lunes, 29 de febrero de 2016

"El bosque de Karadima"

Y después de casi un año de su estreno, el sábado vimos con mi marido el "Bosque de Karadima".
Película de un cura pederasta al que llamaban "Santito", pero que no era más que un cura perverso, un lobo con piel de oveja. Un depredador que manejaba de manera fácil a sus presas porque conocía sus secretos, sus dolores y miedos. Bajo su vestido-sotana ocultaba el verdadero ser perverso y narcisista que era.
Muchos se preguntan ¿y por qué la víctima continúa en el circulo del abuso cuando crece y se convierte en un adulto? Porque ese adulto abusado, violado y humillado sigue siendo el niño pequeño cuyo cerebro quedó neurobiológicamente configurado por sus padres para ser presa fácil el resto de su vida de abusadores, a menos que pueda crear nuevos vínculos sanadores. Algo que ocurre en la película cuando aparece un testigo emocional y ofrece su genuina confianza, algo que fue crucial para develar su secreto y reparar el daño afectivo.
Cuidemos a nuestros hijos, no sólo hay curas perversos, la gran mayoría de las veces los agresores sexuales son familiares o personas de nuestro círculo más cercano. Tenemos que estar atentos a nuestros hijos, mirarlos, escucharlos, abrazarlos, acunarlos por las noches.
Un niño que crece carente de amor primario, que crece en una familia disfuncional, será un adulto sediento de amor, de abrazos, de besos, de mirada, de piel, y por tanto, estará a merced, preparado para convertirse en una presa fácil, en una cosa maleable, moldeable al antojo de los depredadores, otros sedientos de amor y de piel.






viernes, 26 de febrero de 2016

"El Chavo"

Padres preocupados porque los hijos miran "Peppa Pig" o "Caillou", pero miran "El chavo del ocho" juntos y se cagan de la risa con los charchazos.
Tamos claritos...

El narcisismo de las madres.

El narcisismo de las madres, una verdad incómoda (espero no sea hereditaria la egolatría).

Me compartieron un texto de una página de crianza y más que una página de apego, amorosa, respetuosa o como quieran llamarle parece una "guerra entre madres". Mamás autodenominándose abnegadas, sacrificadas ... y cuál de todas más perfectas, y claro, de paso criticando a las que piensan o hacen las cosas de distinta manera.

Siento que tanta guerra en el fondo no tiene nada que ver con la crianza de los hijos sino que con la culpa que arde y lo que es peor, proyectarla juzgando a otras mujeres.

Muchas veces esa mirada que juzga es un intento desesperado por lavar las propias culpas.

Poniendo la frustración afuera, en "el otro", se le echan paños fríos y así se justifica la propia sensación de incompletud.

Las madres no tenemos que estar a la altura de las expectativas del mundo ni de los profesionales. Tenemos que estar a la altura de nuestros hijos para aprender a reconocer sus emociones, para poder mirar el mundo desde su perspectiva.

No necesitamos felicitaciones o muchos "Me gusta" en las redes sociales por lo buenas madres que somos, ni obtener certificados que acrediten una parentalidad positiva. No necesitamos cumplir al pie de la letra con todas las reglas (o más bien Juicios).

Nadie más que una madre sabe lo que su hijo necesita, eso si se atreve a sumergirse en su mundo.

Tranquilas. Todas se equivocan. Hay que confiar en cada una. Nadie tiene sus respuestas, nadie sabe más que cada una.

No existe la madre perfecta, las que lo quieren ser son las más peligrosas. En cambio las que asumen sus errores, son las que crecen junto a sus hijos.





jueves, 25 de febrero de 2016

"Criemos niños que no tengan que recuperarse de sus infancias"

Las guaguas y niños pasan el día entero en instituciones o al cuidado de terceros porque no hay conexión.
No son cuidados y amados como ellos necesitan, sino que como esta sociedad completamente desconectada de las verdaderas necesidades de los niños impone. Sociedad que valora la productividad, el consumismo, la competencia y desvaloriza a los hijos.
Los adultos defienden y justifican sus "necesidades", pero y ¿qué pasa con las necesidades de los niños?...
Entre lo que se les ofrece y lo que ellos realmente necesitan hay un abismo de diferencia.

"Criemos niños que no tengan que recuperarse de sus infancias". Pam Leo.



miércoles, 24 de febrero de 2016

Quiéreme cuando menos lo merezca, porque será cuando más lo necesite.

Las guaguas y los niños pequeños no saben por qué les pasa lo que les pasa y aunque lo supieran no nos lo podrían explicar. Nos toca a nosotros, los adultos, conocer qué sucede en esos casos y cuál es la mejor forma de actuar.
Ellos no se "portan mal" porque les guste molestar a los padres. Cuando un bebé o niño tiene una pataleta, se comporta agresivo, inquieto, alterado, siempre hay una razón.
Algo lo perturba, y como es pequeño y su cerebro es inmaduro, no sabe cómo gestionar lo que le pasa.
Por tanto está sufriendo, lo está pasando mal y necesita más que nunca de nuestra comprensión, paciencia y amor incondicional...

