá él, esto no va a ser como el sarampión que se aprovechan de la inmunidad de grupo.
Ahora se niegan a ponerse esta vacuna, pero hubo un momento en que se pegaban por ponerle a los hijos la del rotavirus.
Tanto miedo y seguro que se meten dos paquetes de cigarros en el cuerpo al día. Bueno, yo sé de varios que sí.
Tener miedo está bien, pero esta vacuna la han probado en muchas más personas que cualquier otra. Ha sido todo el proceso mucho más rápido porque se han aprovechado 200 años de estudios de inmunología y vacunas, todo el desarrollo de los últimos años de técnicas de Biología Molecular, se han agilizado los trámites, se han solapado fases, se empezaron a producir antes de saber siquiera si servirían. Se ha invertido mucho dinero y mucho trabajo de mucha gente y lo más importante, como es una pandemia, lógicamente hay mucha gente contagiándose, lo que detuvo el planeta. Con la gripe o con cualquier otro virus jamás se ha confinado a la población entera ni se ha cerrado la economía.

Al final cada cual hará lo que quiera, no estoy a favor de que sea obligatorio vacunarse. Pero los que no se la pongan deberían estar vetados en determinados sitios igual que se hace con el certificado de vacunación de los niños en los colegios, que los que no lo están, sencillamente no son admitidos. Así de simple.


 

 

 

La gente con depresión no puede evitar sentirse como se siente.

 Se han manoseado tanto los términos "depresión", "narcisista", "bipolar", "psicópata", que llegó un momento en que se banalizaron y perdieron su significado. Es cierto que usar conceptos técnicos de manera cotidiana ayuda a desestigmatizar algunos trastornos. Pero veo que cada vez más gente, desde la total ignorancia, los utiliza para atacar o desprestigiar a otros. Acabo de leer a una influencer que dice que la depresión es "pura paja mental" y que para ser feliz hay que comer sano, hacer ejercicio, meditar, DECIDIR ser feliz porque el poder está en la mente. Puro bla, bla, bla, típico postivismo pueril, basura que quiere obligar a estar bien, porque es lo que vende. Apariencias. Lo que los demás digan y crean es lo que importa.
¿Por qué empeñarse en quitar importancia a las molestias o sufrimientos de los demás? ¿Superioridad moral?
Con este tipo de mensajes engañosos lo único que se consigue es hundir más a las personas que padecen estas enfermedades. Se puede hacer mucho daño desde el supuesto amor. Las palabras pueden adornar y ocultar mensajes cargados de violencia. Siempre he dicho que esto es peor que la confrontación directa (con la que vas de frente y al menos te puedes defender), porque la falsedad de las palabras amables que esconden cuchillos te dejan en una posición de indefensión enorme.
Hay que cuidar la salud mental de verdad. Las cosas no se solucionan con salir a bailar, comer lechuga, pensar en otras cosas, hacer como que no existen o con mucha fuerza de voluntad. A veces no se puede nomás y hay que buscar ayuda.
He visto a mucha gente que transita por estados depresivos profundos, gente que no se permite estar enferma porque "la depresión es de los débiles", porque la gente fuerte "elige" ser feliz y no pierde el tiempo complicándose la vida con angustias y demases.
La gente con depresión (la que tiene depresión de verdad, no la que anda tristona o bajoneada) no puede evitar sentirse como se siente. Su cuerpo perdió la homeostasis y su química no funciona bien. Da lo mismo lo hermosa de su familia, el día bonito, lo terrible que pueda ser la vida de otros. La gente con depresión necesita ayuda.
Cuando se le dice a alguien que está deprimido, "¡ánimo! Mira a tu alrededor. Tienes todo lo que necesitas. Mira por la ventana el día hermoso", no se ayuda. Una persona con depresión no puede ver lo bueno en su vida, aunque sienta amor profundo por sus padres, hijos, pareja, amigos, la vista se nubla y no es un asunto de voluntad. Por ejemplo, hace un tiempo leí una entrevista de Cristián Sánchez (marido de Diana Bolocco), un hombre exitoso, se supone que con una vida realizada en todos los aspectos se quejaba justamente de eso: no era capaz de ser feliz. No podía y lo tenía todo, hasta se sentía culpable por ello. Así fue como pidió ayuda y descubrió que sufría de depresión. Julián Elfenbein, ídem.
Es por eso que banalizar la depresión a estos niveles es de una ignorancia tremenda cuando es en realidad una patología que necesita tratamiento.
Algo parecido pasa con las personas que van de consulta en consulta. Se acostumbran a ir a pocas sesiones esperando que de manera mágica puedan "controlar" lo que les pasa. Y de tanto andar por distintas consultas aprenden terminología técnica, leen libros de autoayuda, copian y pegan citas que encuentran en Facebook. Han pasado por sesiones con distintos profesionales de la psicología, psiquiatras y hasta con charlatanes. Son los que van y abandonan el proceso porque sienten cierta mejoría momentánea, pero ni de cerca la sostenabilidad que necesitan. Es que utilizar conceptos técnicos sin entenderlos no es avanzar. Incluso si aprendieran la teoría, no bastaría.
La terapia no es un proceso sencillo, es un proceso que toma tiempo, paciencia y constancia. Está lleno de crisis que permiten que poco a poco se vaya generando la capacidad de sentir, de comprender y de actuar. Cada proceso es único, tiene su propio ritmo. No se puede acelerar porque hay que tener en cuenta que el motivo que llevó a una persona a una consulta no se generó de la nada, ni esporádicamente. Necesitó tiempo, años, olvidos y mucha historia vivida para llegar hasta ahí. No somos robots, tenemos nuestra historia encima.

 


 

viernes, 13 de noviembre de 2020

Puedo comprender el desamparo emocional

 

 


 Algo que escribí hace 7 años y Facebook me lo recuerda.

No creo ser una afortunada por la infancia que viví, pero producto de todo lo que fui, de todo lo vivido, hoy puedo mirar, escuchar y entender a muchas personas.
Puedo comprender el desamparo emocional y soy capaz de ponerme en el cerebro y corazón del otro porque he vivido el desamparo emocional en carne propia.
Lo que más difícil se torna algunas veces, es mostrarnos tal cual somos, ser libres de mentiras, de autoengaños. El trabajo terapéutico consiste en eso, en iluminar lo que nos asusta, lo oculto, lo no dicho. Hablar para re-narrar la propia historia.
Es bonito.
Difícil.
Intenso.
Se necesita confianza.
Y valentía.
Y me hace muy feliz poder ayudar y ver que cada vez hay más personas (especialmente mujeres) valientes. 



