viernes, 6 de octubre de 2017

Obediencia a la autoridad.

Los experimentos de Milgram son un excelente ejemplo para comprender por qué alguien pudiendo elegir entre respetar órdenes abusivas o respetar los derechos fundamentales de las personas como la dignidad, la libertad de expresión y al no ser agredido, elige la obediencia ciega y violentar a otro ser humano.

Todo comienza en la infancia, si enseñamos a los niños
 la importancia del pensamiento crítico, a que aprendan a cuestionar y a no obedecer ciegamente, difícilmente abusarán de los más débiles. 

A veces, las órdenes no deben cumplirse. A veces, lo legal, no es lo justo.

Ninguna agresión tiene justificación.

NADA justifica la violencia. NADA.









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