Quiéreme cuando menos lo merezca, porque será cuando más lo necesite.







sábado, 20 de febrero de 2016

Sigo siendo tan buena profesional, sigo siendo tan madre, con fotos con mucha o con poca ropa.



Hace 3 días por error esta foto se subió a mi Facebook. Mi marido estaba haciendo un collage con fotos mías desde su celular y como casi siempre las subimos directamente, esta vez se subió sin pedir confirmación.
Me morí de vergüenza cuando una amiga me escribió por Whatsapp "Tremendo culo, mamasota". Me fui volando a borrarla cuando me aclaró de lo que me hablaba. Llamé a mi marido que estaba trabajando y le dije: "¿Pero cómo? Ná que ver que siendo psicóloga salga mostrando el poto".
Luego pensé :"¿Pero por qué tanta vergüenza?. Es mi cuerpo, lo cuido y respeto." Y, justamente de eso se trata, de respeto. La sociedad machista en la que vivimos nos hace creer a las mujeres que si salimos ligeras de ropa, si hablamos, sonreímos o somos simpáticas perdemos el respeto de los demás. Nos convertimos en floreritos sin cerebro y que poco menos que estamos invitando a los hombres a nuestra cama. Sentí el peso del machismo al que le he pegado combos, combos y más combos durante toda mi vida y no sólo por mí, sino que por muchas mujeres, cercanas y no tanto.
Recordé que eso sentí cuando fui la única mujer entre 30 hombres estudiando Ingeniería.
Durante 3 años y medio estudié Ingeniería en Construcción (saqué el título técnico, me faltó poco más de un año para terminar la Ingeniería, pero buéh). Al principio estuve complicada porque no podía vestir ropa ajustada. Las clases en terreno eran las peores, así que usaba nada de escote. Los pantalones tenían que ser sueltos, intentaba que no se marcara mi cuerpo, pero era imposible, ¡soy mujer! y a mucha honra.
Era agotador tener que cuidarme para no dar "motivos" a mis compañeros (y profesores) para que no me miraran y RESPETARAN. Hasta que un día me aburrí (menos mal que atiné rápido; tengo paciencia, pero poca, y menos cuando siento este tipo de disonancias).
Me di cuenta de que podía vestirme como quisiera porque el respeto no tiene nada que ver con eso. No tuve que mimetizarme con mis compañeros para ser una alumna destacada y una de las pocas que se eximió de Física y, a la hora de hacer la práctica, encontrar una de las mejores en una reconocida empresa del rubro, donde me quedé trabajando de manera fija.
En este trabajo nuevamente era la única mujer en terreno (la otra mujer era quien hacía la limpieza) pero ya no me urgía por tonteras. Llegué tan confiada que el encargado de obra me preguntó si no me daba vergüenza estar con más de 300 hombres, 8 horas diarias de lunes a viernes y en terreno más encima. "Vergüenza para robar", le respondí.
En España me pasó algo parecido, pero en una obra de muchísima mayor envergadura, con más de 2000 hombres en terreno. Trabajé en el área de topografía en el AVE (Línea de Alta Velocidad Madrid-Valladolid). Una de las mejores experiencias de mi vida y nuevamente era la única mujer en terreno, de hecho, por ese motivo me presentaron a Esperanza Aguirre (presidenta de la Comunidad de Madrid) cuando fue a conocer la obra.
Volvería feliz, encantada de la vida a trabajar en construcción y en terreno, si no fuera porque amo tanto la psicología.
Retomando, después de esta larga introducción. Son fotos tomadas por mi marido, 100% naturales (libre de operaciones, siliconas o cualquier otra intervención), sin photoshop, sin maquillaje (lo que más me produzco, y cuando lo hago, que es nunca, es eyeliner, brillo labial, un poco de máscara de pestañas y pare’contar).
Entre que no sé maquillarme (no tengo idea cómo algunas mujeres pueden con tanta facilidad maquillarse y quedar como estrellas de cine, incluso yendo arriba del metro. Y aparte que me muero si tengo que sacarme a diario capas de estuco).
Pero bueno, me niego a autocensurarme.
Después de borrar la publicación, la comparto de nuevo porque me siento cómoda en mi cuerpo, esto ya lo he dicho antes. Mi cuerpo es en parte genética y ejercicios. No me restrinjo nada a la hora de comer, soy bien golosa. Me gusta comer rico, tomar champaña, Baileys o una buena copa de vino. Y no voy al gimnasio para mantenerme “rica”, lo hago porque me encanta el deporte, he hecho toda mi vida, desde atletismo (empecé a los 13 años) hasta Kick boxing.
Aparte que tengo todo el derecho a ser vanidosa si quiero. No me voy a acomplejar ahora que ya he parido 3 hijos. Puedo ser exhibicionista si se me da la gana porque además encuentro que me veo la raja.
Me aburre lo "pudoroso", "vergonzoso", "de eso que no se habla" porque cuando de ESO no se habla en rigor es no hablar de NOSOTRAS, LAS MUJERES. Lo que no se nombra no existe. Por eso no se habla de nuestra sexualidad, de nuestra genitalidad, de nuestros deseos.
Yo camino por esta vida con la espalda derecha y la frente en alto. Soy una mujer grande y no permito que esta sociedad de discursos patriarcales, envidiosos y castradores de la sexualidad femenina, la mayoría mensajes culturales que son una CONDENA, intercedan en mis ganas de vivir como realmente quiero. Yo antes que psicóloga, madre o esposa, soy mujer.
Me aburro de ver y leer mujeres con culpa y miedo a ¡SER!
Por otro lado, imagino que esta foto sólo será vista por los amigos que visitan mi muro, no más de 20 ó 30. Como diría mi querido amigo y poeta Martín Alvarenga: “Esa inmensa minoría". Inmensa minoría que tanto aprecio. Los que valoran la información que comparto, de paper científicos, fíjense.
Los que saludan a mis hijas por sus cumpleaños. Los que leen mis arrebatos y comentan.
Quizás esta sea una buena excusa para cambiar la privacidad de mi muro y eliminar a las y los mironcitos con los que no mantengo ningún tipo de contacto y de paso evito que mis fotos sean vistas por personas que no están interesadas en mi vida personal o que simplemente no quieren verlas. Ya saben quienes me conocen, encuentro obsceno ser monedita de oro para agradarle a todo el mundo, porque siempre, digamos lo que digamos, la imagen personal va asociada a ciertos prejuicios sociales, culturales, a veces incluso religiosos.
Me imagino que han escuchado que las rubias son tontas y si son lindas, peor. Prejuicios, nada más que prejuicios. Es como decir, que las feas son más inteligentes. O que para realizar un trabajo serio e importante hay que ser poco femenina. Prejuicios. Estereotipos todos.
Me carga ver mujeres con la autoestima baja, y esto suele empeorar después de ser madres. No hay que tener el feroz cuerpo, ser flaca o la más linda, para nada. Sólo hay que mirarse, reconocerse, cambiar si se quiere cambiar algo y gustarse.
Yo lo tengo claro, sigo siendo tan profesional y sigo siendo tan madre, con fotos con mucha o con poca ropa.
El punto es que soy libre para decidir. De hecho, no publico la foto y texto porque necesite la aprobación de nadie. Todo lo contrario, respeto a todas las personas, pero sus opiniones son sólo eso.

