A veces las víctimas necesitan toda una vida para poder verbalizar y compartir con otras personas el abuso recibido. Hablar, denunciar, es la única forma que existe de sanar y de comenzar a quebrar este sistema tan machista, injusto y perverso presente en tantos ámbitos.
Recuerdo el día en que vi el video de Gabby Petito y su novio, Brian Laundrie, la policía los detuvo en una carretera de Utah, porque varias personas llamaron denunciando que él estaba golpeándola en la calle.
Lo primero que me llamó la atención fue verla llorar sin parar durante toda la grabación. Estaba angustiada, le costaba hablar, pero aún así dejó claro que la culpable era ella. Afirmó haber iniciado la pelea y dijo que sufría de ansiedad.
Después de escuchar sus versiones los oficiales decidieron dejarlos ir sin presentar cargos contra Gabby, sí, contra ella, ya que la consideraban la agresora y a él la víctima (mi primer WTF) siempre y cuando pasaran la noche separados. Ella se quedó en la furgoneta en la que viajaban y él en un hotel. Claro, quién se iba a imaginar que a una joven de 22 años cuya vida y relación tan perfectas, documentadas paso a paso en su maravillosa cuenta de instagram, le pasaría algo malo.
Bueno, la imagen perfecta de la pareja recorriendo Estados Unidos estaba muy lejos de la realidad. Él se presentaba como un amante de los animales, de la naturaleza, artista y novio perfecto. Una mosca muerta, así que nada de raro que a ella la vieran como a "la loca histérica" y a él como "al tipo relajado y buena onda".
Queda claro que la policía no tenía idea de que la mayoría de las mujeres maltratadas se autoinculpan y mienten para proteger a sus agresores. Esa actitud, aunque crean que es sorpresiva, es más recurrente de los que se cree, porque las víctimas confunden la manipulación emocional con amor.
Al parecer tampoco tenían idea de que así actúan los narcisistas y más si son perversos narcisistas, como en este caso. Son seres con nula empatía y sólo buscan satisfacer sus propias necesidades. Con ese tipo de personalidad lo habitual es que tengan seducido a todo el entorno. Son manipuladores, capaces de poner hasta a la propia familia en contra de sus víctimas y su destrucción puede ser muy lenta y muy muy sibilina. Cuando sus víctimas se dan cuenta de que algo anda mal, ya están aisladas, sin dinero, muchas veces con hijos, sin ninguna red social y psicológicamente hechas un estropajo.
Son psicópatas, sádicos que se alimentan de menospreciar, humillar y chantajear. Desgastan a tal punto al otro que pierde el hilo, puede llegar un momento en que terminan llorando en una esquina como un animal acorralado sólo por hacer un simple comentario y el narciso no ha tenido que ponerle ni un dedo encima. Porque así son. El chantajista emocional es un manipulador que consigue dominar al otro a través de la culpa, haciendo sentir al otro que es mala persona, que no sabe amar bien, etc., y de ese modo lentamente la pareja comienza a estar atrapado en las redes de estas personas siempre insatisfechas e insaciables.
Por otro lado, me llamó mucho la atención algo que es también bastante habitual hoy en día, la sensación de que cada vez los relatos en redes sociales sobre las vidas son más épicos pero las vidas en sí mismas son menos significativas (personas que están más interesadas en lo que piensan de ellas unos desconocidos de Instagram que de su propio bienestar). Lo que se cuenta y muestra (cada vez más maravilloso y grandioso) se distancia mucho de lo que realmente se vive.
Todo esto genera situaciones conflictivas que repercuten en la salud mental. El ser humano es bastante adaptativo. Pero llevar una vida fingiendo que todo es una maravilla y que la realidad sea una vida de mierda, no es nada fácil de mantener en el tiempo. A la larga pasa la cuenta.
Siguiendo con la historia, dos semanas después de la parada policial, la familia de Gabby perdió todo contacto con ella. De hecho, se cree que los últimos mensajes no son suyos, sino que Laundrie se hizo pasar por ella.
Luego de perdido su rastro, pasan dos semanas más y Laundrie vuelve solo a su casa (la pareja andaba recorriendo y documentando en Instagram su viaje en una furgoneta equipada por Estados Unidos, "vida en furgoneta", le llamaban a su aventura).
La familia de Gabby denunció su desaparición y acusaba a Brian de ser el responsable y de negarse a decir dónde se encontraba la joven, pero la policía aclaró que NO lo consideraba sospechoso. Durante semanas él siguió libre sin dar respuestas de su paradero, hasta que un día desapareció. En ese momento la policía y el FBI comenzaron a buscarlo, pero ojo, no había sido acusado ni nombrado sospechoso (WTF).
Unos días después encontraron a Gabby muerta, la habían estrangulado.
Yo me quedé en esta parte de la historia, hasta hoy que me enteré que después de un mes de desaparecido lo encontraron muerto. Se había pegado un tiro en la cabeza.
A mí lo que me da una rabia terrible es ver cómo el machismo y las relaciones de poder ubican a las mujeres en una posición de vulnerabilidad en comparación con los hombres y para colmo hay que pedir disculpas y hacer aclaraciones cada vez que exponemos la vulnerabilidad de las mujeres porque siempre aparece una crítica, una descalificación (feminazis, putas, zorras, brujas, marimachas, locas histéricas).
La policía no sólo la amenazó con levantar cargos en su contra por considerarla la agresora, teniendo testigos que vieron cómo él la golpeaba, sino que no les importó el drama humano. La vieron angustiada, en el video se aprecia que no está bien y ni así empatizaron con ella, pero sí empatizaron con un psicópata. Al despedirse de él lo hacen chocando puños (WTF).
Desde niñas nos enseñan a no llamar mucho la atención. Es peligroso.
Es ser una creída. Es ser una cursi. Es ser una levantada de raja. Una prepotente. Una marimacho. Una bruja. Una histérica. Una sabionda. Una mandona. Una caprichosa. Una gritona. Y si eres demasiado segura no te va a querer ningún niño. Si te enojas no te van a tomar en serio. Si reclamas te tomarán por loca y acabarás sola o como la vieja de los gatos.
A nadie le gustan las niñas que no son damas.
Las últimas marchas de las mujeres del 8 de marzo dieron bastante que hablar, en varios países se quejaban de que las mujeres se habían portado muy mal, “destrozaron la ciudad”, decían.
Yo pensé en ese momento, prefiero ver mujeres unidas destruyendo la ciudad por defender sus vidas que los hombres por el marcador del fútbol.
(Ya sé, ya sé, notallmen)
No hay comentarios.:
Publicar un comentario