A las mujeres agredidas les cuesta ser conscientes que viven en una relación tóxica, defienden a sus maltratadores y se autoinculpan. Las lesiones psicológicas suelen ser más graves que las físicas.
Y flaco favor hace esta sociedad (empezando por la familia) que siempre se las arregla para encontrar la manera de culpar a las víctimas.
Por eso es tan necesario el encuentro "terapéutico" con una amiga, amigo, pareja, terapeuta, con quien quieran. No podemos decir a otra mujer, o a cualquier otra persona, cuándo está siendo libre o cuándo no. Sólo uno mismo puede ejercer la propia libertad. Lo que podemos hacer es acompañar, escuchar, dar información, decir que el buen amor cura, repara, no hace daño.
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