jueves, 18 de febrero de 2016

El Parto de mi Abril.


Escribí esto para Abril hace 4 años. 






Es su nacimiento, es el nacimiento de Abril, mi tercera y última hija. Un parto tan lindo, tan intenso, natural, lleno de oxitocina, único porque desde que supe que estaba embarazada quise que fuera un momento íntimo, sin intervenciones, sin epidural, sin oxitocina sintética, sin monitoreos, sin lavados intestinales, sin rasurar, sin tener que estar tumbada obligada como una enferma, amarrada midiéndome no sé qué cada no sé cuánto tiempo. 

Mi marido me apoyó, de hecho, me felicitó. Dejé claro en la clínica que sólo necesitaba la compañía de mi marido e hijos, no quería ojos ni manos extrañas que perturbaran mi calma. Pedí que sólo revisaran a mi hija e hicieran los chequeos de rutina después de nacer como YO lo había deseado y luego de tenerla largo rato entre mis brazos junto a mi marido. Mi médico y su equipo estuvieron de acuerdo en todo. 

A pesar que mis otros dos partos también habían sido naturales, quería que éste fuera distinto. 

Con Ignacio (en La Unión. Chile) me rasuraron y monitorearon, eso hacía que las contracciones fueran muy dolorosas. Me obligaban a estar acostada cuando mi cuerpo me pedía estar en otra posición, yo sabía que necesitaba estar cómoda para parir a mi hijo. 
Con Mía (hace 2 años en Madrid) no hubo rasuración ni monitoreo, pero había médicos y enfermeras entrando a la habitación a cada momento para convencerme que lo mejor era poner epidural, y yo: "¡Que no! Déjenme en paz." 

A las 10 de la mañana del viernes 17 de febrero estaba regaloneando en la cama con Mía, mi hija de 2 años, cuando sentí la primera contracción. Una contracción suave, me puse tan feliz. Agarro mi celular y llamo a mi marido que estaba en el trabajo, le digo :"Amor, Abril quiere nacer, Pero quédate tranquilo, no hay apuro, las contracciones son muy suaves. Llega a la casa a la 1". 


