lunes, 21 de febrero de 2022

Sigo siendo tan buena profesional, sigo siendo tan madre, con fotos con mucha o con poca ropa.

 Hace 3 días por error esta foto se subió a mi Facebook. Mi marido estaba haciendo un collage con fotos mías desde su celular y como casi siempre las subimos directamente, esta vez se subió sin pedir confirmación.
Me morí de vergüenza cuando una amiga me escribió por Whatsapp "Tremendo culo, mamasota". Me fui volando a borrarla cuando me aclaró de lo que me hablaba. Llamé a mi marido que estaba trabajando y le dije: "¿Pero cómo? Ná que ver que siendo psicóloga salga mostrando el poto".
Luego pensé :"¿Pero por qué tanta vergüenza?. Es mi cuerpo, lo cuido y respeto." Y, justamente de eso se trata, de respeto. La sociedad machista en la que vivimos nos hace creer a las mujeres que si salimos ligeras de ropa, si hablamos, sonreímos o somos simpáticas perdemos el respeto de los demás. Nos convertimos en floreritos sin cerebro y que poco menos que estamos invitando a los hombres a nuestra cama. Sentí el peso del machismo al que le he pegado combos, combos y más combos durante toda mi vida y no sólo por mí, sino que por muchas mujeres, cercanas y no tanto.
Recordé que eso sentí cuando fui la única mujer entre 30 hombres estudiando Ingeniería.
Durante 3 años y medio estudié Ingeniería en Construcción (saqué el título técnico, me faltó poco más de un año para terminar la Ingeniería, pero buéh). Al principio estuve complicada porque no podía vestir ropa ajustada. Las clases en terreno eran las peores, así que usaba nada de escote. Los pantalones tenían que ser sueltos, intentaba que no se marcara mi cuerpo, pero era imposible, ¡soy mujer! y a mucha honra.
Era agotador tener que cuidarme para no dar "motivos" a mis compañeros (y profesores) para que no me miraran y RESPETARAN. Hasta que un día me aburrí (menos mal que atiné rápido; tengo paciencia, pero poca, y menos cuando siento este tipo de disonancias).
Me di cuenta de que podía vestirme como quisiera porque el respeto no tiene nada que ver con eso. No tuve que mimetizarme con mis compañeros para ser una alumna destacada y una de las pocas que se eximió de Física y, a la hora de hacer la práctica, encontrar una de las mejores en una reconocida empresa del rubro, donde me quedé trabajando de manera fija.
En este trabajo nuevamente era la única mujer en terreno (la otra mujer era quien hacía la limpieza) pero ya no me urgía por tonteras. Llegué tan confiada que el encargado de obra me preguntó si no me daba vergüenza estar con más de 300 hombres, 8 horas diarias de lunes a viernes y en terreno más encima. "Vergüenza para robar", le respondí.
En España me pasó algo parecido, pero en una obra de muchísima mayor envergadura, con más de 2000 hombres en terreno. Trabajé en el área de topografía en el AVE (Línea de Alta Velocidad Madrid-Valladolid). Una de las mejores experiencias de mi vida y nuevamente era la única mujer en terreno, de hecho, por ese motivo me presentaron a Esperanza Aguirre (presidenta de la Comunidad de Madrid) cuando fue a conocer la obra.
Volvería feliz, encantada de la vida a trabajar en construcción y en terreno, si no fuera porque amo tanto la psicología.
Retomando, después de esta larga introducción. Son fotos tomadas por mi marido, 100% naturales (libre de operaciones, siliconas o cualquier otra intervención), sin photoshop, sin maquillaje (lo que más me produzco, y cuando lo hago, que es nunca, es eyeliner, brillo labial, un poco de máscara de pestañas y pare’contar).
