sábado, 26 de julio de 2014

El círculo de la violencia

Porque yo lo viví es que entiendo tan bien el desamparo y maltrato infantil.

Tenemos una sociedad construida sobre la base de una infancia maltratada y después nos cuestionamos por qué estamos cómo estamos.

Los golpes no solucionan nada, sino que crean un problema más grave.

Cuando se toca el tema siempre sale un adulto dañado a defender los maltratos argumentando: "A mí me pegaban y hoy soy una mujer o un hombre de bien" (cosa que nadie podría asegurar).

Y si realmente son hombres o mujeres de bien, seguro que no fue por los golpes que recibieron de sus padres, sino que a pesar de ellos.

Tampoco falta el que opina que deberíamos ser más violentos con la infancia y así evitaríamos la delincuencia.

Con ese tipo de comentarios, no damos un paso sino que retrocedemos diez.

Pero lo más común es decir que hay tanta delincuencia, que tenemos una generación de vagos y malcriados porque lo padres no han tenido mano dura. Siendo que la historia nos muestra como la mano dura lo que finalmente genera es agresividad, violencia y muerte.

La violencia no evita la delincuencia, la provoca.

Respetar y criar amorosamente no significa que los niños deban crecer sin límites, pero es imposible intentar imponérselos a un adolescente al que nunca se le ha hecho caso y esperar buenos resultados.

Hay que romper el círculo de la violencia y para hacerlo no hay que golpear, gritar, humillar nunca a los hijos. NUNCA.