Los hijos necesitan a sus padres para que los guíen. La obligación de los padres es educar, enseñar valores, hábitos, a descubrir y regular las emociones; pero con el ejemplo, no predicando. Los hijos aprenden lo que realmente hacen los padres, no lo que dicen que hacen. Prohibirle fumar a un adolescente mientras el adulto lleva un cigarrillo en la boca no funciona.
Los valores, los hábitos, los límites se aprenden desde la infancia, lo que no puede hacer un padre o madre ausente es venir a intentar instalarlos a un adolescente y esperar resultados.
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