sábado, 12 de septiembre de 2020

Un niño antes de los 3 años no necesita jardín infantil


Una guagua separada de su madre se desespera y llora. Se activa para recuperar a la madre. Llora desesperada y rigidiza sus extremidades. Se estresa. La tasa de cortisol (hormona del estrés que daña el cerebro) en la saliva de los bebés separados de sus madres es el doble de los que han permanecido en contacto con la madre.
Un niño antes de los 3 años no necesita jardín infantil, sala cuna, socializar. Nada. Sólo necesita a mamá y papá. Necesita a su figura de apego principal. Ojalá a su madre. Pero también es cierto que hay ocasiones en que esa madre es el único sustento de su hogar, por lo que se ve obligada a trabajar y dejar a su hijo con terceros. En ese caso, no hay nada que hacer. Eso lo hemos pasado muchas.
Sin embargo, lo ideal sería que fuera UN cuidador por niño y alguien de nuestra confianza; no como pasa en las instituciones, donde hay muchísimos niños para una persona.
Por otro lado, están los padres que pudiendo elegir quedarse en casa cuidando a sus hijos, los mandan a la sala cuna porque están convencidos que trabajar lejos de casa y dejar a los hijos institucionalizados a temprana edad es lo mejor que pueden hacer. He escuchado decir : "Tengo que realizarme..." o "Es que si no se vuelvo pronto al trabajo pierdo todo lo ganado".
¿Qué es todo?
Hay quienes quieren creer que trabajar mucho, mucho, mucho es muy bueno. Claro que es bueno para algunos, pero no para los hijos.
Me entristece esta realidad, no sólo por los niños que sufren la ausencia. También me pone triste la ignorancia con la que se trata a los niños y a sus necesidades. Me entristece saber que existen tantos adultos tratando de convencerse de una ilusión teniendo más opciones: "le hace bien despegarse de mí porque está muy mamón", “Todo está bien, llega raja de cansado a la casa y ni molesta”, “Trabajo todo el día para pagarle un buen colegio”, “desde que lo dejé en el jardín ya no me necesita, ahora echa de menos a la tía”.
Minimizaciones, negaciones. Un montón de mecanismos de defensa que permiten engañarse un momento.
Dicen que no hay que exagerar al preocuparse de los niños, "¡AY! si solo son niños, se acostumbran rapidito". Claro, qué más da, son niños, ¿qué importan, verdad? No hablan, no se quejan, no pueden decir lo que necesitan.
Es cierto que los niños se acostumbran rapidito a todo, pero hay que saber diferenciar entre adaptación y resignación. Creen que una es dura por decirlo, pero no, no es ser nada dura en comparación de cómo se ponen los corazones, las estructuras cerebrales y las sinapsis neuronales de esos hijos por la falta de presencia materna y paterna.
Las salas cunas están hechas por necesidades de las empresas para no perder trabajadores, no porque sea lo mejor para los niños. Y en mayor medida porque los padres no quieren renunciar a un estándar de vida que les permite tener muchas cosas materiales.
Si alguien piensa que a su hijo le hace regio ir a la sala cuna, lamentablemente hay que decirle que ¡NO!. En las guarderías los niños deben competir por la atención del adulto y ni así les hacen caso la gran mayoría de las veces.
El mejor modelo educacional a todo nivel es el finlandés, y ¡sorpresa! los niños entran al colegio después de los 6 años. No hay excusa por ese lado, la parte académica no mejora por adelantar procesos.
Hoy en día se sabe, hay muchos estudios que demuestran (lo obvio) que las experiencias que les ofrecemos y las relaciones que establecemos con ellos moldean el cerebro de nuestros hijos. A menos tiempo, ya se sabe.
La información existe. Pero quien quiera engañarse que lo haga. Eso es otra cosa.



 

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