Hasta hace poco estaba convencida que sólo basta con respetar las opiniones aunque sean contrarias, pero ya no estoy tan segura. A ver, no me molesta que se discrepe. Sigo creyendo que no se puede estar de acuerdo en todo y que el debate aporta.
De hecho, hay temas que cuestioné, algunos los corregí, cambié de opinión y perspectiva. Pero no puedo respetar a quien basa su opinión en el fascismo y el desprecio por los Derechos Humanos. En países como Alemania defender el nazismo es delito y por mucho que uno crea en la libre expresión debe estar prohibido, porque no se puede permitir depredar la dignidad, los derechos y la vida de otros con tanta alegría.
Es que ya no son diferencias políticas, son diferencias de valores, de ética. Y yo no puedo respetar a quien empatiza con violadores, con asesinos. No puedo respetar a los malvados.
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