Cuidadito con los narcisistas, egocéntricos


 


Cuidadito con los narcisistas, egocéntricos y seres perversos que tanto pululan por ahí.
Son esas personas que primero te atacan. Te tratan mal.
Tú vas y te defiendes, porque tienes todo el derecho a hacerlo.
Entonces, se hacen los ofendidos. Te culpan y castigan por defenderte. Típica técnica utilizada para negar su acción y evadir su responsabilidad.
Ojo con ellos porque están en todas las áreas (trabajo, familia, etc.) y buscan anular al otro.

 

 

 

 

 

Harta de ver autoengaños



A ver, yo sé que puedo ser brutalmente honesta, y sé que es algo que no siempre gusta. No soy tibia ni indiferente al dar mi opinión. También sé que está lleno de gente que lleva el amén y dice que todo está bien, aunque no lo esté. Yo no, yo digo lo que realmente pienso a la gente que me importa, a la que le interesa mi opinión y con la que trabajo. Pero es que estoy harta de ver autoengaños. Harta de ver cómo se mantienen dinámicas de dominación-sumisión en la que al esclavo lo único que se le ocurre para salir del pozo es quejarse menos y aguantar más para no molestar. Eso también es abuso. Callarse cuando a uno lo agreden, verbalmente o de modo disimulado, también es violencia. Contener el ser verdadero que uno es para gastar esa energía proyectando el personaje que más gusta al público, afecta a toda la vida, que ya no es de uno sino del patrón que se eligió. Hay que aprender de una vez lo necesario que es el autocuidado en esta vida.
Yo no me callo para caer mejor porque no me importa caer mejor. Vivo de ser independiente de criterio y deslenguada. No soporto la infantilización de los adultos. Uno debe hacerse cargo de su vida y de sus errores. Los abusos se disfrazan de muchas maneras. No me interesa que me quieran más por ser sumisa, complaciente o hipócrita. De hecho, ese es el secreto de que me sienta tan bien y duerma tan tranquila, decir lo que otros no pueden decir. Y eso es porque conozco el precio de la libertad, también me tocó pagarlo.

 

domingo, 4 de octubre de 2020

El concepto de autoestima está viciado

Se habla mucho de la AUTOESTIMA. De cómo debemos querernos incondicionalmente. Pero, ¿cómo hacerlo si el concepto mismo de autoestima está viciado? Nos han enseñado que la autoestima es algo que tenemos que ganarnos a través de éxitos, de méritos, logros, o sea, a base de no equivocarnos. A base de tener una imagen física determinada, una situación familiar, económica y profesional determinada. Todos condicionamientos sociales externos.

Es decir, un montón de exigencias que no siempre se pueden cumplir. Son condiciones que al igual que nuestras vidas oscilan o se van transformando a lo largo del tiempo.


Entonces, lo que casi todo el mundo conoce como autoestima, se ha construido socialmente y se ha transmitido en base a eso. Desde muy pequeños a los niños se les va transmitiendo esta idea en las familias, en las escuelas, desde la sociedad en general.


Se interioriza el criterio: merecer o no merecer valorarse o quererse en función de los resultados. Si los resultados son buenos, entonces, puedo permitirme estimarme; pero si los resultados no son tan buenos (al compararme con los demás), entonces, me desprecio.


Esto está muy asociado a la educación en base a premios y castigos; que no es más que conductismo puro y duro (ya lo he dicho antes: Pavlov y sus perros son el ejemplo más claro). Como esta idea de autoestima está tan interiorizada, hay un montón de personas que no logran entender por qué se sienten inseguras, insatisfechas y con falta de amor propio si cumplen con los estándares de éxito que la sociedad impone. Hay quienes dicen que han trabajado muchísimo para superar una autoestima dañada, han ido por años a distintas terapias de todo tipo, pero luego siempre vuelven al punto de partida: a esa autoestima frágil, al reproche, a la crítica, al desprecio. Pero es que aceptarse y quererse no es intentar alcanzar ese concepto de autoestima o "amor propio" que la sociedad impone. Aunque se tenga mucho dinero, el éxito en la vida no se refleja en los gastos que se muestran. Intentar mostrar una "vida lujosa" no es signo de valía.


Creer que los gastos o los productos de "lujo" definen a las personas, la profesionalidad y el conocimiento, no hace más que preguntarse qué valores se tienen.


Ahora bien, hay un hecho que está bastante estudiado, y no lo digo yo, lo dice la ciencia. Los seres humanos necesitamos a otros seres humanos para poder desarrollar el amor propio y el amor por los demás. Es decir, para poder amarte, antes alguien debió amarte. Necesitamos mirada, necesitamos amor, necesitamos sostén, necesitamos espejo. Especialmente cuando somos niños, pero es algo que seguiremos necesitando toda la vida.


La soledad y el miedo son heridas primales devastadoras.


No basta con repetir el eslogan de la autosuficiencia: "ámate tú primero y chao con todos", como si con sólo alejarse de los tóxicos se solucionara todo. Si fuera tan fácil, bastaría con decir: desde ahora me quiero y de manera automática se aceptaría el cuerpo que se ha odiado siempre, por ejemplo.
Pero no, eso no es así, porque la autosuficiencia no es quedarse solo y no necesitar a nadie. Aceptarse, conocerse, quererse y tener una autoestima equilibrada es algo más complejo. Transitar por la vida buscando pertenencia, aceptación y cariño es parte de ser persona.


Por eso nos duele el abandono y nos desgarra el desamor.


Pero hay esperanza, si no fuimos lo suficientemente amados cuando niños, si no hubo alguien que nos aceptara y diera la seguridad para aceptarnos tal cual éramos, crecemos con esa herida abierta y no aprendemos a querernos ni a aceptarnos. De eso se trata la autoestima. pero al crecer podemos elegir rodearnos de gente que nos quiera y respete por lo que somos.


Existe la posibilidad de reparar los vínculos y no necesariamente quedarnos solos. Sin embargo, entender esto, también va de la mano de hacernos responsables de lo que provocamos con nuestra presencia o nuestra desaparición en la vida de los que nos hemos topado. Responsabilidad afectiva, se llama, y quienes somos padres debemos aceptar la gran responsabilidad que conlleva.




sábado, 12 de septiembre de 2020

La crianza a veces es difícil, agobia, agota.

 Algo que escribí hace 7 años.