Ya tenía la experiencia de mis otros dos hijos, desde la primera contracción hasta tenerlos en mis brazos podían pasar horas, hasta catorce como con Ignacio.

Con mucha calma me levanté, fui a la pieza de mi hijo mayor, mi Ignacio de 17 años. Le dije: "Hijo, ya estamos listas, tu hermana va a nacer". Me abraza y me da un beso, me pregunta cómo me ayuda. Se pone nervioso. Lo calmo, le digo que todo está bien. Se ducha para estar listo. Pone música, sabe que amo la música, tanto como él (orgulloso le cuenta a todo el mundo que es algo que le heredemos con su padre y que siempre nos agradecerá haber escuchado música cada día de su vida en casa)... 


La música me relaja, preparo todo para meterme a la ducha. Mientras mi hijo toma a su hermana Mía en brazos. 
En la ducha las contracciones de nuevo, pero ahora son más profundas. Me lavo el pelo, me salgo rápido. Me visto y más contracciones. 

Bajo a la cocina para darle comida a Mía, mientras le doy, más contracciones. Ignacio me dice que lo deje, que él terminará de hacerlo, pero antes llama a su papá: "Apúrate, papá, mi mamá no puede esperar más". Vi en los ojos de mi hijo lo que yo ya sabía... Abril venía ahora.

Camino por el living de mi casa mirando a mis hijos. Me siento, descanso, nos reímos porque cada vez que viene una contracción digo aaaaah y Mía repite conmigo aaaah. Mis hijos me toman las manos para acompañarme a caminar por la casa. Estamos los tres y todo está en calma, hay tanta paz, así lo soñé. Mis hijos acompañándome, llenándome de amor, llenándose ellos de amor, de vida, acompañando a la madre a parir a su hermana, a parir vida.

A las 12:35 llega mi marido, me abraza, está tan emocionado. Sé que mi hija quiere nacer, que ya está lista, creo que es mejor tenerla ahí, en mi casa, con los míos, con nuestro calor, pero el plan de parto desde un principio fue otro. No podemos correr riesgos, lo mejor es que haya un especialista presente por cualquier imprevisto.

Me despido de mis hijos, los beso, les digo cuánto los amo, Me subo al auto. MAL. Estoy apretada, ahora las contracciones son dolorosas, quiero caminar o estar de pie, siento es la mejor posición para recibir a mi hija.


No llevamos ni 2 minutos en la carretera camino a la clínica que está en Madrid (a 45 minutos). Me duele, grito, pateo, golpeo la ventana del auto. No quiero estar apretada en el auto. Estoy incómoda. No me gusta esta sensación de dolor, en casa todo estaba tan bien. 


Sólo deseo que mi hija espere un poco para encontrar comodidad para recibirla. Para parirla como quería. Le pido a mi marido que se detenga, busco su mirada para que me ayude a calmarme, él me hace cariñito en el pelo y toma mi mano. Está tan tranquilo; va conduciendo muy rápido y ni mis gritos ni golpes lo sacan de su calma habitual, él es "operado de los nervios", como le digo, y eso me hace muy bien en estos momentos. 


Decido cerrar los ojos y respirar. Respiro, siento las contracciones, duele menos. Respiro nuevamente, de nuevo siento mi cuerpo, ya no soy sólo cabeza, no controlo, no pienso, ahora siento a la hija que gesté 37 semanas y 2 días (mis tres hijos nacieron cuando ellos quisieron, cuando ellos estuvieron listos. Ignacio lo hizo con 40 semanas y Mía, al igual que Abril, lo hizo con 37 semanas, pero con 6 días).

Sigo respirando con los ojos cerrados, casi no duele, estoy conectada con mi hija. S
iento todo. De eso se trata, de sentir. Estamos unidas, lo hemos estado todos estos meses. Esto es mío y de mi hija; de nadie más, no es de los médicos, enfermeras ni especialistas. Es mi cuerpo. Es mi hija. Me saco el cinturón de seguridad para estar más cómoda, estoy llena de confianza para parirla en el auto si así tiene que ser. Nada más soltar el cinturón se rompe la bolsa y sale la cabeza de mi hija. 

Le digo a mi marido :"Vuelve a Torrelaguna, Abril nacerá ahora". Me bajo el pantalón para dejarla salir mientras mi marido cambia de dirección. Llegamos. Me bajo del auto con la ayuda de mi marido, que estacionó casi en la recepción del Centro de Salud, Centro de salud sin sala de parto, sin especialistas para el parto. Nada. Es sólo un centro con lo básico (como las postas de Chile) para un pueblo de la sierra de Madrid. 

