sábado, 1 de marzo de 2014

Protejamos la infancia.


Al dejar llorar a los bebés y niños sin contención hasta el agotamiento les enseñamos a perder la empatía con el dolor ajeno.
Un niño que no es regulado, acompañado en sus emociones durante su primera infancia será muy probablemente un adulto con rabia hacia sus relaciones íntimas y su entorno.
Los ejemplos se repiten. La manera en que nos trataron de niños afectará la forma de relacionarnos con los demás.
Si queremos una sociedad sana y empática cuidemos la etapa más delicada del desarrollo con la dedicación y calidad que implica la tarea.

¡Sólo se logrará una mejor sociedad comenzando con buenos tratos hacia la infancia!







No hay comentarios.:

Publicar un comentario