La crianza a veces es difícil, agobia, agota.
A todas nos pasa, tenemos días buenos y malos, y no sólo los adultos, los pequeños también tienen días malos.
Soy madre 24/7 de tres hijos, todos con necesidades distintas.
Mi hijo Ignacio y su mundo, mundo que todavía no se estabiliza después de este cambio a Londres. También está Mía de 4 años recién cumplidos y Abril que todavía no cumple 2; gracias a la poca diferencia de edad se acompañan y juegan mucho, pero hay ocasiones en que esa poca diferencia nos complica. Esto ocurre cuando estoy sola con ellas, y las dos demandan y demandan al mismo tiempo. Abril al ser la más pequeña se irrita más fácil y confunde. Es ahí cuando siento que se comienzan a agotar los recursos y la paciencia.
La buena noticia es que como me ha ocurrido antes, sé que pasa luego de un ratito porque los "te amo" y los besos vuelven junto con la calma. Sin embargo, la ayuda de mi marido en la crianza, para mí, hace todo más fácil. Y digo para mí, porque cuando yo estoy sintiendo "hambre" me cuesta dar comida a mis pollos. Y no hablo de hambre de guata, hablo de mi hambre emocional, esa parte mía de niña que quedó insatisfecha y que las demandas de mis hijos muchas veces despiertan. Sus deseos y mis deseos insatisfechos se juntan y siento que necesito contención para contener a los míos.
Pero como ya me conozco y sé que nos pasa a todas, pido ayuda y dejo que me ayuden. Como somos sólo nosotros cinco ya que no tenemos familiares ni amigos cercanos en Londres, mi marido está ahí para ayudarme y acompañarme. Se lleva a Mía a jugar para que yo haga siesta junto a Abril o se lleva a las dos al parque para que yo me dé un baño.
Es un amoroso. Nos acompañamos, intentamos comprendemos y no nos exigimos. Entonces, ya más aliviada, me sale más fácil contener a mi pollos cuando pían al mismo tiempo.
Dejo de apretar los dientes y relajo el alma.
A las madres que me escriben y me cuentan que la soledad les pesa a diario, que a veces se sienten malas madres y se arrepienten de las palmadas y gritos que le dan a sus hijos. A ellas que por distintos motivos no pueden recibir el apoyo de sus parejas, pero sí tienen la suerte de contar con otras mujeres para apoyarse, siempre les digo, hablen con ellas, pidan ayuda, pidan compañía. Busquen a sus amigas, a sus madres, a sus hermanas, a esas mujeres sabias que están para ustedes, que están para ayudarlas. En este momento yo no tengo a esa amiga, a esa mujer que me acompañe y que me ayude a cuidar a mis hijos, pero aún así sé lo importantes que son ... ellas son de esas personas que una elige como compañera de la vida.
Crianza en tribu, se llama. En tribu de hermanas.
No es lo mismo estar juntas en persona, pero aquí estoy yo para las que quieran mi "compañía", de este lado también nos ponemos en el lugar del otro.


 

 

Un niño antes de los 3 años no necesita jardín infantil


Una guagua separada de su madre se desespera y llora. Se activa para recuperar a la madre. Llora desesperada y rigidiza sus extremidades. Se estresa. La tasa de cortisol (hormona del estrés que daña el cerebro) en la saliva de los bebés separados de sus madres es el doble de los que han permanecido en contacto con la madre.
Un niño antes de los 3 años no necesita jardín infantil, sala cuna, socializar. Nada. Sólo necesita a mamá y papá. Necesita a su figura de apego principal. Ojalá a su madre. Pero también es cierto que hay ocasiones en que esa madre es el único sustento de su hogar, por lo que se ve obligada a trabajar y dejar a su hijo con terceros. En ese caso, no hay nada que hacer. Eso lo hemos pasado muchas.
Sin embargo, lo ideal sería que fuera UN cuidador por niño y alguien de nuestra confianza; no como pasa en las instituciones, donde hay muchísimos niños para una persona.
Por otro lado, están los padres que pudiendo elegir quedarse en casa cuidando a sus hijos, los mandan a la sala cuna porque están convencidos que trabajar lejos de casa y dejar a los hijos institucionalizados a temprana edad es lo mejor que pueden hacer. He escuchado decir : "Tengo que realizarme..." o "Es que si no se vuelvo pronto al trabajo pierdo todo lo ganado".
¿Qué es todo?
Hay quienes quieren creer que trabajar mucho, mucho, mucho es muy bueno. Claro que es bueno para algunos, pero no para los hijos.
Me entristece esta realidad, no sólo por los niños que sufren la ausencia. También me pone triste la ignorancia con la que se trata a los niños y a sus necesidades. Me entristece saber que existen tantos adultos tratando de convencerse de una ilusión teniendo más opciones: "le hace bien despegarse de mí porque está muy mamón", “Todo está bien, llega raja de cansado a la casa y ni molesta”, “Trabajo todo el día para pagarle un buen colegio”, “desde que lo dejé en el jardín ya no me necesita, ahora echa de menos a la tía”.
Minimizaciones, negaciones. Un montón de mecanismos de defensa que permiten engañarse un momento.
Dicen que no hay que exagerar al preocuparse de los niños, "¡AY! si solo son niños, se acostumbran rapidito". Claro, qué más da, son niños, ¿qué importan, verdad? No hablan, no se quejan, no pueden decir lo que necesitan.
Es cierto que los niños se acostumbran rapidito a todo, pero hay que saber diferenciar entre adaptación y resignación. Creen que una es dura por decirlo, pero no, no es ser nada dura en comparación de cómo se ponen los corazones, las estructuras cerebrales y las sinapsis neuronales de esos hijos por la falta de presencia materna y paterna.
Las salas cunas están hechas por necesidades de las empresas para no perder trabajadores, no porque sea lo mejor para los niños. Y en mayor medida porque los padres no quieren renunciar a un estándar de vida que les permite tener muchas cosas materiales.
Si alguien piensa que a su hijo le hace regio ir a la sala cuna, lamentablemente hay que decirle que ¡NO!. En las guarderías los niños deben competir por la atención del adulto y ni así les hacen caso la gran mayoría de las veces.
El mejor modelo educacional a todo nivel es el finlandés, y ¡sorpresa! los niños entran al colegio después de los 6 años. No hay excusa por ese lado, la parte académica no mejora por adelantar procesos.
Hoy en día se sabe, hay muchos estudios que demuestran (lo obvio) que las experiencias que les ofrecemos y las relaciones que establecemos con ellos moldean el cerebro de nuestros hijos. A menos tiempo, ya se sabe.
La información existe. Pero quien quiera engañarse que lo haga. Eso es otra cosa.



 

martes, 8 de septiembre de 2020

El cuarto mandamiento, “Honrarás padre y madre”

El cuarto mandamiento, “Honrarás padre y madre”, es el que menos me gusta, ya que con él se tolera todo abuso.

Lo sabemos quienes hemos tenido padres maltratadores que se escudaban en ese mandamiento, y ¿dónde está el mandamiento de respetar a los niños?

Cuánto niño maltratado. Violado. Abusado en todas sus formas que debe honrar y respetar a sus padres porque es lo “correcto” o es mala persona si no lo hace.

NADIE MERECE SER HONRADO SI TE HA AGREDIDO EN TU INFANCIA. Mucho menos si son quienes te han traído al mundo y su obligación es cuidarte.

