lunes, 23 de octubre de 2017

Animalistas extremos y su indiferencia por los mamíferos humanos.

Vaya, leo que un grupo de animalistas el jueves entró nuevamente a una sede de la Universidad de Chile a hacer destrozos. La primera vez liberó a unos roedores que murieron al poco tiempo de frío y por los ataques de los perros. Los activistas los dejaron libres a su suerte en la naturaleza y los ratones no resistieron la vida en libertad. A veces las buenas intenciones que no miden consecuencias no son más que lamentables negligencias. 
Algunos "defensores" de los animales disfrutan espectáculos de los delfines y se sacan fotos besándolos, "son tan alegres", dicen. Pero la verdad es que esos animales de alegres no tienen nada, sufren estrés crónico por vivir en cautiverio y el interactuar con las personas es un factor estresante adicional. A los delfines en cautiverio les dan antidepresivos diariamente, creo que no falta añadir nada más. Lo mismo pasa con los elefantes que se usan para entretención turística, hay animalistas que se sacan fotos arriba de ellos en muestra de su infinito amor. Parecen ignorar que es tanta la gente que se sube a sacarse fotos y a pasear que les terminan cortando las orejas ya que se suben agarrándose de ellas. 

En fin. 

Leo la nota que dejaron los animalistas en la universidad: "Nuestras hermanas nunca aceptaron estar en cautiverio" y pienso: "Nuestras hermanas. Nuestras hermanas" ...¡Pero si son unas lauchas!
Este hecho me recuerda los dos casos del año pasado cuando mataron dos animales para salvar vidas humanas. Los animalistas estaban indignados. Cuestionaban la decisión, porque para ellos la vida de un animal valía más que la de una persona ¿En serio? Un niño de 3 años se había caído a la jaula de los gorilas y ellos hubiesen preferido que lo dejaran morir. Es incomprensible tanta indiferencia a nuestra especie. 
También me recuerda a quienes militan por la liberación de los caballos que se usan para tirar carros, mientras al lado de esos caballos hay niños de 5-6 años revolviendo la basura para llenar esos carros. Publican fotos donde están los niños y los caballos juntos y dicen: ¡No a la explotación animal! Que está muy bien, pero el recorte que eligen hacer de la realidad es inaudito.

OK. Me parece fantástico que exista preocupación por los animales. Soy anti taurina. Mientras viví en España no acudí jamás a una corrida porque me da mucha pena ver cómo sufre un animal (cualquiera). Nunca he llevado a ninguno de mis tres hijos al circo ni al Zoológico. Tampoco iría a un matadero a ver cómo los matan.
Pero Ojo, no podemos perder de vista que los humanos somos nosotros y que a quienes debemos proteger, y muy especialmente, es a los niños.

Respeto mucho a la gente que no desea niños en sus vidas, sin embargo nunca estaré de acuerdo que un perrito, por muy "cute" que sea, es lo mismo que un cachorro humano.
La ridiculez humana llega a situaciones risibles, ahora se viste a los perros, hay tiendas especializadas de ropa y, dicen los "entendidos", que es un mercado emergente. Hay restaurantes, escuelas, hoteles, les hacen fiestas de cumpleaños y matrimonios, para que se monte luego a la perrita de al lado, pero antes, obviamente, "papá y mamá" lo llevaron de shopping para elegirle la mejor prenda. Cada vez se "humaniza" más a los animales, mientras a vista y paciencia de todos crece la cantidad de niños vulnerados.
Sólo como ejemplo, es sabido que en el SENAME hay redes de prostitución, hay niños abusados, niños que mueren y no hay explicaciones, eso sí es grave.

Respeto la vida animal pero jamás podría anteponerla a la de un niño.
Lo que quiero decir con esto es que hay muchísimas cosas que están muy mal y que merecen toda nuestra indignación. No se trata de prohibir nada, pero los animales no pueden tener más derechos que una persona.
Me gustan los animales, creo que hay que cuidarlos y que tienen derechos (que nosotros, los humanos, les otorgamos) pero ese activismo, esa manera de gestionar la indignación, me deja perpleja. El fetichismo por los animales me parece algo complejo. Es más, hay expertos que dicen que humanizar animales es maltrato animal. No son seres humanos y sus necesidades son muy distintas a las nuestras. 

Habiendo tantos niños que no tienen para comer, que huyen, que mueren en todos los lugares del mundo, pero aún así hay gente a la que le cuesta menos empatizar y sensibilizarse con animales que con seres humanos. 

Vivimos en una sociedad que de los últimos que se ocupa es de los niños, de hecho, como caso anecdótico, los llamados a marchas por los perros resultan ser un éxito y por los niños ni siquiera se hacen. Ahora está de moda prohibir niños en matrimonios, en aviones, en hoteles y en restaurantes, pero en cambio, los perros tienen cada vez más sitios "friendly". Hay hasta películas para que los "consentidos" de la casa vayan a disfrutar al cine ¿WTF?
¿Qué mierda pasa? ¿Por qué tanto odio a los seres humanos? Crecí teniendo perros y otros animales, mi hijo también, y con todo el cariño que les tengo, no hay comparación entre tener un niño con tener un perro o un gato.

Tener animales es lindo y la relación que se establece es bonita. Pero no es comparable a una relación con un ser humano. En serio. Es tan raro que la gente lo dude. Se vuelcan tanto en los animales que se olvidan del respeto a los seres humanos.


En Chile con mi hijo Ignacio (7 años) y Lula.







viernes, 6 de octubre de 2017

Obediencia a la autoridad.

Los experimentos de Milgram son un excelente ejemplo para comprender por qué alguien pudiendo elegir entre respetar órdenes abusivas o respetar los derechos fundamentales de las personas como la dignidad, la libertad de expresión y al no ser agredido, elige la obediencia ciega y violentar a otro ser humano.

Todo comienza en la infancia, si enseñamos a los niños
 la importancia del pensamiento crítico, a que aprendan a cuestionar y a no obedecer ciegamente, difícilmente abusarán de los más débiles. 

A veces, las órdenes no deben cumplirse. A veces, lo legal, no es lo justo.

Ninguna agresión tiene justificación.

NADA justifica la violencia. NADA.