Hay que tener cuidado con esos gurús que dan consejos basados en experiencias personales o de corte religioso. Por ejemplo una historia terrible y real: -"Tienes que perdonar a tus padres para vivir en paz". -"¿Pero cómo si mi papá me violó durante años y mi madre lo sabía?. Me decía que era mi culpa a pesar de que yo era una niña." Historias terribles de este tipo existen, y muchas. Padres maltratadores, madres que usan a sus hijos para conseguir dinero, padres que abandonan hijas y después de 38 años quieren que les manden plata. Hay que ser muy care´raja, cansa que te crean cajero automático por vivir en Europa.
Perdonar es un proceso donde es necesario elaborar antes el conflicto. Ojalá fuera tan fácil como girar una perilla y seguir adelante. No, dando la espalda a las emociones no se arregla nada. Los portazos emocionales generan más angustia, se guarda la rabia y crece el resentimiento. Claro que perdonar es bueno siempre que se desee perdonar y que la otra persona merezca el perdón. Si no, no es sano. Hacerse el tonto no es la solución, "el borrón y cuenta nueva", "el pasado pisado" ,"hay que dar vuelta la página" sin elaborar lo que ocurrió es engañarse, pero hay que saber que el inconsciente no se engaña y, tarde o temprano el trauma aparecerá nuevamente.
El verdadero perdón no es por obligación, no es sano si sientes que te estás traicionando. Comienzas a reprimir y esa represión acumulada se vuelve contra uno mismo creando malestares de todo tipo, los somáticos los más comunes.
Es liberador y sano no permitir abusos y poner límites. Si logramos comprender que estamos en todo nuestro derecho a poner distancia entre esas personas y nosotros no sentiremos odio ni deseos de venganza. De hecho, quizás sintamos compasión por esa persona que después de abandonar familia e hijas sin remordimientos, lleve una vida tan miserable que quiera hacernos cargo de su desdicha.
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