viernes, 13 de noviembre de 2020

Puedo comprender el desamparo emocional

 

 


 Algo que escribí hace 7 años y Facebook me lo recuerda.

No creo ser una afortunada por la infancia que viví, pero producto de todo lo que fui, de todo lo vivido, hoy puedo mirar, escuchar y entender a muchas personas.
Puedo comprender el desamparo emocional y soy capaz de ponerme en el cerebro y corazón del otro porque he vivido el desamparo emocional en carne propia.
Lo que más difícil se torna algunas veces, es mostrarnos tal cual somos, ser libres de mentiras, de autoengaños. El trabajo terapéutico consiste en eso, en iluminar lo que nos asusta, lo oculto, lo no dicho. Hablar para re-narrar la propia historia.
Es bonito.
Difícil.
Intenso.
Se necesita confianza.
Y valentía.
Y me hace muy feliz poder ayudar y ver que cada vez hay más personas (especialmente mujeres) valientes. 



Cuidadito con los narcisistas, egocéntricos


 


Cuidadito con los narcisistas, egocéntricos y seres perversos que tanto pululan por ahí.
Son esas personas que primero te atacan. Te tratan mal.
Tú vas y te defiendes, porque tienes todo el derecho a hacerlo.
Entonces, se hacen los ofendidos. Te culpan y castigan por defenderte. Típica técnica utilizada para negar su acción y evadir su responsabilidad.
Ojo con ellos porque están en todas las áreas (trabajo, familia, etc.) y buscan anular al otro.

 

 

 

 

 

Harta de ver autoengaños



A ver, yo sé que puedo ser brutalmente honesta, y sé que es algo que no siempre gusta. No soy tibia ni indiferente al dar mi opinión. También sé que está lleno de gente que lleva el amén y dice que todo está bien, aunque no lo esté. Yo no, yo digo lo que realmente pienso a la gente que me importa, a la que le interesa mi opinión y con la que trabajo. Pero es que estoy harta de ver autoengaños. Harta de ver cómo se mantienen dinámicas de dominación-sumisión en la que al esclavo lo único que se le ocurre para salir del pozo es quejarse menos y aguantar más para no molestar. Eso también es abuso. Callarse cuando a uno lo agreden, verbalmente o de modo disimulado, también es violencia. Contener el ser verdadero que uno es para gastar esa energía proyectando el personaje que más gusta al público, afecta a toda la vida, que ya no es de uno sino del patrón que se eligió. Hay que aprender de una vez lo necesario que es el autocuidado en esta vida.
Yo no me callo para caer mejor porque no me importa caer mejor. Vivo de ser independiente de criterio y deslenguada. No soporto la infantilización de los adultos. Uno debe hacerse cargo de su vida y de sus errores. Los abusos se disfrazan de muchas maneras. No me interesa que me quieran más por ser sumisa, complaciente o hipócrita. De hecho, ese es el secreto de que me sienta tan bien y duerma tan tranquila, decir lo que otros no pueden decir. Y eso es porque conozco el precio de la libertad, también me tocó pagarlo.