Hace un tiempo llegaste con tu historia oficial de una infancia feliz y una familia ideal, pero con horrorosas jaquecas. Hoy te fuiste con tu historia real, más alejada de lo ideal pero más cercana a la verdad: la de una familia menos maravillosamente feliz, la de una infancia de dulce y agraz, no tan color de rosa. Dejas aquí tus dolores de cabeza, poco a poco, los fuiste dejando, transformados en lágrimas y en palabras. Parece que había que llorarlos.
jueves, 30 de julio de 2015
lunes, 13 de julio de 2015
Cuando el cuerpo duele muchísimo, pero los exámenes dicen que "NO HAY NADA". Las emociones reprimidas que el cuerpo no puede callar.
Duele el cuerpo entero. No hay medicina ni médico que calme tanto dolor. Se ha hecho "Doctor Shopping" durante años, pero los exámenes médicos son categóricos: no hay alteraciones orgánicas demostrables. La respuesta en todos lados es la misma: "No tienes nada", pero la incredulidad y sufrimiento permanecen. Son los llamados trastorno por conversión. El asunto es el mismo: el dolor que habla a través del cuerpo cuando las emociones son negadas y retenidas.
¿Se carga por años con el peso de la vida de los demás, pero no se puede reclamar, porque "es lo que me tocó"?. Quizás duelen los hombros, la espalda, la cabeza, los músculos, etc. ¿Se ha dejado de avanzar en la propia vida, postergándola porque "se lo debo a mi pareja", pero la culpa y el miedo impiden aceptarlo? Quizás duelen las rodillas y cuesta caminar. ¿Siempre se ha repetido que es una persona muy fuerte, que puede con todo y a quien no le entran balas? Quizás un día se levanta y duele todo el cuerpo, y ni siquiera se puede levantar de la cama.
La vieja cura está en la palabra, esto es, hacer consciente las emociones reprimidas, en un ambiente cálido y facilitador. En eso el viejo Freud tenía mucha razón.
Volver atrás, recordar, llorar si es necesario es un buen remedio. Hablar, decir, contar, la PALABRA es la llave mágica para nosotros, los mamíferos humanos. Para ello es necesario comenzar a dejar de considerar los propios sentimientos y pensamientos como externos y ajenos, verbalizar nuestros sentimientos, nuestras emociones nos permite empezar a reapropiarnos de nuestra experiencia emocional, hacernos cargo, tomar contacto con lo genuino y auténtico de nuestra vivencia, por dolorosa que sea.
Por nosotros, por los hijos, por las parejas nos debemos honestidad, soltar las viejas amarras, no más secretos de familia que guardar, no más momentos Kodak para mostrar la "linda vida que tenemos" y "lo felices que somos" para ocultar(NOS) nuestra realidad. Quizás nadie nos descubra, pero al estar solos, al mirarnos al espejo, nos vemos tal cual somos. Con nuestros miedos, fobias, los fuertes dolores en todo el cuerpo, con ése algo que aqueja y no deja dormir, la ansiedad generalizada que hace apretar los dientes y morder las uñas. Eso que somos es imposible de tapar.
Es imprescindible conectarnos emocionalmente con nuestra historia, que es siempre actual y encarnada.
Debemos reconocer las heridas, los dolores y pedir ayuda. Hablar para re narrar la propia historia. Hablar para sanar.
Hablar con la verdad es el comienzo de la reparación.
Hablar con la verdad es el comienzo de la reparación.
domingo, 12 de julio de 2015
La prisión del perfeccionismo.
Mariana, secretaria, 36 años. Me comenta que su marido la dejó. "Evelyne, puede sonar soberbio, pero es mi primer fracaso en la vida", me dice.
Mariana es "perfecta", de hecho, se jacta de ello: buena lectora, perfeccionista, correcta, puntual, ordenada, súper limpia, organizada, jamás demora un pago ... ¿Dije ordenada? Bueno, es que lo era, y mucho. Hasta que un día se quedó dormida y no llegó a trabajar a su hora. Se siente muy culpable. Me dice que esa vez sintió que falló. ¿Sabes que creo?, le digo. Que a lo mejor de manera inconsciente, es primera vez que te das permiso para "fallar". Que por fin eres un "ser humano", susceptible de olvidos e imperfecta, y no eres una especie de robot infalible. Con cara de sorpresa, me comenta: "Mi marido, cuando me dejó, me dijo que no podía vivir con un robot. Que yo me esmeraba tanto por ser perfecta, que a él ya no le pasaba nada conmigo".
Conclusión: lo más querible de los seres humanos, suele ser, precisamente, ser humanos imperfectos.
