lunes, 13 de enero de 2025

Gisèle Pelicot. Sumisión química o que la vergüenza cambie de bando.

Veo las noticias de Chile y lo primero que sale es el caso del famoso futbolista chileno acusado de drogar y violar a dos mujeres con un día de diferencia y que ayer salió de la cárcel. Seguirá con arresto domiciliario nocturno lo que dure la investigación. Por ahora se ve feliz disfrutando de los mejores restaurantes y de la compañía de su ex mujer.

Mientras tanto, las víctimas son insultadas y acusadas de mentir. Una se vio obligada a cambiarse de casa y hasta de ciudad por las amenazas de muerte de los fanáticos del “ídolo nacional”.

Lo que se sabe de este caso es que él las contacta en sus redes sociales, las invita a salir, luego se van juntos y ambas despiertan desnudas sin recordar nada, con heridas y signos de haber sido abusadas.

Al día siguiente, él les habla por mensaje de texto, admite que fue él quien las desnudó; ellas quieren saber si usó preservativo, y como no lo hizo, consiguen la pastilla del día después.

Él pregunta: “¿Todo bien entonces por lo de ayer? ¿Nada forzado? ¿O sientes que te obligué?“, sus palabras textuales.

Todo lo anterior es de conocimiento público .

Retomando.

Siguiente noticia, su ex esposa dejando entrever que son denuncias falsas porque el padre de sus hijos, a quien ella hace unos meses acusó públicamente de maltratarla física, psicológica y económicamente (aparte de ser infiel los 20 años de matrimonio): “no tiene necesidad de drogar a nadie para tener sexo”.

Es escuchar eso y recordar que hace dos semanas sentenciaron a 20 años de prisión al francés Dominique Pelicot, el supuesto «buen padre, abuelo y esposo», que estuvo drogando a su esposa para violarla y ofreciéndola a través de un foro en internet para que otros hombres la violen de la misma forma y así grabar los abusos durante 10 años.

Este juicio ha puesto por primera vez de manifiesto la realidad de la sumisión química (algo mucho más común de lo que se piensa). Se encontraron más de 20.000 videos y fotos de su esposa siendo violada por él y otros, mientras yacía inconsciente. La policía dijo que fueron casi cien los violadores, pero no han podido identificarlos a todos.

Todos estos hombres, apreciados miembros en su comunidad, de entre 25 y 75 años, amorosos padres y abuelos, maridos devotos, probos trabajadores, íntegros ciudadanos.

Todos ellos,"intachables", según su entorno. Nadie podía imaginar que estuvieran dispuestos a violar a una anciana inconsciente o que tuvieran “la necesidad” de drogar por sexo.

Pero ahí está la sentencia, una mujer de 72 años que sufrió cientos de violaciones en 10 años y que su cuerpo acumula los efectos de casi 700 dosis de drogas para ser violada, según el fiscal.

Veinte años de prisión para su marido, máxima pena posible en Francia. Y los otros 51 hombres (los que pudieron ser identificados), todos sentenciados culpables.

51 tipos normales y no enfermos, de todas las edades, de diferentes clases y trabajos. 51 tipos de los que ni uno paró y mucho menos denunció. 51 tipos con esposas, hermanas o madres diciendo que eran hombres excepcionales.

Muchos son consumidores de pornografía infantil. Uno que imitó la conducta de Pelicot y drogó a su esposa para abusarla decenas de veces, otro que sostuvo que pensaba que Gisèle estaba muerta pero aún así la violó, otro que preguntó: “¿y si el marido me da el consentimiento qué voy a hacer?" u otro que la agredió sin condón siendo portador de SIDA.

Y están los que no pudieron ser identificados en las imágenes pero que ellos hoy en su fuero interno, ante la sentencia, saben que tendrían que estar ahí. Violadores que aún campan a sus anchas en las calles.

Por tanto, hay una gran brecha entre el que parece ser un padre perfecto, un marido perfecto y el que lo sea de verdad.

La propia hija de Pelicot se pregunta si le hizo lo mismo que a su madre, ya que la policía encontró una carpeta con fotos de ella desnuda.

Pero no sólo de la hija, de sus dos nueras y los nietos también, porque la investigación apunta a que también fueron drogados y abusados.

El nivel de perversión de este caso es horroroso. Para empezar porque a Dominique, jubilado de 72 años, lo descubrieron tras detenerle grabando bajo las faldas a mujeres en un centro comercial.

Pero, ¿qué hubiese pasado si el vigilante del supermercado no hubiese visto y detenido a Dominique? ¿Qué hubiese pasado si, después de dejarlo en libertad, uno de los policías no hubiese pedido un registro de la casa?

O, ¿qué hubiese pasado si no hubiesen existido registros e imágenes de Gisèle siendo violada y drogada?

Seguramente Gisèle seguiría siendo drogada y violada, habría hombres dispuestos a seguir haciéndolo y quién sabe si al haber ella descubierto la perversión de su marido y lo denunciara dirían que se lo estaba inventando, que era una denuncia falsa o que simplemente consintió la relación.

PD: las fechas no coinciden, porque justo cuando compartí el Post, comenzó la emergencia en Los Angeles y estuve varios días sin luz y sin internet.


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