Entre que no sé maquillarme (no tengo idea cómo algunas mujeres pueden con tanta facilidad maquillarse y quedar como estrellas de cine, incluso yendo arriba del metro. Y aparte que me muero si tengo que sacarme a diario capas de estuco).
Pero bueno, me niego a autocensurarme.
Después de borrar la publicación, la comparto de nuevo porque me siento cómoda en mi cuerpo, esto ya lo he dicho antes. Mi cuerpo es en parte genética y ejercicios. No me restrinjo nada a la hora de comer, soy bien golosa. Me gusta comer rico, tomar champaña, Baileys o una buena copa de vino. Y no voy al gimnasio para mantenerme “rica”, lo hago porque me encanta el deporte, he hecho toda mi vida, desde atletismo (empecé a los 13 años) hasta Kick boxing.
Aparte que tengo todo el derecho a ser vanidosa si quiero. No me voy a acomplejar ahora que ya he parido 3 hijos. Puedo ser exhibicionista si se me da la gana porque además encuentro que me veo la raja.
Me aburre lo "pudoroso", "vergonzoso", "de eso que no se habla" porque cuando de ESO no se habla en rigor es no hablar de NOSOTRAS, LAS MUJERES. Lo que no se nombra no existe. Por eso no se habla de nuestra sexualidad, de nuestra genitalidad, de nuestros deseos.
Yo camino por esta vida con la espalda derecha y la frente en alto. Soy una mujer grande y no permito que esta sociedad de discursos patriarcales, envidiosos y castradores de la sexualidad femenina, la mayoría mensajes culturales que son una CONDENA, intercedan en mis ganas de vivir como realmente quiero. Yo antes que psicóloga, madre o esposa, soy mujer.
Me aburro de ver y leer mujeres con culpa y miedo a ¡SER!
Por otro lado, imagino que esta foto sólo será vista por los amigos que visitan mi muro, no más de 20 ó 30. Como diría mi querido amigo y poeta Martín Alvarenga: “Esa inmensa minoría". Inmensa minoría que tanto aprecio. Los que valoran la información que comparto, de paper científicos, fíjense.
Los que saludan a mis hijas por sus cumpleaños. Los que leen mis arrebatos y comentan.
Quizás esta sea una buena excusa para cambiar la privacidad de mi muro y eliminar a las y los mironcitos con los que no mantengo ningún tipo de contacto y de paso evito que mis fotos sean vistas por personas que no están interesadas en mi vida personal o que simplemente no quieren verlas. Ya saben quienes me conocen, encuentro obsceno ser monedita de oro para agradarle a todo el mundo, porque siempre, digamos lo que digamos, la imagen personal va asociada a ciertos prejuicios sociales, culturales, a veces incluso religiosos.
Me imagino que han escuchado que las rubias son tontas y si son lindas, peor. Prejuicios, nada más que prejuicios. Es como decir, que las feas son más inteligentes. O que para realizar un trabajo serio e importante hay que ser poco femenina. Prejuicios. Estereotipos todos.
Me carga ver mujeres con la autoestima baja, y esto suele empeorar después de ser madres. No hay que tener el feroz cuerpo, ser flaca o la más linda, para nada. Sólo hay que mirarse, reconocerse, cambiar si se quiere cambiar algo y gustarse.
Yo lo tengo claro, sigo siendo tan profesional y sigo siendo tan madre, con fotos con mucha o con poca ropa.
El punto es que soy libre para decidir. De hecho, no publico la foto y texto porque necesite la aprobación de nadie. Todo lo contrario, respeto a todas las personas, pero sus opiniones son sólo eso.

