El narcisismo de las madres, una verdad incómoda (espero no sea hereditaria la egolatría).
Me compartieron un texto de una página de crianza y más que una página de apego, amorosa, respetuosa o como quieran llamarle parece una "guerra entre madres". Mamás autodenominándose abnegadas, sacrificadas ... y cuál de todas más perfectas, y claro, de paso criticando a las que piensan o hacen las cosas de distinta manera.
Siento que tanta guerra en el fondo no tiene nada que ver con la crianza de los hijos sino que con la culpa que arde y lo que es peor, proyectarla juzgando a otras mujeres.
Muchas veces esa mirada que juzga es un intento desesperado por lavar las propias culpas.
Poniendo la frustración afuera, en "el otro", se le echan paños fríos y así se justifica la propia sensación de incompletud.
Las madres no tenemos que estar a la altura de las expectativas del mundo ni de los profesionales. Tenemos que estar a la altura de nuestros hijos para aprender a reconocer sus emociones, para poder mirar el mundo desde su perspectiva.
No necesitamos felicitaciones o muchos "Me gusta" en las redes sociales por lo buenas madres que somos, ni obtener certificados que acrediten una parentalidad positiva. No necesitamos cumplir al pie de la letra con todas las reglas (o más bien Juicios).
Nadie más que una madre sabe lo que su hijo necesita, eso si se atreve a sumergirse en su mundo.
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