El perdón está sobrevalorado. Se perdona a quien es capaz de arrepentirse o al menos intentar resarcir el daño.

 


El cuerpo somatiza lo que la boca calla.

¿Saben por qué es tan importante hablar? Al hablar le ahorramos trabajo al cuerpo.

Si intentamos darnos tiempo para comprender nuestras emociones y después hablarlas, protegemos a nuestros hijos y a nosotros mismos de desarrollar enfermedades (somatizaciones).

El cuerpo somatiza lo que la boca calla.

También al hablar con nuestros hijos los protegemos de ser víctimas de abusos (algo que se da a cada rato).

Qué triste conocer personas inteligentes, muy, pero muy brillantes, pero con unos dolores y soledades internas que llegan a calar los huesos del frío emocional.

 

 


miércoles, 5 de agosto de 2020

No hay que dejar llorar a los hijos

Los niños chicos lloran cuando necesitan algo (hambre, sed, frío, calor, sueño, cansancio); también lloran cuando se sienten solos, tristes o tienen miedo.

Generalmente a las primeras necesidades los padres no dudan en prestarles atención. Frente a las segundas necesidades muchos dicen: "está manipulando", "es demasiado regalón".

Puede que para el adulto que aprendió a no pedir amor sean tonteras sin importancia esas necesidades, pero para el niño son muy importantes.

No hay que dejar llorar a los hijos solos sin consuelo, nadie pide lo que no necesita.



viernes, 24 de julio de 2020

La forma en qué criamos sí importa, es clave


Por esto es tan importante informarnos. Si hasta hace nada (los años 80 fueron ayer) se operaba sin anestesia a las guaguas y por muuuucho tiempo se ha creído que castigar, golpear, maltratar y violentar de distintas formas es una buena manera de educar a los hijos, es porque hay mucha desinformación, mitos y mentiras con respecto a los bebés y niños.

Yo intento compartir, en palabras simples, lo que las últimas investigaciones en neurociencias y apego dicen.

La crianza respetuosa es una oportunidad de nuestra generación. Podemos leer e informarnos cuando queramos, no hay excusas. Las evidencias están ahí, a un click si lo queremos. Hoy se sabe a ciencia cierta que los buenos tratos fomentan la salud mental. Cada uno es responsable de las elecciones tomadas. Somos mujeres y hombres grandes.

La forma en qué criamos sí importa, es clave. Lo más importante que podemos hacer es criar seres humanos felices, sanos mentalmente. Alguien repleto de cuidados y de amor no se dañará así mismo ni dañará a otros.

Estoy segura que con información podemos hacer cambios.


miércoles, 24 de junio de 2020

No puedo respetar a quien empatiza con violadores, con asesinos.

Yo soy una defensora de la libertad de expresión pero, ¿qué se puede hacer con personas que justifican y hasta defienden el asesinato de miles de personas? ¿Que se pasan por el forro los Derechos Humanos? ¿Se hace oídos sordos? ¿Aplica esto también para amigos?
Hasta hace poco estaba convencida que sólo basta con respetar las opiniones aunque sean contrarias, pero ya no estoy tan segura. A ver, no me molesta que se discrepe. Sigo creyendo que no se puede estar de acuerdo en todo y que el debate aporta.
De hecho, hay temas que cuestioné, algunos los corregí, cambié de opinión y perspectiva. Pero no puedo respetar a quien basa su opinión en el fascismo y el desprecio por los Derechos Humanos. En países como Alemania defender el nazismo es delito y por mucho que uno crea en la libre expresión debe estar prohibido, porque no se puede permitir depredar la dignidad, los derechos y la vida de otros con tanta alegría.
Es que ya no son diferencias políticas, son diferencias de valores, de ética. Y yo no puedo respetar a quien empatiza con violadores, con asesinos. No puedo respetar a los malvados.



lunes, 22 de junio de 2020

Con él supe lo que era el amor incondicional, un amor que nunca pensé que existía.

A las 2:28 de la tarde de un 21 junio, día de Solsticio, como hoy, nació mi hijo Ignacio, más lindo que el sol. Olía delicioso y era lo más lindo que había visto en mi vida. De verdad que era precioso. Con él supe lo que era el amor incondicional, un amor que nunca pensé que existía.

Puerta del Sol. Madrid. 21 Junio 2018






No hay palabras para decir cuánto te amo. Como ocurre con los amores que merecen la pena, diste la vuelta a mi mundo. Desde el momento que supe que te gestaba dejó de parecerme importante lo que hasta entonces me parecía prioritario.

¡Feliz cumpleaños, mi vida! No hay palabras para decir cuánto te amo. Como ocurre con los amores que merecen la pena, diste la vuelta a mi mundo. Desde el momento que supe que te gestaba dejó de parecerme importante lo que hasta entonces me parecía prioritario.
Te amo infinitas veces infinito, hijo de mi corazón ❤️


 En Toledo. España. 21 junio 2018




viernes, 19 de junio de 2020

Con los besos de mi hijo la vida siempre, siempre, siempre me trajo risas y felicidad.

Melancoleando me encontré con esta foto. Es que un 18 de junio, un día como hoy, estaba a sólo 3 días de tener a mi hijo Ignacio en mis brazos. Lo gesté y lo parí sola. Por esos días (y después también) yo lo estaba pasando pésimo. Obviamente la foto no lo dice, pero así era. Muchas mentiras salían a la luz. Quien por aquel entonces aún era mi pareja no era quien decía ser. Y muchas mentiras se hacían verdades.
Con los besos de mi hijo la vida siempre, siempre, siempre me trajo risas y felicidad, aunque hubo momentos en que me moría en el infierno, pero nunca dudé en seguir.
Sé que eso ya es sólo parte del pasado, y no tengo problemas en recordarlo. Hoy estoy tan feliz y orgullosa de mi hijo Ignacio. Mi hijo. Sólo mío por tantos años, hasta que llegó su padre Cristián González ❤️



Nunca serán suficientes besos.

¡Qué tiempos aquellos! Parece que fue hace mucho, pero realmente siento que fue hace muy poco. Qué lindo recordar esos abrazos, esos besos con mi hijo Ignacio. Nunca serán suficientes besos. Nunca.





jueves, 11 de junio de 2020

Ellas ni lo saben ni lo valoran ahora, pero serán su mejor apoyo en la vida.

