lunes, 20 de abril de 2020

Educar en tiempos de Cuarentena



A mí no deja de sorprenderme que todavía exista gente, entre ellos los profesores, que no se han dado cuenta de que la situación actual no tiene nada de normal y que deben ser flexibles. En serio, me asombra tanta cerrazón.
Tengo amigos con hijos en distintos países y todos están en la misma situación. Profesores mandando avalanchas de tareas y deberes diarios. Como si ocupando el tiempo de los alumnos y sobre exigiéndoles serán más útiles.
Estamos en una crisis sanitaria y económica a nivel mundial.
Cómo no entienden que la mejor manera de ayudar es dejando a los niños y a sus familias tranquilos.
Muchos niños están encerrados en sus casas viendo la preocupación en los rostros de sus padres. No todos viven el confinamiento de la misma manera, para muchos padres la prioridad es la supervivencia, seguir teniendo luz, agua y suministros de comida, cómo no lo ven, de verdad.
Están los niños que han perdido algún familiar. Los abusados, que su preocupación no es tener una consola o Netflix, sino que sobrevivir el encierro con su abusador.
Por cosas como éstas, creo que es un sinsentido evaluarles o hacerles repetir curso.
Aquí, en California, hace un mes les dieron por finalizado el año escolar a mis hijas, aunque siguen enviando tareas todas las semanas. Leí que Italia dio por acabado el curso con un aprobado general. Pero al parecer en España la cosa aún no se decide.
Yo creo que el aprobado general en estas circunstancias es la opción menos mala para que no colapse su sistema absurdo, obsoleto y reduccionista.
Estaría bien dadas las circunstancias excepcionales y las diferentes situaciones graves que pueden estar sufriendo los niños y sus familias.
Ahora mismo los estudiantes no necesitan aprender álgebra, ni raíces cuadradas, necesitan aprender, dependiendo de su edad, cómo gestionar momentos de crisis, aprender a desarrollar su propio potencial individual y el potencial colectivo como especie gregaria que somos, para así preservar nuestra sobrevivencia. Comprender que para vivir en comunidad es indispensable la cooperación y la generosidad. Tenemos aprendizajes mucho más relevantes ahora, pero prefieren seguir con el mismo programa educativo centenario desde casa pretendiendo como si nada estuviera pasando.
A tal punto llega esta situación absurda que muchos países están incluso liberando presos de bajo riesgo, pero los niños siguen con sus deberes a rajatabla, obligatorios para aprobar el año.
Lo que viene, no sabemos cómo será, pero seguro que habrán cambios. Tenemos que afrontar que la crisis nos va a pasar factura a todos.
Llevamos más de un mes confinados y los efectos psicológicos y emocionales en algunos hogares ya comienzan a notarse en adultos y niños.
Problemas de sueño, irritabilidad, vaivén emocional, síntomas depresivos, ansiedad, estrés.
Los niños son lo más importante, deben estar en el centro, hay que respetar sus necesidades, acoger sus emociones y comprender que cuando acabe esta situación, la salud mental de nuestros hijos será más importante que sus capacidades académicas.
Y si dejan de hacer exámenes o tareas por lo que queda de año escolar tampoco es tan relevante. Esto lo digo por experiencia, pues intentar escolarizar a mis hijas en USA se convirtió en una verdadera teleserie de nunca acabar. Fueron meses de espera. Las vacaciones más largas de la historia, por eso esta situación de confinamiento y que ellas no vayan al colegio no es nueva para nosotros.
Como la primera en entrar a clases fue Abril, le hicieron la evaluación que le hacen a todos los niños para saber su nivel. Son diferentes Tests: Lenguaje, Lectura, Literatura, Comprensión, Matemáticas, etc. Y a pesar de haber pasado todos esos meses metida el día entero en la piscina con su hermana (así aprendió a nadar) mientras el resto de los niños estaba en un aula, el resultado de su Test arrojó que Abril está sobre el 92% de los estudiantes a nivel nacional, es decir, está dentro del 8% superior de los niños de su edad en todo Estados Unidos. La recomendación de los evaluadores a la profesora y colegio es que Abril trabaje con materia dos cursos más arriba de su curso actual.
Con esto quiero ilustrar que se pueden hacer las cosas de una forma que no implique presionar a los niños y que odien aprender, en nuestro caso nunca hemos sobre exigido a nuestros hijos para crear números uno. La Educación es violencia si no tiene como prioridad el bienestar emocional de los niños y su situación. Es posible, se puede hacer que los niños y adolescentes deseen aprender, deseen explorar, experimentar, descubrir. Pero hay que dejar más libertad y no presionar.
Hay que olvidarse de las expectativas, rebajar el esfuerzo, darse permiso para no hacer nada, bajar la exigencia, enfocarse en convivir y estar en paz podrían ser algunas ideas para vivir este confinamiento de manera más relajada, con menos culpa y menos ansiedad.
Especialmente con los niños, exigirles y exigirnos menos y tratar de atravesar la situación de la manera más amable posible, puede ayudar a reducir el estrés en la convivencia estos días.







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