lunes, 9 de septiembre de 2019

Mi hijo se fue a vivir solo...



Agarré mi computador, mi esquina, mi rincón y me entregué a escribir. Después decidí que era mejor hacerlo en papel, con mi puño y letra. Hoy escribí una carta para ti.
Hijo mío, mi Ignacio amado, mi primer pollito maravilloso de mi corazón que te amo con tooodo lo que la vida me permite. Te gesté en solitario y te parí en solitario. Tenía 20 años cuando fui tu mamá. Estuvimos solos los primeros años... rodeados de gente, pero la realidad era que sólo nos teníamos el uno al otro.
Éramos fuertes, estábamos juntos. No me separaba de ti nunca, dormía de ti agarrada, te abrazaba siempre, trabajé a tu lado. Fueron años difíciles, algo nos sombreaba y tomé decisiones por nuestro bienestar. Tantas veces lloré, tantas veces dudé, es que las mamás a veces cometemos errores. He fallado mil y una vez y me da lo mismo porque soy una mujer común y corriente criando de la única manera que pude y puedo. Nunca te he mentido. Siempre he sido honesta. Soy la mujer que soy con todo mi pasado y mi presente y lo sabes, ya estás grande. Cuando fallo, pido perdón. No temo fallar ni pedir perdón porque todos fallamos.
Así es la vida.
Ya estás grande y yo soy feliz que vueles libre. Ya dejaste de ser mi pequeño enamorado, mi pollo chico manducón, regalón, mamón, rico. Aunque sigues igual de regalón.
Desde siempre tan sensible, siempre mirándome, acompañándome y haciéndome saber que me amabas a cada rato... Me cuidabas y yo te decía "deja de cuidarme que me cuido sola". Eras un niño sensible, tierno, cariñoso... A veces duro... Los dos sabíamos por qué.
Ahora ya eres un hombre, grande. ¡Eres un bacán! Cuidas a tus hermanas y ellas agradecen todo tu amor. Somos tan pocos en nuestra familia que a ellas les hace bien tu amor.
Me siento orgullosa de ser tu mamá y ya sabes ... Sigue tu deseo, vuela libre, sé tú... No hay otro camino. A veces seguir el propio deseo implica que es el camino más largo. Estoy feliz que salgas a la vida, a conocerla, que te vayas a otro país a estudiar, que recorras más calles, que veas los paisajes de la vida, que puedas auto alimentarte de todo ello. Tienes la fuerza y el mundo en tu mano.
Agradezco que me digan "todo va a estar bien", "les hace muy bien" pero eso ya lo sé y no me preocupa para nada. Estoy feliz por ti, te ayudo a abrir tus alas para que vueles más amplio y libre. Hoy simplemente siento que mi alma queda con el pulso suave y lento. Mi hijo amado, te vas por primera vez de la casa y suspiro por no estar contigo cada día, por no poder mirarte, tocarte y escucharte reír. Pero no sufro. Estoy feliz por ti. Me gusta que nos extrañemos sabiendo que somos felices estando separados.


Te AMO mi Ignacio y me siento segura de nuestro amor porque estoy segura que sientes y sabes cuánto te amo y que tú me amas.


¡Te quiero libre y feliz siempre!


Buen viaje mi Ignacio.


(No me reta por subirlo a Facebook. Lo adoro y sabe que me siento orgullosa de él. Enteromino, sensible, tierno)

Facebook me recordó hoy este post que escribí hace 4 años.