martes, 21 de junio de 2016

Veintidós años que soy tu madre.



Veintidós años que soy tu madre. ¿Qué había antes de ti, hijo mío? Nada. Gracias, hijo, por cambiarme.

Recuerdo tu nacimiento y tus primeros años.Vienen todas esas imágenes que no están en ningún video ni álbum de fotos. Te veo riendo y jugando conmigo a los "cati cati". Tu primer día en clase de natación y luego mostrándome orgulloso tus piqueros. Te veo armando las figuras de animales, camiones, autos, lo que fuera, de madera u otro material. Te veo cantando y bailando con 4 años "Rock and roll all nite" de Kiss en La Uniòn. Nos veo bailando juntos en la plaza del pueblo en la fiesta de Miraflores de la Sierra. Los juegos, los inventos, los amigos, tu primera bicicleta que te enseñó a usar tu papá en Santiago, las caminatas juntos de la mano. Tantos besos. Tantas noches que dormimos juntos. Siempre te dije: "si tienes miedo, ven que yo te cuido". Tu amor tan grande y desinteresado. Tu presencia. Qué suerte la mía de ser tu madre. Cuánta felicidad, cuánto amor, cuánta sensibilidad. Qué bello ser humano eres.

En esas imágenes me veo y me siento contenta de la madre que fui para ti, No sé si lo hice bien o mal o si lo pude hacer mejor. Me quedo con el amor que me dices y que siento tienes por mí.

Nunca hice caso a los "deberías", a la culpa, a la presión que me intentaron meter. Nunca he entendido ¿Por qué atacar a los hijos? ¿por qué tantos noes? ¿por qué sobreexigir? ¿por qué castigar? ¿Por qué golpear? Golpear a mis hijos, no se me podría ocurrir.

Gracias Ignacio, por recibirme hoy con ese abrazo. Gracias por la confianza, por las conversaciones.
A veces los que hablan menos son los que más profundidad tienen. Amo ser tu madre.

Te regalo estas palabras de José Luis Sampedro:

Hazte quien eres: hay que hacerse quien se es, y todos somos distintos. Pero lo que quiera que seas desarróllalo al máximo. Cada cual debe aspirar a ser lo máximo que pueda ser con sus condiciones. Y de esa manera devolverá a la vida de todos, la vida que ha recibido él.
Tengo 94 años y me considero un aprendiz de mí mismo. Todavía aprendo a ser quien soy. Y me moriré sin haber acabado, pero he hecho todo lo posible: hazte quien eres y hazlo fervorosamente. Y hazlo entregado a eso y en solidaridad con los demás, porque sin ellos no somos nadie. Sin doblegarte, sin hundirte, sin ceder, sin creer los inventos de los que quieren explotarte. No te rindas!
José Luis Sampedro 2011

Feliz cumpleaños mi Ignacio.



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