Me encanta la relación que tienen mis hijas. Su amor e incondicionalidad es recíproco. Son mejores amigas, confidentes, y máximas defensoras la una de la otra.
Mia (10 años) adora a su hermana pequeña, la llama "bebé" desde que nació y de eso ya van 8 años. Tiene una paciencia infinita con ella, porque Abril es de las que agota a un santo. Habla hasta por los codos. Cuando no está, la casa queda con un silencio atronador.
Abril hasta en sueños cuenta con el amor y generosidad de su hermana. El otro día despertó llorando porque tuvo una pesadilla horrible. Un hombre viejo (un rey chino o algo así, me dijo) se quería casar con ella y ella le respondió que no, que era una niña pequeña y que jamás aceptaría eso. El cuento es que ella no se podía negar porque era un hombre poderoso, de no sé qué reino, cosas de su desbordante imaginación que alimenta con tanto libro que lee y películas que mira.
Entonces, apareció Mia y le dijo que escapara, que ella le ayudaría a hacerlo y luego ocuparía su lugar. Abril despertó angustiada. Llorando me decía que cómo podría dejar a su hermana en semejante situación. Pero que ella tampoco quería casarse con ese vejestorio asqueroso. Bueno, después de varios arrumacos y besuqueos se calmó. También hablamos de la obediencia y de que no siempre es bueno ser tan obediente. Que a mí me encanta que ellas cuestionen y que no acepten todo a pies juntillas sólo porque una "supuesta autoridad" lo mande. Que me siento orgullosa de la manera que tienen de decir sin vergüenza lo que quieren y a quién quieren. Pero bueh, eso ya es para otro post.
Pero lo que a mí también me encanta es verlas crecer tan unidas, queriéndose tanto. Ellas ni lo saben ni lo valoran ahora, pero serán su mejor apoyo en la vida.
























Culpa en la crianza

¿Por qué cuando se habla de maternidad y crianza, casi en automático aparece la culpa, el deber, la buena y la mala madre? ¿Por qué se arman bandos entre mujeres? Hay algo que genera culpas, angustias, rabia. En especial ocurre con las madres que no amamantaron, no colecharon, o debieron volver a trabajar sin querer hacerlo dejando a sus hijos en guarderías.
Las que en algún momento de su vida piensan que no consiguieron la maternidad "IDEAL" se sienten atacadas. Sienten que deben defenderse, pero ¿por qué defenderse? ¿Por qué no decir simplemente: “Ok. Genial. Tú pudiste quedarte con tu hijo. Hiciste lo que creíste mejor para tu hijo y para ti y me alegro por eso aunque yo no haya podido o querido hacerlo”?
Supongo que será la culpa que cada una, llegado el momento, tendrá que valorar.
La realidad de todas las madres es distinta. Algunas renuncian al trabajo para quedarse con sus hijos. Pero no es sólo renunciar a un trabajo, hay bastante más detrás. No es tan simple. Otras no pueden dejar de trabajar porque simplemente no comerían ellas ni sus hijos. Entonces, alegrémonos por las madres e hijos que se han librado de la inercia de este sistema defectuoso, y que han dado un pasito más para que todas las demás también puedan hacerlo, porque el éxito de una diada madre/hijo es un éxito para las madres que vendrán.
¡Ojo! Esa maternidad tan especial, tan idealizada es un espejismo que no permite ver la realidad de la maternidad. Por lo que yo he visto, hay muchas mujeres a las que la maternidad les duele y lo callan porque la maternidad ideal es siempre perfecta y color de rosa.
Esto no es una competencia de quién lo hace mejor o peor, pero sólo para dejar de idealizar, existen mujeres que han parido vertical (parto completamente natural sin intervenciones de ningún tipo), están 24/7 en casa, amamantado por más de 2 años, colechado y aún así han generado apegos inseguros con sus hijos. El apego (Teoría del apego: Seguro, Evitativo, Ambivalente y Desorganizado) es un tema mucho más complejo que sólo dar teta o andar con la guagua en brazos. Cada maternidad es distinta, no existe un método perfecto así como tampoco existe la madre perfecta.








martes, 19 de mayo de 2020

No es fácil para algunos mostrar tranquilidad o un poquito de felicidad porque simplemente no la hay.

Si alguien sube una foto donde se ve bien, mal asunto porque no es tiempo para frivolizar ¡¿Hello!? Estamos en pandemia.
Si se comparte información del Coronavirus; mala cosa porque es contribuir al miedo.
Si no se comparte información del Coronavirus; insensible. Cómo no centrarse en cosas serias.
Si se aplaude a los trabajadores de la salud; desubicado porque así no se defienden sus derechos.
Si no se aplaude a los trabajadores de la salud; mal agradecido, ellos se arriesgan por todos nosotros.
Si se compra por internet; inconsciente, el trabajador se expone por tu culpa.
Si no se compra por internet; mala persona, alguien no tendrá trabajo.
Palos porque bogas, palos porque no bogas.
Quejas porque hay personas que cocinan y muestran sus platos todos los días. Ironías porque los que subían fotos en restaurantes o gimnasios ya no tienen vida, hasta eso he leído. Y así suma y sigue.
OK. Puede que a veces sature ver tanta foto o información que a uno no le interesa. Pero no será más fácil silenciar a esa persona o sacarla de la lista de amigos que reírse o criticar cada posteo que hace.
Hoy hay tanta gente sola en sus casas, algunos pasándolo realmente mal. Alegrarse y celebrar que cada uno pase esta crisis cómo mejor pueda, puede hacer una gran diferencia. No es fácil para algunos mostrar tranquilidad o un poquito de felicidad porque simplemente no la hay. No sabemos la realidad del otro. Quizás compartiendo, lo que sea, se siente acompañado. Seamos amables, para todos esta es una situación nueva. Preguntemos cómo están y censuremos menos.
PD: Subo esta foto, primero: porque se me paró la raja y segundo: porque la subí hace unos meses y la corté porque encontré que se veía mucho y hay unas personas cercanas que me quieren mucho ( y yo a ellas), que son muy sensibles a ver fotos mías de este tipo y les molesta.
Pero nop, ná que ver censurarse uno mismo. Así que aquí va completa como la tomó Cristián. Porque si no es con todo, pa’qué?




martes, 12 de mayo de 2020

La maternidad debiera ser una cuestión de salud pública.


Vaya por delante que me encantan los chocolates, los regalos y en especial las tarjetas preciosas que me hicieron ayer mis hijas por el día de la madre.
En este día en el que todas las madres son la mejor madre del mundo, a mí me preocupa más el equilibrio emocional de las madres. Saber si realmente se sienten bien bajo toda esta presión de la madre perfecta. Donde la culpa hace que pongan buena cara cuando no saben cómo sostenerse. 
Porque es de buena madre, de buena mujer aceptar estoica sin quejas lo que venga. 

Yo he visto muchas mujeres dedicar su maternidad y matrimonio desde la sumisión. 
La bondadosa, la buena madre y buena esposa que trabaja sin descanso, la que perdona y tolera todo con una sonrisa, es lo que venden como perfección en este día. Ecuación perversa ya que las deja siempre en el último lugar de los cuidados, porque a partir de ahí, cuesta mucho poner límites a otras personas, se relacionan desde el servilismo, olvidándose de su bienestar, de sus necesidades, de sus deseos. Lo hacen todo por y para otros y ellas desaparecen. Anulan sus necesidades. 

