miércoles, 24 de junio de 2020

No puedo respetar a quien empatiza con violadores, con asesinos.

Yo soy una defensora de la libertad de expresión pero, ¿qué se puede hacer con personas que justifican y hasta defienden el asesinato de miles de personas? ¿Que se pasan por el forro los Derechos Humanos? ¿Se hace oídos sordos? ¿Aplica esto también para amigos?
Hasta hace poco estaba convencida que sólo basta con respetar las opiniones aunque sean contrarias, pero ya no estoy tan segura. A ver, no me molesta que se discrepe. Sigo creyendo que no se puede estar de acuerdo en todo y que el debate aporta.
De hecho, hay temas que cuestioné, algunos los corregí, cambié de opinión y perspectiva. Pero no puedo respetar a quien basa su opinión en el fascismo y el desprecio por los Derechos Humanos. En países como Alemania defender el nazismo es delito y por mucho que uno crea en la libre expresión debe estar prohibido, porque no se puede permitir depredar la dignidad, los derechos y la vida de otros con tanta alegría.
Es que ya no son diferencias políticas, son diferencias de valores, de ética. Y yo no puedo respetar a quien empatiza con violadores, con asesinos. No puedo respetar a los malvados.



lunes, 22 de junio de 2020

Con él supe lo que era el amor incondicional, un amor que nunca pensé que existía.

A las 2:28 de la tarde de un 21 junio, día de Solsticio, como hoy, nació mi hijo Ignacio, más lindo que el sol. Olía delicioso y era lo más lindo que había visto en mi vida. De verdad que era precioso. Con él supe lo que era el amor incondicional, un amor que nunca pensé que existía.

Puerta del Sol. Madrid. 21 Junio 2018






No hay palabras para decir cuánto te amo. Como ocurre con los amores que merecen la pena, diste la vuelta a mi mundo. Desde el momento que supe que te gestaba dejó de parecerme importante lo que hasta entonces me parecía prioritario.

¡Feliz cumpleaños, mi vida! No hay palabras para decir cuánto te amo. Como ocurre con los amores que merecen la pena, diste la vuelta a mi mundo. Desde el momento que supe que te gestaba dejó de parecerme importante lo que hasta entonces me parecía prioritario.
Te amo infinitas veces infinito, hijo de mi corazón ❤️


 En Toledo. España. 21 junio 2018




viernes, 19 de junio de 2020

Con los besos de mi hijo la vida siempre, siempre, siempre me trajo risas y felicidad.

Melancoleando me encontré con esta foto. Es que un 18 de junio, un día como hoy, estaba a sólo 3 días de tener a mi hijo Ignacio en mis brazos. Lo gesté y lo parí sola. Por esos días (y después también) yo lo estaba pasando pésimo. Obviamente la foto no lo dice, pero así era. Muchas mentiras salían a la luz. Quien por aquel entonces aún era mi pareja no era quien decía ser. Y muchas mentiras se hacían verdades.
Con los besos de mi hijo la vida siempre, siempre, siempre me trajo risas y felicidad, aunque hubo momentos en que me moría en el infierno, pero nunca dudé en seguir.
Sé que eso ya es sólo parte del pasado, y no tengo problemas en recordarlo. Hoy estoy tan feliz y orgullosa de mi hijo Ignacio. Mi hijo. Sólo mío por tantos años, hasta que llegó su padre Cristián González ❤️



Nunca serán suficientes besos.

¡Qué tiempos aquellos! Parece que fue hace mucho, pero realmente siento que fue hace muy poco. Qué lindo recordar esos abrazos, esos besos con mi hijo Ignacio. Nunca serán suficientes besos. Nunca.





jueves, 11 de junio de 2020

Ellas ni lo saben ni lo valoran ahora, pero serán su mejor apoyo en la vida.

