jueves, 13 de abril de 2023

Ni el Dalái Lama era tan bueno como decían ni la Sor Teresa de Calcuta tan Santa como la pintaban





Hace algunos años escribí que ni el Dalái Lama era tan bueno como decían ni la Sor Teresa de Calcuta tan Santa como la pintaban. De inmediato saltaron varias reacciones airadas y ofendidas en mi muro.
Respondí que el Premio Nobel de la Paz es un encubridor de pederastas.
Tan cómplice de abusos infantiles como los líderes de otras religiones, incluidos por supuesto los católicos.
Y que la madre Teresa (también ganadora de un premio Nobel de La Paz) quien abrió muchos hogares de acogida para atender a los enfermos y a los moribundos. Los "más pobres entre los pobres", como le gustaba llamarlos a ella.
Implantó en sus hogares una "cultura del sufrimiento". Sus centros no eran más que “casas de la muerte", de tal manera que los enfermos terminales sólo recibían aspirinas y los niños eran atados a las camas, esto dicho por los médicos que trabajaron en ellos.
"Hay algo hermoso en ver a los pobres aceptar su suerte, sufren como la Pasión de Cristo. El mundo gana mucho de su sufrimiento", decía ella tan contenta.
Pero resulta que la monjita volaba en primera clase a una clínica privada en California cuando lo necesitaba y se internó en un hospital muy moderno de EEUU cuando requirió cuidados paliativos.
Yo siempre he dicho que a mis hijos nunca los dejaría a solas con un cura, monje, whatever (se sobrentiende que tampoco con un adulto que no sea de mi absoluta confianza).
Yo no les compro a los gurús, gurusas ni a ningún tipo de chanta.
Traigo esto a colación por el vídeo que se hizo público este fin de semana del Dalái Lama. ¿Ven que no andaba tan perdida?
Pero aún así hay gente adulta sorprendida y que no da crédito ante la idea de que su “líder espiritual” cometa abuso.
¿Qué más pruebas necesitan? millones de niños en el mundo abusados por líderes religiosos y aún así no cambian el asombro por la rabia.
No, claro que no. La infancia está tan desprotegida que puede ser abusada con prensa y cámaras presentes y aplausos y risas que lo celebran.
Y ya mejor ni hablamos de Gandhi que se acostaba con niñas para así "vencer" los deseos sexuales.

 


 

La mayoría de los agresores se valen de su autoridad

 


Después de hacerse público el vídeo donde el Dalai Lama obliga a un menor a que lo bese en la boca y que después le chupe la lengua, el “líder religioso” se ha disculpado diciendo que estaba “jugando con el niño y que era un chiste”. 


La verdad, viendo el vídeo, más que una chiste, pareciera como si los casi 90 años que le alumbran le hubiesen impedido distinguir si estaba en público o en privado al abusar del niño.


No existe justificación para abusar de un menor, tampoco es gracioso bajo ninguna cultura ni religión.
Basta de creer que cualquier “autoridad” representada en sotanas, túnicas o cualquier otro símbolo asegura santidad. La mayoría de los agresores se valen de su autoridad y/o confianza en el entorno familiar para perpetrar sus abusos.


Los monasterios de cualquier religión es muy probable que sean antros de abuso sexual.
Niños entregados a adultos desconocidos, sin ningún tipo de protección, en total indefensión.
Así como las familias han sido a lo largo de los siglos el principal lugar de abuso sexual, más aún esos sitios donde el supuesto celibato ha escondido durante siglos el abuso como conducta sexual predominante.


El menor se ve incómodo todo el tiempo. La situación es asquerosa. Abuso sexual a gritos. Frente a la presencia de una multitud cómplice que aplaude y sonríe.