sábado, 30 de mayo de 2015

La exigencia excesiva sólo genera personas menos felices.


Exigir, exigir, sobreexigir a los hijos no los transformará en mejores personas. Ellos tienen derecho a fallar y los padres también. 
El perfeccionismo no existe, si se quiere ser la "madre perfecta", probablemente es porque se tuvo una infancia demasiado imperfecta. 
El perfeccionismo no es un paraíso, es un infierno. 
La exigencia excesiva sólo genera personas menos felices.




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