 


 

El día que nació Abril, no cambiaría por nada su parto.


Tal día como hoy, 20 de Febrero 2012, escribí esto:
Sé que me veo horrible. Ojerosa. Cansada. Saliendo de un Apocalipsis zombie. Pero claramente en ese momento me importaba cero mi aspecto. Era la mujer más feliz del mundo porque mi tercera guagua ya estaba con nosotros, linda, sanita, maravillosa, a pesar de que casi nace arriba del auto.
Al igual que mis otros dos hijos, nació cuando quiso, cuando ella estuvo lista. A las 37 semanas con 6 días.
Cuando íbamos en la carretera, camino a la Clínica en Madrid, tenía contracciones cada vez más seguidas. Mi única forma de calmar el dolor era dando golpes en la ventana. Pobre Cristián, no sabía si la ventana resistiría mis embistes, pero no dijo nada en ese momento, ya después me contó que estaba asustado por si se rompía. Según yo, no era tan fuerte.
Es verdad eso que dicen que golpear cosas a veces hace bien. Desahoga y desestresa.
Pero ese día descubrí que era verdad lo que siempre intuí, que este hombre tiene alma de monje budista. Desde siempre le he dicho que es “operado de lo nervios”, algo que Mía heredó (a veces los envidio). Nunca pierde la calma ni las formas. En los peores momentos siempre se mantiene entero y da confianza.
Le agradezco mucho a mi amor su paciencia, siempre he pensado que la paciencia hacia quienes queremos es una forma suprema de amor.
Volviendo a las contracciones, sabía que faltaba poco para que Abril naciera. Cada vez eran más seguidas y sin esperarlo se rompió la bolsa y de forma inmediata mi hija sacó la cabeza (no llevábamos ni 2 minutos en la carretera desde que salimos de la casa).
Le dije a Cristián: “No sigamos, volvamos al pueblo. Vamos al Centro de Salud” (un servicio de atención básica, sin sala de partos. Donde sólo hay atención básica, como los SAPU en Chile). Bajarme del auto y caminar esos pocos metros hasta la recepción, hizo que Abril asomara un poco más. YA TENÍA TODA LA CABEZA AFUERA y algo más de su cuerpo. En cosa de segundos mi hija había nacido, no alcanzaron ni siquiera a ponerme en la camilla.
Después del alumbramiento nos estaban esperando los Servicios de Emergencia para trasladarnos al hospital más cercano de Madrid (del centro de salud llamaron a emergencias porque era la primera vez que ocurría algo así en el pueblo. Abril era como una Rock Star y todos querían una foto con ella).
Acá un par de fotos que sacó el equipo que la recibió y el de la ambulancia justo antes de irnos al Hospital Infanta Sofía. Lugar donde estuvimos sólo un par de horas porque mi hija y yo estábamos de maravilla, pero había que seguir el protocolo.
De mis tres partos, sin duda éste ha sido el más rápido y adrenalínico y, de verdad, que no lo cambiaría por nada (desde mi primera contracción a tener a mi hija en mis brazos sólo pasaron 2 horas). Mis otros dos partos también fueron naturales y sin anestesia, pero ni de cerca así de rápidos.



 
 

Ayer, 17 de Febrero, cumpliste 10 años mi niña maravilla.


 Ayer, 17 de Febrero, cumpliste 10 años mi niña maravilla.

Sin duda eres la sal de la familia y todo el que te conoce se enamora de ti. Por esos ojazos que se comen el mundo, la vida.
Eres brillante en todo. Lista, rápida, curiosa, siempre dispuesta a aprender. Tienes un corazón de oro.
Tus hermanos me hicieron madre y tú, como siempre dices, madre experta.
Queridísima Abril de las Mercedes y todos Los Santos, haces que nuestra vida sea infinitamente más entretenida y mucho mejor.
Como siempre te decimos: te amamos infinitas veces infinito.

 

 