Muchas madres se sienten malas madres porque piensan que “no hacen lo suficiente”.
Hay mujeres a las que les cuesta conectar con sus hijos. Se sienten tristes cuando "deberían" estar contentas. Otras no entienden por qué están tan cansadas, pero es que criar es mucho más sencillo cuando los cuidados se comparten con el padre o pareja, pero no sólo los de los hijos, también el hogar y sobre todo la carga mental. 

Hay muchas dificultades para las madres, y éstas pueden ir desde la soledad en la crianza hasta trastornos mentales graves.

Por ejemplo, un estudio hecho en México demostró que el 56% de las madres sufre depresión postparto. De este tema ni se habla debido a la vergüenza. Muchas mujeres aquejadas por este trastorno se lo guardan, por lo que no pueden ser diagnosticadas y mucho menos tratadas.
Hace falta hablar de estos temas para que las mujeres que viven estas situaciones sepan que no están solas, que no están falladas y que se puede pedir ayuda.
El TOC (trastorno obsesivo compulsivo), depresión y ansiedad son trastornos más comunes de lo que se cree en la vida de las madres. También está la psicosis posparto, enfermedad poco frecuente pero muy grave. Sin tratamiento todos los trastornos mentales pueden volverse crónicos y ser causa de mucho sufrimiento para la madre y su familia.

Cualquier madre puede verse afectada, aunque hay factores que aumentan el riesgo de depresión. La falta de apoyo, la soledad y la precariedad son agravantes de una situación que no siempre tiene una causa única bien definida.
La maternidad debiera ser una cuestión de salud pública. No un día de celebración y seguir el resto del año sin prestarle atención a las verdaderas necesidades de las madres o comprender la real importancia de los primeros años de vida de los hijos. Por el bienestar mental de las madres y de sus hijos, es que se necesita primero cuidar a las madres.

Ojalá llegue el día en que todas las madres y esposas se den cuenta que tienen derecho a descansar, a hacer cosas que les gusten, a desconectar. No son malas madres por ello. Les han hecho creer que tienen la culpa hasta de lo malo que otros les hacen.

En la foto, con 6 meses, esperando a Abril.

lunes, 4 de mayo de 2020

La importancia de no ejercer jamás la violencia sobre los niños para evitar adultos enfermos.


Hace un tiempo vimos el "Joker", película por la que Joaquin Phoenix ganó un Óscar el año pasado. Yo no soy experta en cine, pero creo que es súper merecido el premio. Phoenix logra exponer a la perfección las consecuencias que en la vida adulta tiene la violencia y el maltrato infantil. Muestra cómo crecer en una familia sin amor, con agresiones físicas y psicológicas o con ausencias irreparables, favorece la enfermedad mental y replicar la violencia en la adultez.

Hace tiempo que no escribo sobre este tema en mi muro, las tantas veces que lo hice no faltaban los comentarios diciendo que no es para tanto, "que a todos nos golpearon cuando niños y que gracias a eso salimos bien". Pero la verdad es que sí es para tanto. El sólo hecho de justificar el maltrato infantil demuestra que la violencia que se ejerce sobre los niños casi siempre es de manera inconsciente. Digo inconsciente porque casi todo el mundo acepta que golpear con una vara o cinturón es maltrato pero muy pocos reconocen que un bofetón lo es. O un tirón de pelo. De hecho, la frase “gracias a una bofetada a tiempo es que salí bien“, es un clásico.

Hoy en día es sabido que golpear a un niño es delito y se ha prohibido totalmente en los colegios y en los hogares por ley, es decir, si un profesor osara golpear a un alumno le puede caer una demanda (lo curioso es que ahí los padres saltan como leonas a defender a sus crías). Pero en los hogares lo siguen haciendo y no hay manera de controlarlo porque es lo normal, a casi todos nos han educado así: con bofetadas y castigos físicos.

Alguien podría decir que bajo este razonamiento todos seríamos violentos. Y no, afortunadamente no todas las personas que sufren violencia en la infancia serán violentos de adultos ya que hay muchas fórmulas en el camino para superar esos daños, en principio, irreparables. Irreparables, porque la violencia se hereda y lo que hay son distintos grados de violencia. A menos que esos traumas infantiles y dolores internos sean procesados con la ayuda de algún alma caritativa, algún testigo dispuesto a acompañar.

Es importante recordar que la violencia tiene muchas formas de manifestación, la agresión física no es la única que puede ser ejercida, también está la psicológica, igual de poderosa y dañina. Los insultos, repetirle a los hijos que son unos inútiles, que no sirven para nada, hacer referencias a su físico, a su manera de ser, ponerles etiquetas ofensivas, eso también genera adultos enfermos, con problemas que, tarde o temprano saldrán en forma de comportamientos agresivos contra los demás o contra sí mismos (baja autoestima, anorexias, bulimias, alcoholismo, crimen, drogadicción). Nada de esas actitudes contra los hijos queda impune, todo pasa factura. En unos grados diferentes pero la pasa.

Tenemos tan interiorizada la violencia que si no hay agresiones físicas de por medio, la mayoría de las veces pasa desapercibida. Es cierto que no es lo mismo un palmetazo en el culo que dar una paliza a patadas pero, porque sea menos doloroso, no deja de ser violencia. Tampoco es lo mismo robar un monedero que robar un banco pero ambas cosas son robos. Con o sin penas, pero éticamente reprobables.
 
Retomando, así como parece obvio que no todos los niños maltratados de adultos serán maltratadores o violentos, sí es una obviedad que todas las personas violentas han tenido episodios infantiles largos que tienen que ver con violencia.
Existe mucha evidencia, se han analizado las vidas de asesinos, terroristas, psicópatas, tiradores de colegios, tiranos y en todas, absolutamente en todas se encontró relaciones entre los traumas de su niñez y el devenir de sus vidas. Todos tienen en común una infancia llena de maltrato y abuso.
Es decir, la relación entre infancia maltratada y comportamientos agresivos en edad adulta es un hecho irrefutable.

Saber cómo y por qué adoptamos una conducta u otra tiene sus respuestas, como en todo, en la infancia.

Lo he visto infinidad de veces. La mayoría de los problemas de los niños, tanto en el hogar como en el colegio, no son problemas de los niños, son problemas que han creado los adultos: por incapacidad, por soberbia, por ignorancia elegida, por desidia, por maldad o por infravalorarlos.

