domingo, 1 de enero de 2017

Nuevo año 2017.




Y se acaba este año, queda menos de media hora para que comience el 2017. El 2016 aprendí a vivir sin mi hijo. Pero ¿saben? no hay dolor en esta historia, no hay sufrimiento. Aprendí a echarlo de menos y a estar bien. Ya hace muchos años, cuando era un niño, me tocó estar sin él. Ni se imaginan el coraje que necesité para hacerlo. Cuando se fue a vivir solo a Madrid le dije: "Ignacio. Desde que naciste no sé lo que es estar lejos de ti". "yo puedo estar contigo siempre, aunque no esté contigo, estoy contigo siempre".
En general el 2016 ha sido un buen año para mí y mi familia, pero espero con ansias el 2017. Este nuevo año que ya está por comenzar trae aires nuevos, cambios que me tienen muy feliz y entusiasmada. Sé que el cambio de año no es más que un cambio de folio. Muchos dicen que no ven la diferencia, es como "el día de la marmota" sólo que con un número más. No hay gran cambio, seguirán la misma rutina, le mirarán la cara al mismo jefe odioso de todos los días, se levantarán en el mismo lugar y harán lo mismo que llevan haciendo por años. La vida es así, perdemos algunas cosas, ganamos otras. Pero podemos permitirnos un cambio, ese cambio debe ser interno. Recordemos que más del 50 % de lo que nos pasa es nuestra responsabilidad. Y tendremos 365 días llenos de oportunidades para cambiar lo que queramos en nuestras vidas. Pero bueno, es sólo una idea, cada uno decide y es responsable de lo que hace con su vida.
Adiós al viejo año, me he sentido querida y arropada. Mi amor y gratitud a quienes me han acompañado. Gracias a los que lo han hecho posible. Felicidad y abrazos apretaos para mis amigos de facebook. Se les quiere. Disfruten de la vida, la risa, los amigos y el amor.
Mi deseo para terminar este año es que nos humanicemos de verdad, que nos respetemos todos, basta de matar y abusar de mujeres. Que seamos más generosos con los que necesitan una mano, Y mi deseo diario es que cuidemos a nuestros niños. Es nuestra responsabilidad como adultos aprender a amar y cuidar a los niños como ellos realmente necesitan. De ello depende que la capacidad intacta de amar con la que nacen se despliegue o se pervierta.
¡Feliz nuevo año!









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