domingo, 6 de febrero de 2022

Machismo en el deporte y en los medios

A mí, la verdad, no me interesa convencer a nadie de que existe machismo en muchos ámbitos de la vida y que el deporte no está exento (las mujeres nunca han ganado lo mismo, para empezar). Así como nadie me convencerá de que las mujeres nos quejamos por gusto. El machismo existe y las mujeres lo vivimos a diario, unas más, otras menos, pero todas lo hemos sufrido alguna vez, aunque algunos hombres no lo vean. Y ojo, que quede claro que yo nunca he creído que las mujeres somos "seres de luz" o vírgenes sin pecado concebido, sólo por ser mujeres. No somos jarrones de porcelana china frágil a proteger y que no miente, que no hace daño. Quienes me conocen saben que no ando con un discurso victimista por la vida, pero la realidad demuestra que falta mucho para que las mujeres estemos en igualdad de condiciones. Tengo dos hijas mujeres y esto me preocupa, no sólo por ellas, sino que por todas. También tengo un hijo varón, pero afortunadamente él tiene muy claro todo este tema desde muy chico.
La violencia patriarcal es también contra los propios hombres para convertirlos en indiferentes e incapaces de empatizar. Comienza rompiéndolos a ellos de niños. Por eso es tan tan importante no permitir que los hijos varones sean enculturados en la misoginia, la agresividad y los valores masculinos machistas. Hay que alejarlos de los espacios dominados por el desprecio hacia la mujer. Hay que educarlos en ser capaces de identificarse con mujeres. Hay que enseñarles el cuidado, la ternura y el respeto hacia ellos mismos y los demás. Yo sé que no podemos cargar con toda la responsabilidad, la sociedad es omnipresente, pero desde luego no podemos delegar su educación ética y feminista en la sociedad.
Toda esta reflexión viene de que ayer compartí la portada de un periódico de tirada nacional, es decir, uno de los periódicos más reconocidos y vendidos de deportes, donde dice clarito que Nadal se convierte en el tenista con más Grand Slams ganados en la historia. No hay dobles lecturas, queda claro que las mujeres no cuentan para ellos, y es por esos periódicos (tan famosos) y los telediarios que se pasan por el forro a las mujeres que compartí la publicación.
No entiendo por qué puede molestar mi publicación, no demerita a Nadal, sólo saca a la luz a mujeres que lograron algo tan asombroso bastante antes que Nadal, pero eso no le quita mérito a él.
Y, como anécdota, recordemos que no es la primera vez que hay polémica machista en el tenis (ya que estamos justo con este deporte). Hace algunos años Djokovic dijo que las mujeres tenistas deberían arrodillarse y dar las gracias por Federer y Nadal. Si eso no es machismo, no sé qué es.


 

                                                                               




