Un niño que no es regulado, acompañado en sus emociones durante su primera infancia será muy probablemente un adulto con rabia hacia sus relaciones íntimas y su entorno.
Los ejemplos se repiten. La manera en que nos trataron de niños afectará la forma de relacionarnos con los demás.
Si queremos una sociedad sana y empática cuidemos la etapa más delicada del desarrollo con la dedicación y calidad que implica la tarea.
¡Sólo se logrará una mejor sociedad comenzando con buenos tratos hacia la infancia!
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