Entonces, lo que debemos hacer es tomar conciencia de la importancia de no ejercer jamás la violencia sobre los niños para evitar adultos violentos, enfermos.


lunes, 20 de abril de 2020

Educar en tiempos de Cuarentena



A mí no deja de sorprenderme que todavía exista gente, entre ellos los profesores, que no se han dado cuenta de que la situación actual no tiene nada de normal y que deben ser flexibles. En serio, me asombra tanta cerrazón.
Tengo amigos con hijos en distintos países y todos están en la misma situación. Profesores mandando avalanchas de tareas y deberes diarios. Como si ocupando el tiempo de los alumnos y sobre exigiéndoles serán más útiles.
Estamos en una crisis sanitaria y económica a nivel mundial.
Cómo no entienden que la mejor manera de ayudar es dejando a los niños y a sus familias tranquilos.
Muchos niños están encerrados en sus casas viendo la preocupación en los rostros de sus padres. No todos viven el confinamiento de la misma manera, para muchos padres la prioridad es la supervivencia, seguir teniendo luz, agua y suministros de comida, cómo no lo ven, de verdad.
Están los niños que han perdido algún familiar. Los abusados, que su preocupación no es tener una consola o Netflix, sino que sobrevivir el encierro con su abusador.
Por cosas como éstas, creo que es un sinsentido evaluarles o hacerles repetir curso.
Aquí, en California, hace un mes les dieron por finalizado el año escolar a mis hijas, aunque siguen enviando tareas todas las semanas. Leí que Italia dio por acabado el curso con un aprobado general. Pero al parecer en España la cosa aún no se decide.
Yo creo que el aprobado general en estas circunstancias es la opción menos mala para que no colapse su sistema absurdo, obsoleto y reduccionista.
Estaría bien dadas las circunstancias excepcionales y las diferentes situaciones graves que pueden estar sufriendo los niños y sus familias.
Ahora mismo los estudiantes no necesitan aprender álgebra, ni raíces cuadradas, necesitan aprender, dependiendo de su edad, cómo gestionar momentos de crisis, aprender a desarrollar su propio potencial individual y el potencial colectivo como especie gregaria que somos, para así preservar nuestra sobrevivencia. Comprender que para vivir en comunidad es indispensable la cooperación y la generosidad. Tenemos aprendizajes mucho más relevantes ahora, pero prefieren seguir con el mismo programa educativo centenario desde casa pretendiendo como si nada estuviera pasando.
A tal punto llega esta situación absurda que muchos países están incluso liberando presos de bajo riesgo, pero los niños siguen con sus deberes a rajatabla, obligatorios para aprobar el año.
Lo que viene, no sabemos cómo será, pero seguro que habrán cambios. Tenemos que afrontar que la crisis nos va a pasar factura a todos.
Llevamos más de un mes confinados y los efectos psicológicos y emocionales en algunos hogares ya comienzan a notarse en adultos y niños.
Problemas de sueño, irritabilidad, vaivén emocional, síntomas depresivos, ansiedad, estrés.
Los niños son lo más importante, deben estar en el centro, hay que respetar sus necesidades, acoger sus emociones y comprender que cuando acabe esta situación, la salud mental de nuestros hijos será más importante que sus capacidades académicas.
Y si dejan de hacer exámenes o tareas por lo que queda de año escolar tampoco es tan relevante. Esto lo digo por experiencia, pues intentar escolarizar a mis hijas en USA se convirtió en una verdadera teleserie de nunca acabar. Fueron meses de espera. Las vacaciones más largas de la historia, por eso esta situación de confinamiento y que ellas no vayan al colegio no es nueva para nosotros.
Como la primera en entrar a clases fue Abril, le hicieron la evaluación que le hacen a todos los niños para saber su nivel. Son diferentes Tests: Lenguaje, Lectura, Literatura, Comprensión, Matemáticas, etc. Y a pesar de haber pasado todos esos meses metida el día entero en la piscina con su hermana (así aprendió a nadar) mientras el resto de los niños estaba en un aula, el resultado de su Test arrojó que Abril está sobre el 92% de los estudiantes a nivel nacional, es decir, está dentro del 8% superior de los niños de su edad en todo Estados Unidos. La recomendación de los evaluadores a la profesora y colegio es que Abril trabaje con materia dos cursos más arriba de su curso actual.
Con esto quiero ilustrar que se pueden hacer las cosas de una forma que no implique presionar a los niños y que odien aprender, en nuestro caso nunca hemos sobre exigido a nuestros hijos para crear números uno. La Educación es violencia si no tiene como prioridad el bienestar emocional de los niños y su situación. Es posible, se puede hacer que los niños y adolescentes deseen aprender, deseen explorar, experimentar, descubrir. Pero hay que dejar más libertad y no presionar.
Hay que olvidarse de las expectativas, rebajar el esfuerzo, darse permiso para no hacer nada, bajar la exigencia, enfocarse en convivir y estar en paz podrían ser algunas ideas para vivir este confinamiento de manera más relajada, con menos culpa y menos ansiedad.
Especialmente con los niños, exigirles y exigirnos menos y tratar de atravesar la situación de la manera más amable posible, puede ayudar a reducir el estrés en la convivencia estos días.







jueves, 9 de abril de 2020

No se auto exijan y no les sobre exijan a sus hijos


Mis hijas son unas lectoras apasionadas. Leen a diario desde que son muy pequeñas, no importa si es fin de semana, vacaciones o cuarentena. Ellas han disfrutado siempre.
Mía (10) en este momento está leyendo “El diario de Ana Frank” (muy Ad hoc con lo que estamos viviendo) y Abril (8) había empezado Papelucho, pero lo dejó porque no le gustó, así que ahora está con "Mujercitas" (original). Pero no sólo leen, juegan muchísimo todos los días, miran películas, dibujan, escriben. De hecho, Abril está escribiendo su biografía, dice que tiene que hacerlo ahora que es chica para que no se le olviden los detalles más importantes de su vida...Tan apasionada que es mi hija para todo.
Pero así como mis hijas leen por gusto, porque las relaja o por lo que sea, habrá otros niños que prefieran otras actividades: jugar a la pelota, a las cartas, Fortnite o qué sé yo. Lo que no hay que hacer es obligarlos o meterles presión para que hagan lo que los adultos queramos, especialmente ahora que estamos viviendo una situación excepcional, donde muchas familias se sienten atrapadas en sus casas.
A quienes les cueste lidiar con niños en casa y se desesperen, intenten mantenerlos entretenidos. Darles recursos, ideas, proyectos, pero lúdicos, no evaluables. O simplemente dejen que no hagan nada. No se auto exijan y no le exijan a los niños, ya es fuerte todo lo que está pasando. Recuerden que un principio básico para desarrollar la inteligencia y la creatividad es aprender en el asombro, así es como nace el deseo por aprender y esto se logra explorando, experimentando, descubriendo.
Hay que ser realistas, hay niños que también lo están pasando mal y no son sólo los adultos quienes sufren con el encierro. Estamos viviendo una pandemia. Situación completamente excepcional para todos. Ellos nunca han vivido nada parecido y muchos adultos tampoco. Entonces, cómo exigirles que sigan como si nada, por favor, un poco de corazón. Lo importante es que los niños estén lo mejor posible.