Al entrar al recinto sólo buscaba un lugar cómodo e intentaba sacarme la ropa para recibirla. Las secretarias y resto de personal que estaba en la entrada pedía mis datos, otra mujer mayor que estaba detrás del mostrador dijo: "Mamita (detesto cuando hablan así, detesto ese paternalismo que busca infantilizar mujeres), primero tienes que calmarte y sentarte a esperar para ser atendida, ya te traerán una silla de ruedas". La miré fijamente y le dije en un tono nada amigable "¡¡¡Tengo a mi guagua afuera!!! y tú hablando de sentarme a esperar silla de ruedas. ¿Me estái hueviando? Necesito un lugar para recibir a mi hija...¡¡AHORA!! ¡¡YA!!...". (Cada vez que recordamos este episodio con mi marido nos reímos. Fui un poquito amenzante).

No sé cómo, de dónde salieron, pero sin darme cuenta estaba rodeada de gente. Entre mi marido, un médico y 2 enfermeras me llevaron volando a una sala alejada de la entrada, todo esto en cosa de segundos.

Me sacan calzón, pantalón y botas, en ese orden y todo junto jajaja. OK. Estamos listas. Respiro con ganas y mi hija está ahí. A las 12: 45 en punto, nacía mi hija a la vida. Mi Abril amada y tan deseada.



Primer día de vida de Abril.




Una hora después del alumbramiento los Servicios de Emergencia nos trasladaron en una ambulancia al hospital más cercano, mi marido iba en el auto siguiéndonos.


Yo hubiese preferido irme directo a mi casa, me sentía bien (de hecho, persona que me atendía se sorprendía de que estuviera "afebril") y mi hija no podía estar más maravillosa y sana. Rebosaba vida. Sólo necesitábamos privacidad. Tuve que pedir que dejaran de sacarnos fotos, hubo fotos en el centro asistencial, fuera y dentro de la ambulancia. Todas las personas que participaron de algún modo o estuvieron presente querían una foto con ella. Era primera vez que pasaba algo así en el pueblo y por eso trataban a Abril como una Rock Star y para el personal de la ambulancia que nos tocó, ídem. 



Personal médico del Centro de Salud.


Unidad de emergencia que nos llevó al hospital más cercano.

Después de los exámenes y pruebas de rigor, pedimos con mi marido el alta voluntaria. A las 18:40 de ese mismo día nos fuimos en nuestro auto de vuelta a casa. 


Así fue como nació mi hija, confiando en mi cuerpo, sabiendo que podía. Las mujeres podemos parir como queramos, siempre y cuando no hayan complicaciones y estemos sanas.


Le agradezco a mi marido e hijos por acompañarme a parir así, libre y como yo quise 
 a mi Abril

De forma natural, respetada y completamente consciente.














Cumpleaños de mi Abril



Ayer desperté soñando que tenía una guata enorme, era raro porque no tenía contracciones, pero el momento del parto era inminente. Mi marido y mi hijo Ignacio estaban conmigo y me decían:
"Respira, tú eres seca para esto".
Desperté con la increíble sensación de volver a parir, tremenda guata la que tenía en el sueño... Nada de raro mi sueño ya que ayer Abril estuvo de cumpleaños, cumplió 4 años. Ya son 4 años llenos de alegría, risas, felicidad. donde ha venido a llenarnos la vida con su tremenda presencia.
Te amo mi Abril preciosa. Felices 4 años. Tengo suerte de ser tu mamá. 
Gracias.


martes, 16 de febrero de 2016

Amistad consciente

Amistad consciente, me gusta eso. La amistad es reciprocidad y consciencia.


lunes, 15 de febrero de 2016

El mejor lugar para una guagua es el cuerpo de su madre, lo necesita para ser feliz.





De verdad que yo no dejo de sorprenderme. Ahora resulta que unos "lumbreras" están comparando estas fotos en las redes sociales. Dicen que la diputada Bescansa y el torero Rivera están haciendo lo mismo, porque ambos están en su lugar de trabajo. Es decir, torturar un animal llevando a la hija de meses en brazos es igual a amamantar a un lactante en el Congreso español. Qué comparación más nefasta, eso es no entender nada de nada. Como dirían por ahí: "2 dedos de frente. ¡¡POR FAVOR!!" 

Tremendo el machaque, muchísima gente opinando que esa madre tenía que haber ido sin su hijo lactante al trabajo. Hombres y mujeres juzgándola duramente, y ahora esos mismos que la criticaron apoyan que un hombre toree cargando a su hija en brazos. Claramente la idea es ningunear a esa madre y a su hijo, ciudadanos de segunda clase.
¿Hasta cuándo la gente opina y juzga a las madres que quieren y PUEDEN estar con sus hijos?. Cada cierto tiempo se arma un tremendo lío por culpa de una teta ¿pero qué pasa con el tema? esto no es normal ... ¡Cómo se nota que a algunos les faltó teta! Se nota que a quien le molesta es a la generación de la mamadera (biberón), de la leche de fórmula, de tarro. A los carentes de teta les repulsa porque los conecta con su herida... Mamaron poco o nada.

