Hace 3 días por error esta foto se subió a mi Facebook. Mi marido estaba haciendo un collage con fotos mías desde su celular y como casi siempre las subimos directamente, esta vez se subió sin pedir confirmación.
Me morí de vergüenza cuando una amiga me escribió por Whatsapp "Tremendo culo, mamasota". Me fui volando a borrarla cuando me aclaró de lo que me hablaba. Llamé a mi marido que estaba trabajando y le dije: "¿Pero cómo? Ná que ver que siendo psicóloga salga mostrando el poto".
Luego pensé :"¿Pero por qué tanta vergüenza?. Es mi cuerpo, lo cuido y respeto." Y, justamente de eso se trata, de respeto. La sociedad machista en la que vivimos nos hace creer a las mujeres que si salimos ligeras de ropa, si hablamos, sonreímos o somos simpáticas perdemos el respeto de los demás. Nos convertimos en floreritos sin cerebro y que poco menos que estamos invitando a los hombres a nuestra cama. Sentí el peso del machismo al que le he pegado combos, combos y más combos durante toda mi vida y no sólo por mí, sino que por muchas mujeres, cercanas y no tanto.
Recordé que eso sentí cuando fui la única mujer entre 30 hombres estudiando Ingeniería.
Durante 3 años y medio estudié Ingeniería en Construcción (saqué el título técnico, me faltó poco más de un año para terminar la Ingeniería, pero buéh). Al principio estuve complicada porque no podía vestir ropa ajustada. Las clases en terreno eran las peores, así que usaba nada de escote. Los pantalones tenían que ser sueltos, intentaba que no se marcara mi cuerpo, pero era imposible, ¡soy mujer! y a mucha honra.
Era agotador tener que cuidarme para no dar "motivos" a mis compañeros (y profesores) para que no me miraran y RESPETARAN. Hasta que un día me aburrí (menos mal que atiné rápido; tengo paciencia, pero poca, y menos cuando siento este tipo de disonancias).
Me di cuenta de que podía vestirme como quisiera porque el respeto no tiene nada que ver con eso. No tuve que mimetizarme con mis compañeros para ser una alumna destacada y una de las pocas que se eximió de Física y, a la hora de hacer la práctica, encontrar una de las mejores en una reconocida empresa del rubro, donde me quedé trabajando de manera fija.
En este trabajo nuevamente era la única mujer en terreno (la otra mujer era quien hacía la limpieza) pero ya no me urgía por tonteras. Llegué tan confiada que el encargado de obra me preguntó si no me daba vergüenza estar con más de 300 hombres, 8 horas diarias de lunes a viernes y en terreno más encima. "Vergüenza para robar", le respondí.
En España me pasó algo parecido, pero en una obra de muchísima mayor envergadura, con más de 2000 hombres en terreno. Trabajé en el área de topografía en el AVE (Línea de Alta Velocidad Madrid-Valladolid). Una de las mejores experiencias de mi vida y nuevamente era la única mujer en terreno, de hecho, por ese motivo me presentaron a Esperanza Aguirre (presidenta de la Comunidad de Madrid) cuando fue a conocer la obra.
Volvería feliz, encantada de la vida a trabajar en construcción y en terreno, si no fuera porque amo tanto la psicología.
Retomando, después de esta larga introducción. Son fotos tomadas por mi marido, 100% naturales (libre de operaciones, siliconas o cualquier otra intervención), sin photoshop, sin maquillaje (lo que más me produzco, y cuando lo hago, que es nunca, es eyeliner, brillo labial, un poco de máscara de pestañas y pare’contar).
Entre que no sé maquillarme (no tengo idea cómo algunas mujeres pueden con tanta facilidad maquillarse y quedar como estrellas de cine, incluso yendo arriba del metro. Y aparte que me muero si tengo que sacarme a diario capas de estuco).
Pero bueno, me niego a autocensurarme.
Después de borrar la publicación, la comparto de nuevo porque me siento cómoda en mi cuerpo, esto ya lo he dicho antes. Mi cuerpo es en parte genética y ejercicios. No me restrinjo nada a la hora de comer, soy bien golosa. Me gusta comer rico, tomar champaña, Baileys o una buena copa de vino. Y no voy al gimnasio para mantenerme “rica”, lo hago porque me encanta el deporte, he hecho toda mi vida, desde atletismo (empecé a los 13 años) hasta Kick boxing.
Aparte que tengo todo el derecho a ser vanidosa si quiero. No me voy a acomplejar ahora que ya he parido 3 hijos. Puedo ser exhibicionista si se me da la gana porque además encuentro que me veo la raja.
Me aburre lo "pudoroso", "vergonzoso", "de eso que no se habla" porque cuando de ESO no se habla en rigor es no hablar de NOSOTRAS, LAS MUJERES. Lo que no se nombra no existe. Por eso no se habla de nuestra sexualidad, de nuestra genitalidad, de nuestros deseos.
Yo camino por esta vida con la espalda derecha y la frente en alto. Soy una mujer grande y no permito que esta sociedad de discursos patriarcales, envidiosos y castradores de la sexualidad femenina, la mayoría mensajes culturales que son una CONDENA, intercedan en mis ganas de vivir como realmente quiero. Yo antes que psicóloga, madre o esposa, soy mujer.
Me aburro de ver y leer mujeres con culpa y miedo a ¡SER!
Por otro lado, imagino que esta foto sólo será vista por los amigos que visitan mi muro, no más de 20 ó 30. Como diría mi querido amigo y poeta Martín Alvarenga: “Esa inmensa minoría". Inmensa minoría que tanto aprecio. Los que valoran la información que comparto, de paper científicos, fíjense.
Los que saludan a mis hijas por sus cumpleaños. Los que leen mis arrebatos y comentan.
Quizás esta sea una buena excusa para cambiar la privacidad de mi muro y eliminar a las y los mironcitos con los que no mantengo ningún tipo de contacto y de paso evito que mis fotos sean vistas por personas que no están interesadas en mi vida personal o que simplemente no quieren verlas. Ya saben quienes me conocen, encuentro obsceno ser monedita de oro para agradarle a todo el mundo, porque siempre, digamos lo que digamos, la imagen personal va asociada a ciertos prejuicios sociales, culturales, a veces incluso religiosos.
Me imagino que han escuchado que las rubias son tontas y si son lindas, peor. Prejuicios, nada más que prejuicios. Es como decir, que las feas son más inteligentes. O que para realizar un trabajo serio e importante hay que ser poco femenina. Prejuicios. Estereotipos todos.
Me carga ver mujeres con la autoestima baja, y esto suele empeorar después de ser madres. No hay que tener el feroz cuerpo, ser flaca o la más linda, para nada. Sólo hay que mirarse, reconocerse, cambiar si se quiere cambiar algo y gustarse.
Yo lo tengo claro, sigo siendo tan profesional y sigo siendo tan madre, con fotos con mucha o con poca ropa.
El punto es que soy libre para decidir. De hecho, no publico la foto y texto porque necesite la aprobación de nadie. Todo lo contrario, respeto a todas las personas, pero sus opiniones son sólo eso.