martes, 2 de febrero de 2016

Seré lo que quieras, pero quiéreme.



"Seré lo que quieras, pero quiéreme". Bajo este desamparo crecen los hijos cuyos padres ya le tienen asignado su rol en la vida antes que ellos puedan elegir.
Nada más nacer (o antes) son arrojados a ese lugar cargado de expectativas 
(neuróticas, como la mayoría de las expectativas) y mandatos sociales donde les dicen lo que debe ser para ser una persona apreciada, amada, mirada.

Como dice la canción de Pancho Puelma: 

"Será un ingeniero, dice el abuelo.
Un gran arquitecto sería perfecto.
¿Y si es un artista? ¡Qué horror, un bohemio!
Mejor una niña que cumpla mis sueños…
Que siga la huella de Jesús Nazaret.
No, no: mejor empresario, será millonario.
Un doctor famoso, un físico loco…
Y yo sólo quiero aprender a respirar".


"Sueño con el día del matrimonio de mi hija", "Será una mujer muy trabajadora, como la abuela y la madre", "Mi hijo será un líder", "Irá a la Universidad"," Será un profesional exitoso". 
¿Y qué pasa si el día de mañana esa niña que todavía no cumple 3 años no es trabajadora y no se casa porque es lesbiana (aunque perfectamente podría hacerlo, pero el sueño de su madre es que sea un príncipe azul y no una princesa) o simplemente no quiere casarse? ¿Entonces esa madre que sueña con el matrimonio y toda su parafernalia, como el día más importante en la vida de su hija dejará de quererla por no cumplir con sus expectativas?
¿Y ese hijo o hija no merecerá el amor de sus padres por no ser exitoso, por no "ceñirse al rol, al guión donde debía encarnar un personaje dentro de la trama familiar y social que se le impuso antes de sacarse los pañales?
¿Es que acaso hay que estudiar "X" carrera para sacar lo mejor de uno? ¿Esa es la meta que todo padre persigue? Tener como hijos "alumnos destacados", "bien portados", "escolarmente impecables". Cuidado con esos estereotipos tan dañinos, porque el desarrollo del potencial de una persona generalmente está muy lejos de ser aquello que la sociedad encuentra deseable. El desarrollo de las potencialidades de una persona es más bien poder ser auténtico y darse permiso para ser lo que uno es. No lo que la mamá desea que sea, ni lo que el abuelito soñó. No seguir la profesión de la familia, ni responder a mandatos culturales.

"Para que te vaya bien debes estudiar "X" profesión" ... Pffffff conozco médicos, ingenieros que no les va nada de bien y recién a los 40 están descubriendo la palabra placer.

Con el "Tú serás esto" es una buena manera de comenzar con las neurosis, se deja de ser uno mismo para acomodarse a un rol que le asignaron; se está dispuesto a cambiar los intereses para complacer a la madre o al padre para así poder encajar
 en el relato familiar, ser el personaje que se espera para no defraudar y quedar solos y abandonados. Hay que aprender a reconocer esos mandatos que tienen que ver con la propia historia, para no imponérselos a los hijos. 

Ojalá todos los niños reciban lo mejor de sus padres sin tener que cumplir con sus expectativas. Ojalá reciban su leche, caricias, palabras amorosas, educación, sus cuidados gratuitamente. Y no como si se tratase de un crédito con aval bancario que luego de transcurrida la infancia tendrán que pagar con éxitos que pongan a mamá y a papá tan orgullosos.




No hay comentarios.:

Publicar un comentario