Hace algunos años escribí que ni el Dalái Lama era tan bueno como decían ni la Sor Teresa de Calcuta tan Santa como la pintaban. De inmediato saltaron varias reacciones airadas y ofendidas en mi muro.
Respondí que el Premio Nobel de la Paz es un encubridor de pederastas.
Tan cómplice de abusos infantiles como los líderes de otras religiones, incluidos por supuesto los católicos.
Y que la madre Teresa (también ganadora de un premio Nobel de La Paz) quien abrió muchos hogares de acogida para atender a los enfermos y a los moribundos. Los "más pobres entre los pobres", como le gustaba llamarlos a ella.
Implantó en sus hogares una "cultura del sufrimiento". Sus centros no eran más que “casas de la muerte", de tal manera que los enfermos terminales sólo recibían aspirinas y los niños eran atados a las camas, esto dicho por los médicos que trabajaron en ellos.
"Hay algo hermoso en ver a los pobres aceptar su suerte, sufren como la Pasión de Cristo. El mundo gana mucho de su sufrimiento", decía ella tan contenta.
Pero resulta que la monjita volaba en primera clase a una clínica privada en California cuando lo necesitaba y se internó en un hospital muy moderno de EEUU cuando requirió cuidados paliativos.
Yo siempre he dicho que a mis hijos nunca los dejaría a solas con un cura, monje, whatever (se sobrentiende que tampoco con un adulto que no sea de mi absoluta confianza).
Yo no les compro a los gurús, gurusas ni a ningún tipo de chanta.
Traigo esto a colación por el vídeo que se hizo público este fin de semana del Dalái Lama. ¿Ven que no andaba tan perdida?
Pero aún así hay gente adulta sorprendida y que no da crédito ante la idea de que su “líder espiritual” cometa abuso.
¿Qué más pruebas necesitan? millones de niños en el mundo abusados por líderes religiosos y aún así no cambian el asombro por la rabia.
No, claro que no. La infancia está tan desprotegida que puede ser abusada con prensa y cámaras presentes y aplausos y risas que lo celebran.
Y ya mejor ni hablamos de Gandhi que se acostaba con niñas para así "vencer" los deseos sexuales.