Son muchísimas las Marianas y Marianos que viven prisioneros de sus obsesiones, sus respuestas (compulsiones) los tranquilizan, pero lamentablemente por muy poco tiempo. Las personas que sufren de TOC, el llamado "trastorno obsesivo compulsivo" (o neurosis obsesiva, en jerga clásica), suelen haber sido niños sobreexigidos por sus padres. Niños que aprendieron tempranamente que el amor no es incondicional, que no se recibe simplemente por ser hijos, sino que accedían a la aprobación parental por el hacer y el tener, no por el ser: por hacer bien las cosas, por tener buenas notas, por tener buen comportamiento, por no tener conductas agresivas, por tener todo ordenado, etc. Así, fueron desarrollando un alto nivel de autoexigencia: con el tiempo, ya no eran sólo los padres como figuras externas los jueces de su conducta moral, sino que ahora también ellos mismos. Con muy poco permiso para fallar, y especialmente, para mostrar sus lados supuestamente “malos”: la rabia, el desorden, el chasconeo, la soltura. Crecieron siendo rígidos y estereotipados. Aprendieron que el control era necesario para lograr el reconocimiento del otro. Control en todos los niveles: emocional (lo mejor es que nadie sepa lo que siento), intelectual y conductual. Además, experimentaron que el sistema escolar y social reforzaba sus “buenas conductas”. Hasta que sus pensamientos obsesivos, o sus rituales compulsivos, o su rigidez de carácter, o su altísima exigencia en los vínculos, empezaron a pasarle la cuenta. El cuerpo acusa lo que la mente no resuelve.Se incrementan las jaquecas, la ansiedad, los continuos resfríos, las crisis de pánico, las menstruaciones irregulares, los dolores musculares sin causa aparente, etc. Entonces, en el mejor de los casos, llegan a psicoterapia. Al principio, con su libreta de notas en mano, para anotarlo todo. Como los buenos alumnos que siempre se han esmerado ser.
Ojalá estos "niños sobreexigidos" que hoy son padres, y que de manera inconsciente repiten este mismo modelo (por ser el único que conocen) de crianza, entiendan que es mejor dejar de ser los robots perfectos de siempre. Que ahora son grandes, ya no son esos niños que deben demostrarle a sus padres lo buenos que son. Que sientan más, que se rían más, que no todo es de "vida o muerte". Que se puede vivir feliz renunciando al perfeccionismo y a la extrema exigencia. Que el mundo no se acaba por no cumplir con todo.
Soltándose, liberándose de las amarras del perfeccionismo podrán descubrir que los espera un hermoso e invaluable tesoro: la libertad.
(La historia de la primera parte es real. Los datos fueron modificados por confidencialidad.)
(La historia de la primera parte es real. Los datos fueron modificados por confidencialidad.)
viernes, 3 de julio de 2015
Cortando alas y sueños con el TDAH.
"Diana, la mamá de Ángel está muy preocupada porque no puede controlarlo, Ángel va y viene, no se queda quieto, corre, salta, es un demonio de Tazmania. Diana decide consultar al médico, quien en lugar de medicarlo con Ritalin le sugiere que lo lleve a una escuela de Fútbol. Diana lo llevo al club "los Toritos".
Padres sensibles podrán percibir los talentos de sus hijos y encausarlos.
Si la mamá de Ángel hubiera decidido darle drogas pensando que estaba enfermo, Di María nunca hubiera fichado por el Real Madrid, el Manchester United ni hubiese sido titular de la selección de su país.
Sin duda hay niños que realmente necesitan y se benefician de los fármacos, pero la epidemia actual de niños diagnosticados con Trastorno por Déficit atencional con hiperactividad (TDAH) es escalofriante.
Un niño sano es inquieto, juguetón, ruidoso, espontáneo.
Menos pastillas y más respeto por la infancia. Hay que dejarlos ser niños y no convertirlos en unos viejos chicos.
María Montessori decía : "No me sigan a mí, sigan al niño".
jueves, 2 de julio de 2015
No hay versiones del amor, sólo hay amor.
Me llama la atención como se hace mención de "lo natural", asociado a la religión y a la idea de Dios.
No es "natural" ni "normal" amar a alguien del mismo género dicen por ahí. Enjuician y critican a las personas emparejadas del mismo sexo en nombre de Dios.
En nombre de Dios, los seres humanos han cometido y justificado las peores atrocidades de la historia.
En general, la diferencia ha sido históricamente castigada, hubo un tiempo que a los zurdos les amarraban la mano izquierda, a las colorinas (pelirrojas) las perseguían por brujas y las quemaban en tiempos de la inquisición ... El oscurantismo religioso. Para qué hablar de los negros...
Hay tanto miedo y tanta ignorancia sobre el tema que hasta hace poco se intentaba curar la homosexualidad. ¡Por favor! es algo tan descabellado como querer curar a los colorines.
Estoy feliz que Estados Unidos por fin haya proclamado el matrimonio igualitario en todo el país. Es una revolución social y política que seguro se irá esparciendo por todo el mundo. Espero que en el futuro, nadie tenga que "atreverse" ni ser "valiente" por demostrar el amor.
Creo en la libertad de elegir amar, en la dignidad de hacerlo a pesar de las miradas enjuciadoras y en que el amor lo cruza todo.
Es nuestra tarea Educar a una generación que sea capaz de respetar la diferencia
El amor no tiene género. No hay versiones del amor, sólo hay amor. Y es digno de ser buscado, siempre. El amor hace bien, todos lo necesitamos.
Etiquetas:
Amor,
Diversidad Sexual,
Homosexualidad,
Parejas,
Respeto
miércoles, 1 de julio de 2015
Hijos en el corazón..
Casi todas las madres y padres dicen querer a sus hijos, y puede que sea una gran verdad, pero lo realmente importante es que esos hijos lo sientan.
En el fondo, todos somos "adoptados", porque necesitamos que una mamá o un papá nos quiera y nos reciba en su corazón, nos acoja como hijo, no importa si son o no las personas que nos engendraron.
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