Me encanta la relación que tienen mis hijas. Su amor e incondicionalidad es recíproco. Son mejores amigas, confidentes, y máximas defensoras la una de la otra.
Mia (10 años) adora a su hermana pequeña, la llama "bebé" desde que nació y de eso ya van 8 años. Tiene una paciencia infinita con ella, porque Abril es de las que agota a un santo. Habla hasta por los codos. Cuando no está, la casa queda con un silencio atronador.
Abril hasta en sueños cuenta con el amor y generosidad de su hermana. El otro día despertó llorando porque tuvo una pesadilla horrible. Un hombre viejo (un rey chino o algo así, me dijo) se quería casar con ella y ella le respondió que no, que era una niña pequeña y que jamás aceptaría eso. El cuento es que ella no se podía negar porque era un hombre poderoso, de no sé qué reino, cosas de su desbordante imaginación que alimenta con tanto libro que lee y películas que mira.
Entonces, apareció Mia y le dijo que escapara, que ella le ayudaría a hacerlo y luego ocuparía su lugar. Abril despertó angustiada. Llorando me decía que cómo podría dejar a su hermana en semejante situación. Pero que ella tampoco quería casarse con ese vejestorio asqueroso. Bueno, después de varios arrumacos y besuqueos se calmó. También hablamos de la obediencia y de que no siempre es bueno ser tan obediente. Que a mí me encanta que ellas cuestionen y que no acepten todo a pies juntillas sólo porque una "supuesta autoridad" lo mande. Que me siento orgullosa de la manera que tienen de decir sin vergüenza lo que quieren y a quién quieren. Pero bueh, eso ya es para otro post.
Pero lo que a mí también me encanta es verlas crecer tan unidas, queriéndose tanto. Ellas ni lo saben ni lo valoran ahora, pero serán su mejor apoyo en la vida.
























Culpa en la crianza

¿Por qué cuando se habla de maternidad y crianza, casi en automático aparece la culpa, el deber, la buena y la mala madre? ¿Por qué se arman bandos entre mujeres? Hay algo que genera culpas, angustias, rabia. En especial ocurre con las madres que no amamantaron, no colecharon, o debieron volver a trabajar sin querer hacerlo dejando a sus hijos en guarderías.
Las que en algún momento de su vida piensan que no consiguieron la maternidad "IDEAL" se sienten atacadas. Sienten que deben defenderse, pero ¿por qué defenderse? ¿Por qué no decir simplemente: “Ok. Genial. Tú pudiste quedarte con tu hijo. Hiciste lo que creíste mejor para tu hijo y para ti y me alegro por eso aunque yo no haya podido o querido hacerlo”?
Supongo que será la culpa que cada una, llegado el momento, tendrá que valorar.
La realidad de todas las madres es distinta. Algunas renuncian al trabajo para quedarse con sus hijos. Pero no es sólo renunciar a un trabajo, hay bastante más detrás. No es tan simple. Otras no pueden dejar de trabajar porque simplemente no comerían ellas ni sus hijos. Entonces, alegrémonos por las madres e hijos que se han librado de la inercia de este sistema defectuoso, y que han dado un pasito más para que todas las demás también puedan hacerlo, porque el éxito de una diada madre/hijo es un éxito para las madres que vendrán.
¡Ojo! Esa maternidad tan especial, tan idealizada es un espejismo que no permite ver la realidad de la maternidad. Por lo que yo he visto, hay muchas mujeres a las que la maternidad les duele y lo callan porque la maternidad ideal es siempre perfecta y color de rosa.
Esto no es una competencia de quién lo hace mejor o peor, pero sólo para dejar de idealizar, existen mujeres que han parido vertical (parto completamente natural sin intervenciones de ningún tipo), están 24/7 en casa, amamantado por más de 2 años, colechado y aún así han generado apegos inseguros con sus hijos. El apego (Teoría del apego: Seguro, Evitativo, Ambivalente y Desorganizado) es un tema mucho más complejo que sólo dar teta o andar con la guagua en brazos. Cada maternidad es distinta, no existe un método perfecto así como tampoco existe la madre perfecta.