sábado, 6 de enero de 2018

No crean si alguien les dice que no pasa nada por dejar llorar a sus hijos solos en sus camas. Sí pasa y mucho.





Son tan inseparables que no quieren dormir en camas separadas. Mis tres hijos han dormido conmigo los primeros años, al principio toda la noche y luego de a poco se han ido a sus camas. A eso de los tres años ya han dormido solos toda la noche en sus habitaciones, afortunadamente los tres han tenido un muy buen dormir ... duermen como troncos. Pero siempre han tenido claro que si se despiertan en mitad de la noche son bienvenidos en mi cama: Yo soy feliz de recibirlos (ahora sólo a mis hijas de 8 y 5 años, mi hijo mayor ya es un adulto).

Me ha encantado dormir con mis hijos siempre, y mientras más chicos, mejor. Tenerlos pegaditos es una delicia, son tan suaves, tan calentitos, huelen tan rico, aparte que los que saben del tema aseguran que dormir con los hijos son puros beneficios para ellos, y bueno, para las madres que dimos pecho a libre demanda es algo impagable, al menos para mí, yo sacaba la pechuga y seguía durmiendo.

Es ultra sabido que la leche materna es el mejor alimento para los hijos, para su cerebro, para su sistema inmune, favorece un apego seguro y bla, bla, bla. Yo sabía todo esto cuando decidí darles pecho y fue el motivo principal por el que lo hice, pero sinceramente, para mí que soy una floja a la que le gusta dormir a pata suelta toda la noche ni loca se me hubiese pasado por la cabeza levantarme de madrugada a preparar mamaderas. Medir cacitos de leche en polvo, calentar agua, esterilizar mamaderas, chupetes y demás y luego tener que medir la temperatura de la leche para dársela. No. Me muero. Ya con sólo imaginarme levantándome no sé cuántas veces por la noche me da un patatús.

Así que en mi caso colechar y dar teta ha sido cómodo y nunca una molestia. Mi hijo mayor se fue a dormir solo y muy rara vez volvió a mi cama, la última vez que lo hizo fue como a los 7 años; la del medio, lo mismo, tiene 8 y es muy raro que lo haga y cuando lo hace es porque su hermana la despierta (Abril se atraviesa en la cama, pero aún así no quieren separarse). Pero con Abril no hay caso, siempre, de guagua ha preferido dormir sola, de hecho, tenía pocos meses y se daba media vuelta después de tomar pecho y me hacía a un lado. Tiene cinco años y es la que menos ha dormido conmigo. Pero las veces que ha tenido fiebre o la han vacunado o ha estado enferma siempre, siempre, siempre, se ha dormido en mi pecho y ha dormido en mi cama toda la noche.

El mejor antídoto que conozco para la ansiedad y para las penas es tenerlos bien pegados a mí, el cuerpo humano es muy sabio, la seguridad que da la cercanía de alguien que te quiere hace que se comience a segregar oxitocina (la hormona del amor, le llaman) a raudales haciendo que todo mejore. Por eso cuando las guaguas se separan de sus padres lo pasan tan mal, sucede todo lo contrario, se segrega adrenalina, cortisol, lo mismo que se segrega en situaciones de estrés, de ansiedad.

Todavía me quedan noches de colecho con mis hijas y las seguiré disfrutando, pero sé que pasará igual que con mi hijo, dejó de dormir conmigo cuando él lo quiso. No hubo traumas, ni famosos "complejos de Edipo". Nunca hice caso a las ideas del inconsciente colectivo que lucha para destruir la crianza mamífera con la que vienen programados nuestros hijos al nacer. No creen en respetar sus derechos y necesidades biológicas naturales.

Llega el día en que los hijos solos dejan de pedir, cuando ya no necesitan más, sin embargo, les queda grabado el infinito cariño de estar incondicionalmente, de dejarlos volar cuando estuvieron preparados. Crecen y vuelan independientes porque antes pudieron tener la dependencia saludable que propició ese vuelo que de otra manera no tiene lugar. La independencia es un hito evolutivo que todos los niños sanos reclaman, no es algo a lo que se les obliga (eso es negligencia).

No crean si alguien les dice que no pasa nada por dejar llorar a sus hijos solos en sus camas. Sí pasa y mucho.






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