El tema de una guagua en un congreso no es nuevo, en Chile y otros países ya es tema añejo, de hecho, el de la diputada Bescansa ya tiene varias semanas, pero lo siguen sacando porque la envidia es así, "si yo no pude o no puedo que nadie pueda". Por qué en vez de decir "Como yo no puedo que se jodan las demás", no mejor: "OK, yo no puedo, pero otro sí. ¡Qué bueno! qué lo disfrute". El que no todas puedan no significa que quien sí pueda no deba hacerlo. Aplaudamos a esa madre. Eso es respeto, libertad y empatía. 


Dicen que no es el mejor lugar para una guagua, y entonces ¿cuál es el mejor lugar?: ¿lejos de su madre?, ¿con una desconocida?, ¿tomando mamadera?. Esto demuestra el nivel de ignorancia, envidia, falta de respeto y conocimiento sobre las necesidades de los pequeños.

Hay que entender que es un lactante (tiene 5 meses) por lo tanto se alimenta a libre demanda, ¿De qué sirven las recomendaciones del Ministerio de Sanidad, la OMS o UNICEF sobre la lactancia exclusiva y a demanda durante los seis primeros meses?.

Es increíble el tremendo escándalo porque una madre osa llevar a su hijo al trabajo y lo peor ¡HORROR! tenga tetas y le dé de mamar en público. Mejor armar escándalo por esto y no hablar de la pobreza, los desahucios, los casos de corrupción, la desigualdad, las leyes injustas, los diputados que no van a trabajar, la venta de armas, el apoyo a guerras y tantas y tantas cosas más. Se preocupan de una guagua en el congreso, pero callan sobre los que se duermen, los que no trabajan o juegan al Candy Crush.

¿Hasta cuándo como sociedad nos negamos a lo que nuestros niños necesitan?


Un bebé tan pequeño en el lugar donde debería poder estar es con su madre, lo necesita para ser feliz. Es su derecho, tiene derecho a que respeten sus necesidades. Y lo que más necesita un recién nacido humano, como mamífero y primate que es, es el cuerpo y la presencia de su madre continuamente, es para lo que está biológicamente programado. Luego ya cada una que haga lo que quiera, pero sabiendo la realidad.

Qué importa si todas las mujeres no pueden hacerlo. Mejor dejemos que cada mujer haga lo que quiera.

Qué importa que tenga los medios para pagarle a una desconocida para que cuide a su hijo. Para empezar la cuidadora no podrá darle pecho a libre demanda.

Qué importa del partido político que sea. Qué importa si piensan que es populismo. Ese recién nacido no tiene idea qué significa eso. Sólo sabe de seguridad, de olor a mamá, latidos del corazón de mamá, leche, cuerpo, miradas de mamá.

Dar de mamar en un lugar público tan importante como el Congreso ayuda a la visibilización, a la normalización y al prestigio de la lactancia, del apego y de los buenos vínculos. El vínculo madre e hijo es tan importante, que debería facilitarse en cualquier circunstancia, siempre.






Pegar poco o mucho es maltrato, es abuso.

Si la lógica de muchos es pegar un par de charchazos a los niños porfiados, entonces habrá que agarrar a unas buenas PTR a los adultos por insistir en decir esas burradas. A ver si así se corrigen de una vez por todas, carajo. 
¿Hasta cuándo?. Ya son grandes, entiendan que no se le pega a nadie, eso es abuso.




viernes, 12 de febrero de 2016

Él es un "bacán" por agarrarse muchas "minas" y ella la "puta".




