Creció, se acabó su niñez y ¡sorpresa! no se convirtió en un mamón dependiente pegado a mis faldas que necesitara dormir conmigo, más bien todo lo contrario, es un ser humano libre e indpendiente.
Hoy estudia Ingeniería en Sonido, va a clases, tiene polola, amigos, va a conciertos, cocina (otra sorpresa, come de todo), lava su ropa. Organiza su tiempo y dinero y todo lo hace solo.
Bueno, y ya la chochería máxima que hoy nos tiene muy orgullosos como padres, es que le darán una Beca Erasmus (podrá continuar sus estudios en cualquier país europeo que elija con todo pagado), pero antes se irá de intercambio a Holanda.
Sintiéndolo mucho por los agoreros (mención especial a mi "haterlover"), "consentir" al niño me funcionó de maravilla. Tener un hijo al que se le puede criar rebosante de amor, libre y sin las presiones de los opinólogos, es lo mejor de la maternidad.
"Lo mimas demasiado". "Nunca dejará la teta". "Nunca dormirá solo", decían. Lo estás malcriando...
Lo que olvidaron decir es que los hijos siempre crecen.
Ah. Y que todo pasa. La infancia no dura eternamente. La infancia no es más que un suspiro en la vida de nuestros hijos.
Eso no hay que olvidarlo.