Leo a una madre acongojada. En su afán de lograr un apego seguro con su hija le da pecho a libre demanda, portea (la lleva en brazos, fular o mochila), duerme con ella y la regalonea (mima) lo que más puede. Pero han aparecido voces que le han hecho dudar de su instinto. Teme que "tanta entrega" fomente un "apego excesivo" y que se genere el efecto contrario.Y Claro, por ningún motivo ella quiere una hija DEPENDIENTE. Dicen que eso es malo, malo.
¿En qué momento? ¿Cómo hemos llegado a dudar de nuestro saber materno?... Fácil, es lo que nos dicen a diario, es el discurso que pasa de generación en generación y lo creemos completo. Los padres queremos amar con entrega y pasión a nuestros hijos, es lo que nuestro instinto nos grita, pero se nos prohíbe. Nos han dicho que muchos besos y abrazos hacen mal, que se ¡mal-acostumbran!. "Les hace bien llorar, tolerarán mejor la frustración". "Hay que criarlos firmes y duros, total el mundo es así", "Debe entender de chiquitito quién manda" Es que es así como están las cosas, se necesitan personas competitivas, individualistas, consumistas, por eso el gran anhelo es que de chiquititos sean lo más independientes posible. Que no disfruten, que no gocen, que no sientan tanto amor. "Eso hace mal". Los puede convertir en seres colaborativos, empáticos, amorosos, y eso no se necesita, recordemos que el mundo es duro y frío. ¡POR FAVOR! Recuperemos el sentido común. La maternidad es clave para la vida, lo más importante y valioso que podemos hacer es criar seres humanos.
El pecho, el colecho y porteo son conductas mamíferas ... aunque no garantizan el apego seguro, son conductas que lo fomentan. Un apego seguro, inseguro, ambivalente, desorganizado, tiene que ver con los tipos de respuesta que ofrece la figura central de apego a las necesidades del niño. Y mucho hay de nuestra propia historia de vida en cómo respondemos las necesidades de nuestros hijos.
Sólo para dejar de idealizar, hay mujeres que han parido vertical, amamantado 2 años, colechan, no trabajan, por lo que tienen tiempo 100% disponible, y aún así generan apegos inseguros con sus hijos. La maternidad es compleja.
Lo importante es comprender que NUNCA se puede dudar de la entrega de AMOR... ¿ puede haber entrega de amor "en exceso"? ¿de cuerpo ?, ¿de brazos de madre?. ¡¡NO!! Todo eso hace bien. Ofrecer cuerpo para los mamíferos humanos es placer, es AMOR. Un ser humano necesita sentirse amado para crecer sintiéndose tranquilo. Al estar tranquilo, su cerebro, no secreta cortisol (hormona que provoca el estrés), por tanto, el cerebro hace adecuadas conexiones sinápticas y se desarrolla bien. Un niño que pasa los primeros años de su vida, siempre lleno de amor y tranquilo, es un niño que se siente seguro y eso quedará grabado para siempre en su cerebro, lo que hace una base segura para la inteligencia, creatividad, autoestima, salud y placer para siempre. Crece sintiendo que el mundo es bello, bueno y placentero.
Como padres es nuestra obligación entregarles y transmitirles paz, tranquilidad, cercanía, amor; así como lo hacemos con los valores, el respeto, la honestidad, la lealtad, la solidaridad, la responsabilidad, la sinceridad, la cordialidad, la justicia ,el pensamiento ecológico, etc., lo enseñamos todos los días en nuestras acciones.
No temamos entregar mucho AMOR, cuerpo de madre. El AMOR hace bien. Nunca habrá exceso.
Todos necesitamos compañía, abrazos, besos, palabras, cariño, cuidados, miradas ... miremos a nuestros niños.
Lo que deteriora la relación, la conexión madre-hijo, son los gritos, los golpes, maltratar psicológicamente, perder la paciencia. Una madre que arrastra problemas emocionales a pesar de poder dedicar 100% a la relación probablemente establecerá un vínculo inseguro. Esos hijos recordarán una madre neurótica haciendo las cosas de la casa, una madre alejada, desconectada, a una madre chillona que sólo da órdenes, que reclama y grita por todo.
Se puede estar presente todo el día en casa, pero ausente en las verdaderas necesidades. Debemos saber interpretar las intenciones de los hijos y saber coordinarnos con ellas. No necesitan grandes regalos, ni dulces, ni cajitas felices.
Lo que realmente necesitan para un apego seguro y para su independencia es respeto, tiempo, cariño, paciencia para acompañarlos en su maduración mientras los llenamos de seguridad para el futuro.
Lo que deteriora la relación, la conexión madre-hijo, son los gritos, los golpes, maltratar psicológicamente, perder la paciencia. Una madre que arrastra problemas emocionales a pesar de poder dedicar 100% a la relación probablemente establecerá un vínculo inseguro. Esos hijos recordarán una madre neurótica haciendo las cosas de la casa, una madre alejada, desconectada, a una madre chillona que sólo da órdenes, que reclama y grita por todo.
Se puede estar presente todo el día en casa, pero ausente en las verdaderas necesidades. Debemos saber interpretar las intenciones de los hijos y saber coordinarnos con ellas. No necesitan grandes regalos, ni dulces, ni cajitas felices.
Lo que realmente necesitan para un apego seguro y para su independencia es respeto, tiempo, cariño, paciencia para acompañarlos en su maduración mientras los llenamos de seguridad para el futuro.
Somos los padres quienes tenemos el poder de organizar o desorganizar el cerebro de nuestros hijos, darles seguridad o inseguridad ... y la tan ansiada INDEPENDENCIA.
Como lo han expresado varios especialistas en cerebro infantil : "los padres somos los arquitectos del cerebro de nuestros hijos" (D. Siegel), "la madre moldea el hemisferio derecho durante el primer año de vida" (A. Schore).
Mientras más dependientes de niños pequeños, más independientes y seguros serán de más grandecitos.
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