
El famoso futbolista chileno acusado de drogar y violar a dos mujeres sigue libre campando a sus anchas.
A pesar de la gravedad del caso, gran parte de la sociedad sigue poniendo el foco en lo anecdótico, si la víctima “se rió”, “si estaba borracha”, “se fue con él porque quiso”, “quiere plata porque él es millonario”.
Se pasan por donde quieren las pruebas que consideran que el acusado dejó constancia de haber agredido, previamente, a otra mujer inconsciente. La primera mujer en denunciarlo.
Las pericias médicas de rigor en el Servicio Médico Legal confirmaron que al menos las dos mujeres tienen tres tipos de lesiones similares en el cuerpo. Y ninguna recuerda el momento en que las desnudó. Lo que implicaría un patrón.
¿Eso no significa nada? ¿Ni tampoco el enviarle cientos de mensajes a su ex mientras mantenía relaciones sexuales con una mujer inconsciente?
Ni siquiera sirven las lesiones porque lo único que quieren, es señalar a las víctimas y victimizar al acusado.
Porque para rematarla, se pone en tela de juicio si se denuncia.
Así es como un juicio por violación se convierte en un juicio por denuncia falsa y se juzga a la víctima en vez de al presunto agresor.
Porque lo que se pretende es culpabilizar a la víctima, sembrar dudas sobre su condición moral.
Sus costumbres, su conducta, son factores tan irrelevantes aquí como en cualquier otro crimen.
Tener relaciones sexuales con mujeres que fueron drogadas (las pericias también avalan este hecho) no pueden decidir o consentir. En el momento que alguien no está en condiciones de elegir es un delito. Es violación.
Violar a una prostituta, a una mujer promiscua, a una borracha, a una drogadicta, a una mendiga, no es ni más ni menos grave que violar a una monja de misa diaria o a la propia esposa dentro del matrimonio, porque todas las violaciones son uno y el mismo delito.
Este caso me recuerda al de Dani Alves, otro futbolista famoso que se fue a la cárcel por violar a una joven de 23 años. ¡Qué casualidad! Hombres de más de 40 años abusando de mujeres que por edad podrían ser sus hijas. El futbolista chileno fue acusado por una joven sólo 2 años mayor que su hija.
Cuando se supo la noticia de que Alves había violado a una joven en una disco en Barcelona, decían ¿pero cómo?, él es de los que no se meten en problemas, simpático y buen amigo. Y además, futbolista famoso, que puede tener a cualquiera, ¿no? No le hace falta violar.
Al principio dijo que no la conocía de nada. Luego, cuando vio las pruebas en las que se les ve hablando, dice que habló con ella un rato y ya. Pero cuando le enseñan que hay pruebas de la violación, por el informe médico y por estar 15 minutos dentro del baño, dice que fue sexo consentido.
Pero es muy buen chico, ¿no? Y es famoso y guapo, y tiene dinero, y está casado y tiene hijos. Igualito que el futbolista chileno.
Si no fuera porque había tantas pruebas, nadie le creería a la víctima. Aún habiéndolas hay quien tampoco le creyó.
Pero es que claro, es un buen chico. Como lo eran los de la manada, ¿no?
Donde hay hasta un guardia civil involucrado.
Afortunadamente, la gente que la vio, no dudó ni un segundo de que había sido agredida.
Y se fueron con ella, a protegerla y a ayudarla. Y había pruebas. Y testificaron. Y le creyeron.
Dani Alves se fue derechito a la cárcel en España.
En Chile, desde luego, la justicia tendrá la última palabra pero lo que no deja de sorprenderme de todo esto es la idea que prevalece de "es que hay que ver qué hacía ella con él”, “fueron juntos a un bar y luego se fueron juntos a su casa”.
Qué tendrá que ver una cosa con otra.
¿Eso quiere decir que si sufre una violación y la denuncia su agresor será absuelto? ¿Significa que lo habrá merecido por acompañarlo?
¡Y aunque hubiera ido de buena gana a cualquier sitio! Nadie es culpable o está mal por haber salido de fiesta, ser alegre o confiar.
Luego, que el otro drogue y viole es un delito gravísimo. No hay más.
Quien está mal es quien abusa. Y el que debería saber que los cuerpos ajenos no se tocan sin permiso es él.
Vivimos en un mundo donde denunciar una violación se convierte en otra violación peor.
Porque las llaman putas aunque no lo digan. Cuestionan su ropa, sus gustos, sus horarios.
Cuestionan sus cuerpos. Sus reacciones. Sus hábitos. Sus vidas.
Lo que deberían cuestionar es la clase de hombres de mierda (los que lo sean. Notallmen) que está criando esta sociedad. De esos que drogan y violan sin remordimientos. De esos 30 hombres que agarran una chica de 16 años y se la pasan entre todos como si fuera una botella de cerveza hasta que ya no queda nada.
Una chica de 16 añitos (una de mis hijas tiene 15). La encontraron deambulando, como ida, desorientada y sangrando.
Dijo que la drogaron porque no podía moverse, que se reían de ella y que pensó que iba a morir.
30 hombres la violaban de a dos y algunos repetían.
Dijo que el alma duele más que la vejiga destrozada y es más difícil de sanar.
Dijo que se baña todo el día.
Que siente culpa aunque no sabe bien de qué. Y que sueña que le sale basura de los ojos y la boca.
Dijo que no sabe si quiere cumplir diecisiete.
Dijo que para qué.
PD: edité para aclarar el horroroso último caso.