Mía, mi hija de 13 años, tiene una amiga y cada mañana cuando llega a la entrada del colegio, corre hacia ella a abrazarla.
Hoy le dije a mi hija: tener a alguien que te reciba así, cada mañana hace que empieces el día con un golpe de energía extra, ¿verdad?
El amor es más las pequeñas cosas que grandes cosas.
Eso de “daría mi vida por ti” que tanto hemos leído y oído nunca suele pasar. Aparte que la gran mayoría no necesitaremos que alguien dé su vida por nosotras, lo que sí necesitamos es saber si quieren vivir su vida con nosotras.
Las personas generamos seguridad, autoestima y asertividad, a través del amor, del cariño, de la comprensión y de la compasión.
Así, sólo así, las personas vamos construyéndonos sobre cimientos fuertes y sanos, sintiendo que somos capaces y válidos, que merecemos cosas buenas y que aquello que nos daña no es para nosotros.
Saberse querido es bueno para el alma.
Hacer saber a quienes queremos eso mismo, que les queremos, debería ser parte de nuestra rutina, como saludar al llegar a un lugar.
Hoy comencé mi día con gratitud por esa niña y otras como ella en nuestras vidas.
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