jueves, 17 de enero de 2019

Nos han educado para aguantar impertinencias, abusos de confianza y opiniones ofensivas con una sonrisa.



Nos han educado para aguantar impertinencias, abusos de confianza y opiniones ofensivas con una sonrisa. Nos han educado para no darnos cuenta de cuando están manipulándonos o minusvalorándonos. A tolerar para evitar el conflicto. Pero es que sonreir no es la solución. Tolerar no es la solución. No hay que sonreír si ofenden. Si algo ofende hay que decirlo. Hay que defenderse. Hay que enfadarse si es necesario. Poner límites. Hay que aprender a poner límites a las personas que nos causan mal. Aunque sean tan cercanas como amigos, pareja o familiares.
Estamos obligados, por amor propio, a liberarnos de las relaciones tóxicas. No es ser egoísta, es cuidar de uno mismo. En las relaciones tóxicas se pierde el respeto, crece la angustia y la impotencia. Por eso, hay que ser selectos al elegir las relaciones y rodearse solo de las personas que aportan.
No es tan difícil, sólo hay que aprender a reaccionar para poder parar esos abusos.







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