A Mía (13 años) le encanta la ciencia, es tan así que cuando le tocó elegir asignaturas, eligió 2 sobre ella.
Aquí está probando un proyecto que tiene que hacer con materiales reciclados: usó 2 botellas de plástico cortadas para el cuerpo del auto, 2 lápices para los ejes, 4 ruedas hechas de cartón y una trampa de ratón (por eso está en una tienda, está probando que realmente funcione) para darle movimiento.
A mis 2 hijas les gustan los números, la ciencia, matemáticas, astronomía. No les veo mucho interés en la jardinería ni en la cocina (como a la madre), que es lo que algunos dicen que es gusto de mujer.
Es que no hay cerebros rosados ni azules. Eso es ideología de género.
Mis hijas cambiaron el ballet por el Jiu Jitsu, tienen mil autos y camiones y no usan aros (pendientes) en las orejas. Nunca han querido usar. Mía siempre ha preferido el color azul y con 13 años nunca ha querido maquillarse ni usar tacones. Para los tiempos que corren mi hija ya debería estar en tratamiento hormonal para ser un “adolescente hombre” porque esas son las estupideces que hoy les inculcan a los menores por no seguir los estereotipos de género. Les hacen creer que nacen en cuerpos equivocados y que lo mejor que pueden hacer es mutilar sus cuerpos sanos y volverse unos enfermos crónicos de por vida.
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