Momento TV.
Lo que más abunda en los diarios es farándula, una lata, yo paso de largo porque no me gusta meterme en la vida ajena. Es por eso que sé poco y nada sobre estos cuentos. Pero hoy voy a opinar porque veo el tremendo machaque que está recibiendo una mujer.
Yo no estaba en Chile en el momento de esta historia modelo/futbolista, así es que recién hoy me entero que Pinilla (el mismo que no le achuntó al arco para el mundial mmmm) hace como 10 años dijo que "un caballero no tiene memoria", pero ahora que su ex affaire dice: "¿¿¿Qué Rey León??? ¡con suerte fue Gato con botas!". Salta él, cuál macho alfa ofendido (porque claro, ahí está el origen de los conflictos, siempre midiéndosela) respondiendo que "si su mujer se pareciera a esa "señorita" no estaría casado con ella" ...Pfff! Pobre narciso.
¿Y qué opina la gente? Lo de siempre, él es un "bacán" por agarrarse muchas "minas" y ella la "puta".
Qué asco de sociedad machista y mojigata. Se habla de luchar por la igualdad de géneros, del respeto por las mujeres pero se sigue tratando de "perras", "putas" o "sueltas" a quienes viven su sexualidad de forma libre.
Esto pasa porque la educación sexual en el colegio y en la casa es una mierda. Porque a las mujeres nos enseñan desde pequeñas a complacerlos. Porque a las mujeres ir a la farmacia a comprar anticonceptivos les da vergüenza. Porque en la iglesia las tratan de pecadoras.
¿Hasta cuándo ellos son los "capos" y nosotras debemos convertirnos en la Virgen María?
Nosotras debemos ser La buena niña, la buena alumna, la buena hija, la buena adolescente, la ordenada, tierna, suave, la que se sienta calladita, la que no seduce, la que se sienta con las piernas bien cerraditas, la que no puede mostrar que un hombre le gusta ... "shhhhh disimula", "sé indiferente, que no se te note", la novia de blanco virgen, la abnegada, la sacrificada, la maldita "BUENA MADRE" que tanto nos ha pesado. La que no desea, la que se aguanta, la que no alega, porque pobre que alegue, ahí es la histérica, le falta "pico", anda con la "regla", "hazte ver, estay loquita, pide hora al loquero".
Las mujeres para ser bien miradas debemos ser así, comportarnos de tal manera y no como somos realmente y que no se nos vaya a ocurrir DESEAR, simplemente porque son ellos los que deben salir a conquistar y nosotras calladitas y sumisas esperando al príncipe.
¡BASTA! tener sexo no es de putas, se puede tener cuando se desee. Una elige con quién acostarse, es decisión de la mujer y no sólo del "macho".
Cambiemos el discurso, mejor digamos: "anda sedúcelo!", "vaya hija y conquiste, usted puede", "hija, sienta con su cuerpo todo lo que su cuerpo quiera, mire que para eso está", "Hija, pegue el grito fuerte cuando se sienta agredida, no deje pasar ni una, mire que acá en su casa, nadie la ha maltratado".
Es horrible, me angustia ver mujeres dormidas, agotadas, cansadas, atontadas, paralizadas, jaquecosas, anestesiadas en su día a día, en sus partos, en sus lactancias, en sus sexualidades. Con el deseo escondido. Mujeres sumidas en miedos, mentiras, jaquecas, anorgasmias, vaginismos, piscoleándose cada vez que saben que el marido está con la amante (bueno, acá nos vamos a otro tema, a la monogamia, algo que creo no existe "per se". A las mujeres y a los hombres les atraen otras personas, eso es normal, pero si hay quien quiere creer que su pareja le es fiel hasta con el pensamiento, quién puede contradecirle?, que lo crea. Pero el punto es que la monogamia sólo existe cuando hay compromiso, estoy segura se puede armar un compromiso consciente a la monogamia, siempre y cuando sea de común acuerdo).
Me encantaría que todas dijéramos lo que queremos, con los "yo quiero esto", "me gusta aquello ", "no me gusta que me traten así" qué distinto sería todo. Otra sociedad cantaría, una sociedad de mujeres empoderadas y ese poder chorrearía a nuestros hijos. Y desde ahí podríamos mantener relaciones ricas, sanas, placenteras, pero para eso debemos dejar de tirarle piedras a las mujeres.








martes, 9 de febrero de 2016

Felicidad. CORTITA.

Una persona que es feliz no se puede molestar por la felicidad de los otros. 






lunes, 8 de febrero de 2016

Mi Pepona será mamá.

Se acercan los 7 meses de embarazo y comienzan las dudas, los miedos, la falta de madre se nota, y también sus cortos 17 añitos ... Mi Pepona, mi sobrina Camila, está con pánico porque teme al dolor del parto. 
Ya le expliqué que el parto es un proceso natural, pero que hoy en día está en exceso medicalizado y es por ello que las mujeres le temen. Hoy se ve a la mujer como una paciente que padece una enfermedad y no como una mujer gozando de plena salud por el hecho de estar embarazada.
Le dije que crea en su poder de mujer, capaz de parir vida, las mujeres estamos preparadas para hacerlo.
También le preocupa cómo estimular a su guagua, no sabe bien qué tipo de juguetes son los más adecuados.
Le dije que se olvide de ellos durante un tiempo. El consumismo promueve una crianza costosa, llena de artículos que alejan los cuerpos (mamaderas, coches, cunas, juguetes) todo para que nuestro hijo, quien sólo quiere brazos, pecho, leche, olor, calor, es decir, cuerpo materno, quede depositado lejos, enfriándose.
En la crianza no hay problema con los juguetes, ojalá mientras alguien querido sostenga a esa guagua o niño pequeño en brazos. El problema es cuando hay sólo juguete, sólo mamadera, sólo cuna … sin cuerpo de madre. Ahí hay problema.
No hay que comprar todo lo que hace que la crianza tenga un precio económico alto. Nuestros hijos sólo necesitan amor y presencia. Ellos sólo piden eso, saben instintivamente qué es lo mejor, saben que lo SANO es que estemos cerca. Es el tipo de vínculo de apego el que puede fomentar o atrofiar lo sano.
La leche materna, los brazos, los besos, dormir juntos, todo eso está en nosotros, todo está en nuestro cuerpo y son gratis. La salud, puede ser gratis.









miércoles, 3 de febrero de 2016

Tu mundo interno, tus intuiciones, tus secretos, tus deseos, la verdad está ahí... A elaborar y a gozar.

