sábado, 29 de febrero de 2020

Cuando las palabras bonitas se convierten en autoengaño.

Leo y escucho cosas que hacen que salten mis alarmas inmediatamente. Tengo el ojo calibrado para esas cosas. Prefiero distanciarme del "modelo secta" y, sobre todo, de un determinado concepto que venden de espiritualidad.

Se puede ordenar la casa estilo Feng Shui y Mary Kondo, todo junto.
Leerse mil veces la carta astral.
Hacerse chorrocientas constelaciones familares.
Recitar mantras.
Decretar, que está tan de moda.
Ir por años a terapia, y aún así, no haber cambiado en nada.
Quien realmente no quiere trabajarse, no se va a trabajar.

Mucha gente se interesa por temas de desarrollo personal, hace todo lo que se le aparece por el camino. Es más, en teoría saben todo: qué tipo de personalidad tienen. Qué conflictos tienen. Signo zodiacal. Dicen haber perdonado hasta a quien no lo merece y que ahora aman a todo el mundo. Pero en la práctica no hay acciones de amor. No están conectadas con los demás ni con ellos mismos. No valoran las cosas sencillas de la vida, lo obvio.

Se pierden buscando la grandeza, la fantasía de lo que tiene que ser, eso no existe. Olvidan lo maravilloso y bello que tienen a su lado.
De qué sirve tanto estudio, tanto buscar, tantas flores de Bach o ir a terapia, si se va de pose?

Mientras no se tengan ganas reales de cambio, es un pérdida de tiempo. Es hacer terapia sin terapia.

El papel, al igual que facebook, aguantan todo. Palabras muy bonitas y emocionantes, pero hay que preocuparse cuando esas palabras bonitas no son más que autoengaños. 

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