martes, 1 de febrero de 2022

Perversos narcisistas. Manipuladores


A veces las víctimas necesitan toda una vida para poder verbalizar y compartir con otras personas el abuso recibido. Hablar, denunciar, es la única forma que existe de sanar y de comenzar a quebrar este sistema tan machista, injusto y perverso presente en tantos ámbitos.
Recuerdo el día en que vi el video de Gabby Petito y su novio, Brian Laundrie, la policía los detuvo en una carretera de Utah, porque varias personas llamaron denunciando que él estaba golpeándola en la calle.
Lo primero que me llamó la atención fue verla llorar sin parar durante toda la grabación. Estaba angustiada, le costaba hablar, pero aún así dejó claro que la culpable era ella. Afirmó haber iniciado la pelea y dijo que sufría de ansiedad.
Después de escuchar sus versiones los oficiales decidieron dejarlos ir sin presentar cargos contra Gabby, sí, contra ella, ya que la consideraban la agresora y a él la víctima (mi primer WTF) siempre y cuando pasaran la noche separados. Ella se quedó en la furgoneta en la que viajaban y él en un hotel. Claro, quién se iba a imaginar que a una joven de 22 años cuya vida y relación tan perfectas, documentadas paso a paso en su maravillosa cuenta de instagram, le pasaría algo malo.
Bueno, la imagen perfecta de la pareja recorriendo Estados Unidos estaba muy lejos de la realidad. Él se presentaba como un amante de los animales, de la naturaleza, artista y novio perfecto. Una mosca muerta, así que nada de raro que a ella la vieran como a "la loca histérica" y a él como "al tipo relajado y buena onda".
Queda claro que la policía no tenía idea de que la mayoría de las mujeres maltratadas se autoinculpan y mienten para proteger a sus agresores. Esa actitud, aunque crean que es sorpresiva, es más recurrente de los que se cree, porque las víctimas confunden la manipulación emocional con amor.
Al parecer tampoco tenían idea de que así actúan los narcisistas y más si son perversos narcisistas, como en este caso. Son seres con nula empatía y sólo buscan satisfacer sus propias necesidades. Con ese tipo de personalidad lo habitual es que tengan seducido a todo el entorno. Son manipuladores, capaces de poner hasta a la propia familia en contra de sus víctimas y su destrucción puede ser muy lenta y muy muy sibilina. Cuando sus víctimas se dan cuenta de que algo anda mal, ya están aisladas, sin dinero, muchas veces con hijos, sin ninguna red social y psicológicamente hechas un estropajo.
Son psicópatas, sádicos que se alimentan de menospreciar, humillar y chantajear. Desgastan a tal punto al otro que pierde el hilo, puede llegar un momento en que terminan llorando en una esquina como un animal acorralado sólo por hacer un simple comentario y el narciso no ha tenido que ponerle ni un dedo encima. Porque así son. El chantajista emocional es un manipulador que consigue dominar al otro a través de la culpa, haciendo sentir al otro que es mala persona, que no sabe amar bien, etc., y de ese modo lentamente la pareja comienza a estar atrapado en las redes de estas personas siempre insatisfechas e insaciables.
Por otro lado, me llamó mucho la atención algo que es también bastante habitual hoy en día, la sensación de que cada vez los relatos en redes sociales sobre las vidas son más épicos pero las vidas en sí mismas son menos significativas (personas que están más interesadas en lo que piensan de ellas unos desconocidos de Instagram que de su propio bienestar). Lo que se cuenta y muestra (cada vez más maravilloso y grandioso) se distancia mucho de lo que realmente se vive.
Todo esto genera situaciones conflictivas que repercuten en la salud mental. El ser humano es bastante adaptativo. Pero llevar una vida fingiendo que todo es una maravilla y que la realidad sea una vida de mierda, no es nada fácil de mantener en el tiempo. A la larga pasa la cuenta.
Siguiendo con la historia, dos semanas después de la parada policial, la familia de Gabby perdió todo contacto con ella. De hecho, se cree que los últimos mensajes no son suyos, sino que Laundrie se hizo pasar por ella.
Luego de perdido su rastro, pasan dos semanas más y Laundrie vuelve solo a su casa (la pareja andaba recorriendo y documentando en Instagram su viaje en una furgoneta equipada por Estados Unidos, "vida en furgoneta", le llamaban a su aventura).
La familia de Gabby denunció su desaparición y acusaba a Brian de ser el responsable y de negarse a decir dónde se encontraba la joven, pero la policía aclaró que NO lo consideraba sospechoso. Durante semanas él siguió libre sin dar respuestas de su paradero, hasta que un día desapareció. En ese momento la policía y el FBI comenzaron a buscarlo, pero ojo, no había sido acusado ni nombrado sospechoso (WTF).
Unos días después encontraron a Gabby muerta, la habían estrangulado.
Yo me quedé en esta parte de la historia, hasta hoy que me enteré que después de un mes de desaparecido lo encontraron muerto. Se había pegado un tiro en la cabeza.
A mí lo que me da una rabia terrible es ver cómo el machismo y las relaciones de poder ubican a las mujeres en una posición de vulnerabilidad en comparación con los hombres y para colmo hay que pedir disculpas y hacer aclaraciones cada vez que exponemos la vulnerabilidad de las mujeres porque siempre aparece una crítica, una descalificación (feminazis, putas, zorras, brujas, marimachas, locas histéricas).
La policía no sólo la amenazó con levantar cargos en su contra por considerarla la agresora, teniendo testigos que vieron cómo él la golpeaba, sino que no les importó el drama humano. La vieron angustiada, en el video se aprecia que no está bien y ni así empatizaron con ella, pero sí empatizaron con un psicópata. Al despedirse de él lo hacen chocando puños (WTF).
Desde niñas nos enseñan a no llamar mucho la atención. Es peligroso.
Es ser una creída. Es ser una cursi. Es ser una levantada de raja. Una prepotente. Una marimacho. Una bruja. Una histérica. Una sabionda. Una mandona. Una caprichosa. Una gritona. Y si eres demasiado segura no te va a querer ningún niño. Si te enojas no te van a tomar en serio. Si reclamas te tomarán por loca y acabarás sola o como la vieja de los gatos.
A nadie le gustan las niñas que no son damas.
Las últimas marchas de las mujeres del 8 de marzo dieron bastante que hablar, en varios países se quejaban de que las mujeres se habían portado muy mal, “destrozaron la ciudad”, decían.
Yo pensé en ese momento, prefiero ver mujeres unidas destruyendo la ciudad por defender sus vidas que los hombres por el marcador del fútbol.
(Ya sé, ya sé, notallmen)