A disfrutar más, a confiar más en una misma, a ser más libre y espontánea, a imitar menos. Cuando alguien que fue cercana, que te pidió consejo, compañía, "oreja" y luego ni te saluda, pero te copia todo, alguien que claramente quiere parecerse a ti, es cuando te das cuenta que esa persona no está gozando, que no es feliz con su vida, porque sencillamente, le falta mucho por elaborar. 
A buscarse y encontrarse en una misma no mirando a la otra. Sigan su mundo interno, sus intuiciones, sus secretos, sus DESEOS, la verdad de todo está ahí.
A veces hace bien perderse un rato para volver a encontrarse... A buscarse en la propia historia y a ser libre.







martes, 2 de febrero de 2016

Seré lo que quieras, pero quiéreme.



"Seré lo que quieras, pero quiéreme". Bajo este desamparo crecen los hijos cuyos padres ya le tienen asignado su rol en la vida antes que ellos puedan elegir.
Nada más nacer (o antes) son arrojados a ese lugar cargado de expectativas 
(neuróticas, como la mayoría de las expectativas) y mandatos sociales donde les dicen lo que debe ser para ser una persona apreciada, amada, mirada.

Como dice la canción de Pancho Puelma: 

"Será un ingeniero, dice el abuelo.
Un gran arquitecto sería perfecto.
¿Y si es un artista? ¡Qué horror, un bohemio!
Mejor una niña que cumpla mis sueños…
Que siga la huella de Jesús Nazaret.
No, no: mejor empresario, será millonario.
Un doctor famoso, un físico loco…
Y yo sólo quiero aprender a respirar".


"Sueño con el día del matrimonio de mi hija", "Será una mujer muy trabajadora, como la abuela y la madre", "Mi hijo será un líder", "Irá a la Universidad"," Será un profesional exitoso". 
¿Y qué pasa si el día de mañana esa niña que todavía no cumple 3 años no es trabajadora y no se casa porque es lesbiana (aunque perfectamente podría hacerlo, pero el sueño de su madre es que sea un príncipe azul y no una princesa) o simplemente no quiere casarse? ¿Entonces esa madre que sueña con el matrimonio y toda su parafernalia, como el día más importante en la vida de su hija dejará de quererla por no cumplir con sus expectativas?
¿Y ese hijo o hija no merecerá el amor de sus padres por no ser exitoso, por no "ceñirse al rol, al guión donde debía encarnar un personaje dentro de la trama familiar y social que se le impuso antes de sacarse los pañales?
¿Es que acaso hay que estudiar "X" carrera para sacar lo mejor de uno? ¿Esa es la meta que todo padre persigue? Tener como hijos "alumnos destacados", "bien portados", "escolarmente impecables". Cuidado con esos estereotipos tan dañinos, porque el desarrollo del potencial de una persona generalmente está muy lejos de ser aquello que la sociedad encuentra deseable. El desarrollo de las potencialidades de una persona es más bien poder ser auténtico y darse permiso para ser lo que uno es. No lo que la mamá desea que sea, ni lo que el abuelito soñó. No seguir la profesión de la familia, ni responder a mandatos culturales.

"Para que te vaya bien debes estudiar "X" profesión" ... Pffffff conozco médicos, ingenieros que no les va nada de bien y recién a los 40 están descubriendo la palabra placer.

Con el "Tú serás esto" es una buena manera de comenzar con las neurosis, se deja de ser uno mismo para acomodarse a un rol que le asignaron; se está dispuesto a cambiar los intereses para complacer a la madre o al padre para así poder encajar
 en el relato familiar, ser el personaje que se espera para no defraudar y quedar solos y abandonados. Hay que aprender a reconocer esos mandatos que tienen que ver con la propia historia, para no imponérselos a los hijos. 

Ojalá todos los niños reciban lo mejor de sus padres sin tener que cumplir con sus expectativas. Ojalá reciban su leche, caricias, palabras amorosas, educación, sus cuidados gratuitamente. Y no como si se tratase de un crédito con aval bancario que luego de transcurrida la infancia tendrán que pagar con éxitos que pongan a mamá y a papá tan orgullosos.