Cómo se sintieron nuestros hijos en esta situación de crisis y cómo la hemos afrontado como familia quedará grabada para siempre en su memoria y corazón.



En estos días de confinamiento por la crisis del coronavirus he visto que hay cierto revuelo entre las madres. He leído algunos Post en redes sociales y he hablado con varias mujeres, y veo que muchas están angustiadas por no esforzarse lo suficiente.

Se sienten "malas madres". Se culpan y se perciben a sí mismas como incapaces o carentes de algo, pues siempre podrían hacerlo mejor. Sienten que no juegan lo suficiente con sus hijos, no cocinan suficientemente sano, permiten demasiado tiempo en el computador o la tele, mientras siguen acumulando tareas escolares y aún no empiezan el montón de actividades extra que tenían previsto hacer.

Se sienten mal y culpables al compararse con la "madre ideal en cuarentena", ésa que aparte de encargarse de las labores domésticas, lleva las tareas del colegio al día y le queda tiempo para hacer manualidades o experimentos nuevos con los hijos. Nada más dañino, porque la realidad de cada persona difiere del ideal porque, como ideal que es, es inalcanzable. Además que detrás de esa aparente perfección, muchas veces se esconde la sobre exigencia y la competencia que impide disfrutar esos momentos de manera sana y libre.

Todo esto genera frustración, culpa y mucho malestar. Hay que relajarse, bajar el ritmo. No va a pasar nada si los hijos no hacen tooooodas las tareas que les mandaron. Nada de lo que queda en los temarios y que sea realmente necesario no se podrá aprender el año que viene con más tranquilidad.

He visto que muchos colegios están presionando demasiado con que se siga un programa muy estricto en casa, con horarios demenciales. Quizás es su manera de sentirse útiles, ocupando su tiempo y el de los alumnos con las mismas actividades que ya conocen. No se han dado cuenta de que la situación actual no tiene nada de normal y que deben ser flexibles.

He visto a profesores que han exigido usar plataformas online sin haber dado una clase sobre cómo hacerlo. Profesores que mandan tareas sin explicar nada o sea , que su labor se limita a escoger ejercicios y pedirlos, labor totalmente sustituible entonces porque ni siquiera las corrigen, la aplicación o web lo hace automáticamente. Y en la otra cara están los padres agarrándose la cabeza a dos manos porque son ellos los que tienen que enseñar y no tienen idea de cómo hacerlo (obvio, no son docentes).

Profesores que no contemplan la realidad de quienes no tienen internet en casa o tablets, computadores e impresoras. Profesores que no saben cómo adaptar su asignatura a la realidad actual. A mis hijas les dieron por terminado el año hace más de tres semanas, pero les siguen mandando mucha tarea a diario.

Nosotros decidimos no estresarnos y vamos a nuestro ritmo. Para nosotros la cosa es sencilla: hacemos lo que queremos sin agobiarnos. Las tareas se hacen después del almuerzo y luego juegan, miran tele, toman sol, leen, escriben. Y todos los días miramos una película y leemos algo juntos, o sea, que seguimos haciendo más o menos lo que hemos hecho siempre, pero lo que no haremos es tenerlas 6 horas, el mismo horario del colegio, sentadas en casa haciendo tareas.

Lo que necesitan los niños es sentirse arropados y queridos. Aunque eso signifique romper el horario perfecto que se tenía planificado. Qué importa si no terminan de rellenar hojas con los mismos temas que machacan todos los años o se retrasan. Todos los niños están en la misma situación. No los van a dejar repitiendo a todos. ¿O sí? ¿Podrán ser tan sádicos y mezquinos?

Cada familia debe hacer lo que esté a su alcance en términos de recursos emocionales, económicos, logísticos y de salud. Pero en esta situación tan excepcional, la salud emocional es lo primero. Cómo se sintieron en esta situación de crisis y cómo la hemos afrontado como familia quedará grabada para siempre en su memoria y corazón.


viernes, 20 de marzo de 2020

Cuarentena por coronavirus.

Y, al final, ¿qué es lo realmente importante?
Estar con los hijos y seres queridos el mayor tiempo posible y cuidarse mutuamente.
Evidentemente me preocupan los que sufren y los que amo. Pero la realidad es que a mí no me molesta nada estar encerrada en casa. No he notado grandes cambios en mi día a día. Soy feliz siendo una ermitaña, paso mucho tiempo asi por libre y gozosa elección. VIviría feliz de fines de semana o de vacaciones. Me encanta andar pegada a mis hijos. Los amo con toda la fuerza de mi corazón. Son lo mejor que he hecho en mi vida y, para mí, no tiene precio despertar sin apuros y con besos.
La infancia dura un suspiro por lo que no quiero que se pase sin abrazarlas y demostrarles cuánto las amo. Es ahora cuando aseguro abrazos donde se pierden los miedos y se gana confianza.






sábado, 29 de febrero de 2020

Cuando las palabras bonitas se convierten en autoengaño.

Leo y escucho cosas que hacen que salten mis alarmas inmediatamente. Tengo el ojo calibrado para esas cosas. Prefiero distanciarme del "modelo secta" y, sobre todo, de un determinado concepto que venden de espiritualidad.

Se puede ordenar la casa estilo Feng Shui y Mary Kondo, todo junto.
Leerse mil veces la carta astral.
Hacerse chorrocientas constelaciones familares.
Recitar mantras.
Decretar, que está tan de moda.
Ir por años a terapia, y aún así, no haber cambiado en nada.
Quien realmente no quiere trabajarse, no se va a trabajar.

Mucha gente se interesa por temas de desarrollo personal, hace todo lo que se le aparece por el camino. Es más, en teoría saben todo: qué tipo de personalidad tienen. Qué conflictos tienen. Signo zodiacal. Dicen haber perdonado hasta a quien no lo merece y que ahora aman a todo el mundo. Pero en la práctica no hay acciones de amor. No están conectadas con los demás ni con ellos mismos. No valoran las cosas sencillas de la vida, lo obvio.

Se pierden buscando la grandeza, la fantasía de lo que tiene que ser, eso no existe. Olvidan lo maravilloso y bello que tienen a su lado.
De qué sirve tanto estudio, tanto buscar, tantas flores de Bach o ir a terapia, si se va de pose?

Mientras no se tengan ganas reales de cambio, es un pérdida de tiempo. Es hacer terapia sin terapia.

El papel, al igual que facebook, aguantan todo. Palabras muy bonitas y emocionantes, pero hay que preocuparse cuando esas palabras bonitas no son más que autoengaños.