En el fondo todo es cuestión de Fe. Fe en Dios, en la suerte, en lo que cada cual, desde su libertad, decida.
Con mis hijas haré lo mismo que con mi hijo mayor, no las bautizaré, pero las llevaré alguna vez a misa y les diré que no tienen que levantarse ni arrodillarse si no lo desean. Y si me llegasen a preguntar lo mismo que mi Ignacio me preguntó hace muchos años, si Dios existe, les diré lo mismo que a él: "Si necesitas que exista, existe, yo no lo necesito y es por eso que para mí no existe".
Mi Fe está puesta en mí, en las personas y firmemente en las niñas y niños.
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